El debate que generó la reapertura de los jardines infantiles y sala cuna en fase 2

Este jueves el plan de desconfinamiento Paso a Paso tendrá varios cambios, los que entre otras áreas afectarán al funcionamiento de los jardines infantiles y las salas cuna, las que concretarán su reapertura desde la fase 2 de transición.

La medida -que será totalmente voluntaria para cada recinto o sostenedor- llamó la atención, ya que surgió en medio de un incremento en los contagios con coronavirus en prácticamente todo Chile, y meses antes que la educación básica y media busquen retomar sus actividades presenciales a pesar de la crisis sanitaria.

Desde el Gobierno destacaron que durante estos meses se ha trabajado en impulsar un protocolo de cuidado, que asegure que los niños y niñas no estén expuestos a la enfermedad, protegiendo al entorno y facilitando la situación de los padres y apoderados, que necesitan ayuda con el cuidado de sus hijos en estos tiempos.

Algunos expertos matizaron la idea, ya que si bien plantearon que la educación inicial presencial es clave para el desarrollo de los niños menores de 6 años, aún faltan muchos detalles para que todo se desarrolle de forma óptima.

El respaldo del Gobierno

Aunque la reapertura de los jardines fue autorizada por el Ministerio de Salud (Minsal), contó con la guía y el respaldo de otras instituciones gubernamentales como la Subsecretaría de Educación Parvularia, la que destacó los avances en los protocolos.

“Este anuncio es una señal clara de que las comunidades educativas han trabajado muy bien durante este periodo. De hecho, constata que en aquellos establecimientos ubicados en comunas que retrocedieron de fase y que, aun así, pudieron mantenerse en funcionamiento de acuerdo con las directrices del Minsal, no aumentaron los casos ni se produjeron brotes“, expresó la subsecretaria María Jesús Honorato.

La autoridad señaló que durante este tiempo se ha trabajado en “recuperar la confianza” de las comunidades educativas, compuestas por educadoras, asistentes y auxiliares, y también las familias, con las que se definieron estrictas medidas sanitarias para un retorno seguro.

Honorato planteó que el regreso de estos establecimientos desde la fase 2 en adelante será un aporte especialmente en estos momentos, en los que los padres requieren el cuidado de sus hijos para buscar su sustento de diversas formas.

“Sabemos cuánto ha golpeado esta crisis a la economía familiar. Muchas familias de regiones y, particularmente de sectores rurales, tienen un sustento en esta época, a través de los trabajos temporales. Entre las consideraciones del Minsal para autorizar la reapertura en fase 2 se encuentra este punto, ya que hay muchas mamás y papás que su mayor sustento lo tienen en este periodo”, manifestó.

Lo que queda por mejorar

Las autoridades trabajaron en protocolos para el retorno seguro de las actividades presenciales. Foto: Agencia Uno.

A pesar del entusiasmo gubernamental, algunos especialistas mostraron sus dudas respecto a este regreso a las actividades presenciales, apuntando a los contextos de cada establecimiento, la situación sanitaria y los detalles prácticos a la hora de cumplir los estrictos protocolos.

Blanca Palma, académica de Educación Parvularia de la Universidad San Sebastián (USS), señaló a EL DÍNAMO que “desde el proceso de estimulación las actividades presenciales son fundamentales para los niños y niñas, porque se generan las primeras interacciones sociales. La educadora de párvulos se vuelve modelo y sujeto de ética y moral para su conducta, convive con compañeros”.

“Si tenemos que traspasar eso a un contexto pandémico, me complica la recomendación de reapertura. La idea que teníamos es que el retorno presencial no se iba a concretar al menos durante el primer semestre de 2021”, añadió.

La experta señaló que la reapertura de los jardines tiene una serie de “vacíos”, como la entrega de alimentación por el sistema de Junaeb, la admisión de alumnos según su situación social y las dificultades que existirían especialmente en los sectores más vulnerables, donde las condiciones de los padres no son las mismas.

“Si piensas en un jardín de Lo Barnechea que siempre ha atendido por media jornada, se asume que no tiene complicaciones porque tienen cuidadores. Eso no ocurre en sectores más vulnerables, donde los papás trabajan todo el día y tienen muchos problemas para ir a retirar a los niños”, afirmó.

Otra de las dudas que planteó la profesional está vinculada con los aforos. “En un jardín infantil debes tener un aforo máximo de 50 personas, y si hablamos de un jardín menor (sala cuna, niveles medios y de transición) se podría recibir a solo 32 niños de más de 100 y eso es una complicación que afecta directamente a la matrícula”, añadió.

La académica, que debido a su trabajo de práctica con estudiantes en sectores vulnerables conoce diversas realidades de la educación parvularia, planteó que lo ideal sería bajar la cantidad de matrículas para cumplir con los protocolos, utilizar otras dependencias como juntas de vecinos o gimnasios para ampliar la infraestructura, realizar visitas domiciliarias para mantener las actividades y reforzar la entrega de alimentación.

“Las orientaciones que han dado es que el Minsal va a entregar un kit sanitario, pero el tema es que no se sabe por cuánto tiempo se va a dar a las instituciones. Esos espacios en blanco dan dudas. También es complicado que la responsabilidad de la reapertura quede radicada en la directora del jardín”, señaló.

Palma señaló que los cambios se deben desarrollar entendiendo la necesidad de cada jardín y cada familia. Uno de los aspectos claves sería el refuerzo a las ayudas del Estado para los cuidados de los niños más pequeños, con la mantención de las licencias y fueros para los padres y madres.