Secciones
Entretención

VIDEO – Quién es Asskha Sumathra, la primera humorista confirmada para el Festival de Viña 2026

La transformista Asskha Sumathra ganó Coliseo y sacó pasajes para el Festival de Viña 2026. Revisa la rutina con la que conquistó al jurado y al público.

El Festival de Viña del Mar 2026 confirmó a su primera humorista, luego de que la comediante y transformista Asskha Sumathra ganara Coliseo y obtuviera como premio presentarse en la Quinta Vergara.

En una cerrada final, la artista que es interpretada por Oscar Guzmán, se impuso en el programa de Mega ante los otros competidores que llegaron a esta instancia, tales como Juanchy, Sr. Kampos, Claudio Merlín, Nico Pontigo, Lis La Cubanam Andrés Pozo y Cirko Marisko.

Asskha Sumathra, la primera humorista confirmada para el Festival de Viña 2026

Asskha Sumathra presentó una rutina de poco más de 10 minutos, la cual estuvo marcada por un estilo vivencial, donde abordó la comunidad LGBTQ+, oficios, los supermercados, entre otros temas.

Dicha performance logró conquistar al jurado y al público, que en su casa le brindó el apoyo para que se impusiera en la final con el 41,60% de los votos.

“Me siento absolutamente feliz, tengo un revoltijo de sentimientos, pero la alegría y el logro de éxito es lo principal”, sostuvo la ganadora de Coliseo.

Con respecto al importante desafío de debutar en el Festival de Viña 2026, Asskha Sumathra afirmó que “quiero llegar con lo mejor y aún más, así que espérense, porque entraré con todo ese día”.

“Llegar al festival y ser, como tanto rato se ha dicho, la primera transformista que va a estar en ese escenario y que va a marcar un comienzo, es porque el país ya está preparado para todo y podemos aceptar que somos esta gran democracia, este gran país. Gracias a cada uno de ustedes”, destacó la humorista.

Revisa la rutina con la que Asskha Sumathra ganó Coliseo

Notas relacionadas










Del fin de los pitutos a la pitutocracia

Del fin de los pitutos a la pitutocracia

Quizás el problema nunca fue el pituto en sí, sino quién lo ejercía. Porque al final del día, el Estado no se transformó en un espacio más transparente, más justo o más meritocrático. Solo cambió de manos. Y con ello, cambió también el tono: menos pudor, más autoindulgencia y la persistente convicción de que el poder, cuando es propio, siempre está justificado.

Foto del Columnista Bárbara Bayolo Bárbara Bayolo