Secciones
Negocios

Ministro Boccardo apuesta por gradualidad para destrabar sala cuna universal: “Hay buena disposición para alcanzar un acuerdo”

En conversación con EL DÍNAMO, Giorgio Boccardo comentó los alcances de los proyectos clave en la recta final del Gobierno del presidente Boric.

En conversación con EL DÍNAMO, el ministro del Trabajo, Giorgio Boccardo, comentó los alcances de dos proyectos clave en la recta final del Gobierno del presidente de la República Gabriel Boric en materia laboral. Se trata de las iniciativas de ley de sala cuna universal y del subsidio único al trabajo.

Con el primero, esperan lograr un acuerdo con los senadores de la oposición, que han manifestado sus reparos con que el sistema sea universal (para hombres y mujeres) y poder avanzar en su votación en particular. Sobre todo en el contexto de la entrega de las últimas cifras de desempleo femenino, que lo sitúan en tasas históricas sobre 10%.

De acuerdo con la cartera, se espera beneficiar alrededor de 70 mil padres y madres año a año, y actualmente la DIPRES se encuentra trabajando en una actualización del informe financiero.

En cuanto al proyecto de subsidio único al trabajo, la expectativa es que, de ser aprobado y en pleno régimen, genere hasta 680 mil vínculos laborales nuevos, considerando que para acceder al beneficio el trabajador no podrá tener una antigüedad mayor a tres meses.

¿Cómo califica el momento actual del mercado laboral?

– Lo primero que quiero enfatizar es que este Gobierno ha tenido una preocupación por el empleo a lo largo de todo nuestro período. Nos tocó asumir en plena pandemia, con un retroceso significativo del mercado laboral, sobre todo de mujeres. Los dos primeros años de gestión estuvieron marcados por el IFE.

Además, nos ha tocado enfrentar coyunturas como incendios, inundaciones o el cierre de empresas como Huachipato, y se ha desplegado una respuesta de subsidios laborales que han buscado proteger los puestos de trabajo. A nivel global, son más de 3.500 relaciones laborales que se protegieron, que en un contexto macro pueden parecer pocas, pero en las comunas donde esto se produce fueron medidas bien efectivas.

– Se ha hablado de una crisis laboral ¿Lo comparte?

– A propósito del debate en que pareciera que al Gobierno no le preocuparan las cifras o que sería un observador, estamos desplegando medidas importantes. Una, la sala cuna universal, que busca, justamente, reducir el costo laboral que tienen las mujeres jóvenes, donde está el foco en materia de desocupación laboral. El objetivo es evitar que los costos laborales, ya sea de contratación o salariales, recaigan en las mujeres. Y, por otro lado, está proyecto de subsidios laborales, que busca una reforma integral al sistema, a propósito de que el mercado laboral chileno ha cambiado de manera estructural.

¿Qué aspectos destaca del mercado laboral?

– Nos encontramos ante tasas históricamente bajas de informalidad. Y segundo, que hay dos grupos que han tendido a tener menor participación en el mercado, que son los jóvenes y los mayores de 55 años. Esos segmentos requieren políticas de nuevo tipo, como estos dos proyectos que estamos impulsando. Más allá de que, obviamente, son cifras que nos preocupan, que nos han mantenido ocupados y que han significado el despliegue de distintas baterías de proyectos de ley.

Diversos sectores atribuyen un costo a la reforma de las 40 horas en materia laboral ¿lo comparte?

– Primero, hay un contexto de crecimiento y de productividad en Chile que es estructural; eso ha sido transversal a diversos gobiernos. Está la coyuntura internacional y también un factor estacional, pero más allá hay que ver cómo se construyó el acuerdo de las 40 horas. Todos los que concurrieron, que incluía a la CPC y otras cámaras de comercio, lo valoraron de muy buena manera. Plantearon que la gradualidad de cinco años y las medidas de adaptabilidad laboral para distintos sectores productivos, iban a ser la clave para que el mercado laboral no se viera afectado por efectos negativos.

Esos elementos se incorporaron, fueron ampliamente valorados, el proyecto fue aprobado por amplia mayoría, entonces a veces sorprende un poco que con los actores con que se llega a acuerdos, y que se incorporan varios de los elementos que se plantearon, después aparezcan con críticas a las reformas a las que concurrieron.

¿Era un costo inevitable?

– Es legítimo, es una opinión que están planteando, pero al menos nosotros, en este momento, hemos descartado que haya un efecto en el empleo de la reducción de la jornada (…). Es muy temprano para evaluar ese aspecto. Si retrotraemos la discusión tres meses, tuvimos 12 meses de desocupación a la baja, y ahí la reducción de jornada no fue un tema.

La larga espera del proyecto de sala cuna universal

¿Cómo se explica que el proyecto de sala cuna lleve siete años de discusión política?

Si uno va al fondo de los objetivos que busca, difícilmente va a encontrar que alguien esté en contra de esos objetivos, que son, primero, eliminar la barrera de las 20 mujeres por empresa para que el derecho laboral de sala cuna se lleve adelante. Y, segundo, destrabar los costos asociados a las mujeres, ya que muchas veces eso las penaliza salarialmente. Se suma que el derecho sea para padres y madres, con el objetivo de fomentar la corresponsabilidad. Hoy, al menos lo que nos ha transmitido la oposición, hay buena disposición para alcanzar un acuerdo.

La universalidad ha sido una traba ¿no podría indicarse que apunte solo a las madres, como han pedido algunos sectores?

Para nosotros es relevante avanzar en corresponsabilidad. Distintas organizaciones de mujeres trabajadoras, sindicalistas y empresarias han puesto el foco en que es relevante. Sí creemos que es donde puede haber mayor flexibilidad en la gradualidad, en cómo se implementa este proyecto. En las 40 horas tuvimos una transición y creemos que es más bien en las gradualidades donde podría haber una moderación, quizás, de ese criterio que permitiera alcanzar un acuerdo.

¿Dónde están los otros flancos del proyecto?

Las mayores dudas de los parlamentarios han estado dadas por cómo opera el sistema. Ayer (martes) presentamos algunas cifras. La idea es ahora armar un espacio técnico con los distintos senadores y senadoras para ir reduciendo esas brechas que nos permitan que el proyecto ya empiece a votarse en particular.

Proyecto de subsidios laborales únicos

– ¿Qué persigue el proyecto de subsidios laborales?

– En Chile está vigente un sistema de subsidios laborales con montos muy pequeños y fragmentado. Las personas tienen que recurrir a distintas ventanillas para acceder a estos beneficios y la empresa tampoco toma una decisión de crear un nuevo puesto de trabajo ni favorece la contratación. (…) Esos incentivos hoy día no están funcionando, y lo que estamos proponiendo es una reforma integral al sistema de subsidios laborales.

– ¿Cuáles serán los objetivos concretos?

– Jóvenes, mujeres de todas las edades, personas de entre 55 y 64 años y personas con discapacidad. Se persigue la reducción al mínimo de la burocracia: tanto las empresas como las personas van a solicitar a través de una ventanilla única este subsidio, que permite evaluar si la persona es susceptible al beneficio o no.

¿A qué actores del mercado apunta?

– Este es un proyecto que tiene su foco en PYMES, porque las empresas van a poder postular hasta por 200 personas, con el objetivo de que las grandes empresas no se lleven todo el subsidio. Hay un monto para la empresa, por un máximo de hasta $130.000 por contratación, y un subsidio a las personas, del orden de los $50.000 como máximo.

– ¿Es sostenible en el tiempo?

– Cerca del 60% de los trabajadores demora cerca de tres meses en encontrar un nuevo trabajo, pero tenemos alrededor de un 17-20% que experimenta el desempleo por más de seis meses. Esas personas, por cada mes adicional que no encuentran trabajo, ven disminuir sus probabilidades. Por lo tanto, el subsidio va a enfocarse en personas que tengan un desempleo de mediana o larga duración.

¿Cuántos empleos promovería?

– El sistema actual otorga alrededor de 190.000 millones de pesos en subsidios al año, con un arrastre en el tiempo. Entonces, lo que hoy día proyectamos es que, cuando el nuevo sistema de subsidios esté en pleno funcionamiento, se espera que anualmente se generen entre hasta 680.000 relaciones laborales con subsidios.

¿Tendrá foco en los trabajadores informales?

– Para hacernos una idea, de los 2,4 millones de trabajadores informales que hay en el mercado, cerca de 700.000 son trabajadores que, siendo informales, trabajan en una empresa formal. Entonces, este también es un subsidio que va a ayudar a que muchas relaciones que hoy día son informales, por distintas razones, se formalicen.

El tema del mercado informal sigue siendo un dolor de cabeza.

-Chile, en las últimas décadas, ha mantenido una tasa de informalidad que en algunos casos estaba más cerca del 30%, y en su mejor momento estuvo más cerca de 28%-27%. Por lo tanto, haberlo bajado a 25,8% es una reducción significativa.

Si uno lo analiza en el contexto latinoamericano, Uruguay tiene 28%, Costa Rica, 37%. Después tienes a Argentina, que está en el 50% y en países como que tienen 80% de informalidad. Respecto a las cifras de la OIT, somos el país con la menor informalidad en el contexto latinoamericano. Pero si va a la OCDE, estamos más arriba; aunque incluso los países desarrollados siempre tienen tasas que nunca van a bajar del 10%.

– ¿Qué medidas concretas están tomando?

– La más importante, este sistema de subsidios laborales, que va a ayudar a reducir la informalidad laboral. Se suman nuevas políticas de fiscalización con inteligencia de datos. Y apuntar con foco a los sectores donde sabemos que hay mayor tasa de informalidad.

Es una combinación de fiscalización, por un lado, actos administrativos por otro, en otros casos con proyectos de ley que más bien sean incentivos a la formalización (…). Ahora, evidentemente, no es una cifra que nos tenga conformes y vamos a seguir trabajando.

Notas relacionadas