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La recomendación sin filtro de Daniela Aránguiz: “Que se metan el palo en el…”

La influencer subió a las historias de su cuenta de Instagram unos videos en que aprovechó de mandar un recado a “algunos”.

En medio de lo que parece ser el fin definitivo de su matrimonio con el ex futbolista Jorge Valdivia, la influencer Daniela Aránguiz ha estado en la primera línea informativa, quiera o no quiera.

Por eso sus posteos tienen miles de visitas y lo que escribe o dice sirve para los titulares de los medios o para motivar a sus miles de seguidores.

Luego de que se publicaran unas fotos suyas besándose con el ex chico reality argentino Luis Mateucci, Daniela Aránguiz decidió mandarles un mensaje a las personas que están pendientes de cada cosa que hace… o no hace.

Para ello empleó las historias de su cuenta de Instagram, y aprovechó el momento en que le estaban haciendo un masaje.

Son las 10 de la mañana y yo ya estoy en mi sesión de masaje. Dos veces a la semana“, apuntó la ex del Mago Valdivia inicialmente.

Los palos

Tras detener unos segundos la grabación, la influencer alabó el trabajo de su masajista: “No hay otra que te deje sin celulitis, sin retención de líquido… Más encima te hace esa cuestión con los palos… ¿cómo se llama?“, preguntó.

“Maderoterapia”, le contestó la masajista, a lo que Daniela respondió con picardía: “Tengan cuidado eso sí con los palos, son muy peligrosos“.

En el siguiente video que subió a las historias, Aránguiz fue un paso más allá y no tuvo filtro a la hora de hacer una recomendación a “algunos”.

Les voy a recomendar a varios que se metan el palo… en el rollo“, dijo tras unos segundos de suspenso.

“En el rollo”, reiteró, y añadió “seriedad”, mientras tapaba la sonrisa con parte de su mano.

Cuerpazo

En la misma línea, un par de horas más tarde, Daniela Aránguiz subió otro video en la que se muestra en parte del su entrenamiento.

“Vamos por este cuerpazo para el verano, chiquillas“, manifestó la influencer.

Entusiásmense, que estamos a tiempo“, cerró el video.

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Dicho eso no pretendo evangelizar a nadie. No vengo a dictar cátedra ni a levantar un tótem. Simplemente me animo, en este momento del año tan dado a los balances, a hablar de un disco. No el disco. Mi disco. El que, sin avisar, fue compañía, refugio y espejo. En mi caso, ese viaje personal tuvo nombre propio: Twilight Override, de Jeff Tweedy.

Foto del Columnista Mauricio Jürgensen Mauricio Jürgensen