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La biografía que desnuda el poder en Chile: “Enrique Correa no eligió ser lobista”

El veto político del gobierno de Frei Ruiz-Tagle, basado en rumores sobre su vida privada, obligó la entrada de Enrique Correa Ríos al mundo del poder extrainstitucional. Así lo revelan los periodistas Andrea Insunza y Javier Ortega en la biografía no autorizada que hoy todos comentan y que el propio ex ministro consideró como un buen libro.

La biografía, titulada Enrique Correa, una biografía sobre el poder, no solo retrata la vida de un personaje multifacético —seminarista, democratacristiano, marxista-leninista, dirigente clandestino, ministro estrella de la transición y lobista de grandes empresarios—, sino que también revela cómo el poder ha cambiado de manos en Chile durante las últimas seis décadas.

Los autores, Andrea Insunza y Javier Ortega, directores de la productora periodística Un Día en la Vida, explican que el objetivo inicial del proyecto editorial era explorar el 0,1 % de la élite que toma las decisiones en el país. “Siempre nos ha interesado el poder, y consideramos que en Chile éste es opaco, con mucho pasillo, hay mucho poder extrainstitucional. También nos interesa contar la historia grande a través de la historia más chica”, señala Javier Ortega.

Cuentan los periodistas de la Universidad de Chile que fue durante una conversación con alguien cercano al poder empresarial que surgió la idea de usar a Correa como puerta de entrada a ese mundo.

“Descubrimos que algunos grandes empresarios lo escuchaban con devoción, y ahí dijimos: éste es el libro“, agrega Andrea Insunza.

El trabajo de investigación, que tomó más de 10 años, incluyó una revisión exhaustiva de archivos históricos, desde revistas de la Juventud Demócrata Cristiana de los años 60 hasta una autobiografía del hermano menor de Correa. “El archivo físico fue clave”, destaca Ortega, quien lamenta la pérdida de documentos históricos en instituciones como la Biblioteca Nacional.

Insunza y Ortega son la misma dupla detrás del premiado documental Top Secret: Operación Chile y de los volúmenes Bachelet, la historia no oficial y Los archivos del cardenal. Casos reales.

Repasando el proceso de escritura en un café de Providencia, los autores revelan que uno de los hallazgos más sorprendentes fue que el paso de Correa al mundo privado no fue voluntario. “Nos sorprendió descubrir que Correa no eligió ser lobista”, declaran.

En las páginas del libro, editado por Periodismo UDP y Catalonia, reconstruyen cómo, tras su salida del gobierno de Patricio Aylwin, el ex vocero intentó volver a la política formal, incluso aspirando a ser presidente del Partido Socialista o senador por Ovalle. Sin embargo, para el segundo periodo concertacionista, un veto del freísmo basado en rumores sobre su vida personal cerró esa puerta. “Ese veto lo llevó al mundo del lobby”, explica Insunza.

—¿Cuáles fueron las razones del veto?

Javier Ortega: “Por un lado, le pasan cuentas desde el freísmo por ser ministro de Aylwin. Ambos lados estaban distanciados desde el Camengate (donde Aylwin fue elegido candidato presidencial DC en medio de cuestionamientos por manipulación de actas). Y dentro del Partido Socialista no tenía una real posibilidad porque llega a militar ahí muy tarde, no alcanza a entrar a ningún lote“.

Andrea Insunza: “Además, está el rumor de que tiene una relación de pareja con Andrés Pérez (célebre director teatral), cosa que años después, en una entrevista, le preguntan directamente y él desmiente”.

J.O.: “Dice que solo fueron amigos”.

A.I.: “El hecho es que, efectivamente, con ese veto ve cerradas sus opciones en la política formal”.

—Es llamativo que en sectores de izquierda se dé homofobia, pero un libro sobre un ex GAP dio cuenta de eso (El peor de todos, de Carlos Tromben). ¿Les sorprendió ese hallazgo?

J.O.: “El Juicio de Varsovia (instancia política de los 80 donde Correa es cuestionado por una relación extramatrimonial en sus años de clandestinidad) deja muy en evidencia el conservadurismo de la izquierda. Es súper simbólico que lo quieran sancionar por algo que no tiene nada que ver con su desempeño político, más aún en tiempos de clandestinidad, cuando está corriendo peligro, cuando hay organismos represivos. Que haya gente preocupada de con quién se acuesta un militante es rarísimo”.

A.I.: “La izquierda que representan el Partido Comunista y el Partido Socialista de esa época, y más adelante, como no son cristianos, sí les importa mucho ser cuidadosos con los valores tradicionales. Valores que son conservadores. Entonces, la homofobia es compartida porque buscan cumplir con los valores tradicionales, no romperlos, ya que los rompen políticamente. En el caso de Correa, con el Juicio de Varsovia, se junta esa tradición de la izquierda con el mundo Mapu que viene del catolicismo. Luego, en el veto del freísmo, es más fuerte el conservadurismo más católico. Recordemos que esto se da en una época en que el país todavía era muy conservador: un país que no tenía ley de divorcio, donde se penaba la sodomía, donde había hijos ilegítimos”.

“Había empresarios que se jactaban de que nunca contratarían a Enrique Correa”

El libro también aborda las complejas relaciones de Correa con el mundo empresarial, destacando su cercanía con figuras como Andrónico Luksic padre.

“Cuando a Correa lo vetan, él ya ha recibido una oferta de Andrónico Luksic padre para trabajar con él, pero no quiere ser empleado de una empresa y entonces arma su propia consultora para prestar servicios”, cuenta Ortega.

E Insunza agrega: “Cuando su carrera política llega a su fin, se vuelca a este lugar y se convierte en consejero personal de Luksic padre. Es una persona que le va consultando cosas a lo largo de la relación que tienen, hasta que muere”.

El paso de la primera consultora hasta la creación de Imaginacción, una de las empresas de lobby más influyentes de comienzos de siglo, también es revisado en Enrique Correa: una biografía sobre el poder.

—¿Cómo logra ganar influencia en el mundo empresarial?

J.O.: “Tiene que ver con varias cosas. En el momento en que Correa se privatiza, son empresarios que están en plena expansión, que están corriendo riesgos, por lo tanto, necesitan a alguien ajeno al mundo de los negocios y con cercanía a otros mundos para que les muestre los puntos ciegos. Además, son empresarios que, como Correa, vienen de provincia, que no pertenecen a la élite aristocrática tradicional empresarial. Incluso en su época de oro, había empresarios que se jactaban de que nunca lo contratarían porque no necesitaban un lobista, y eso es lo mismo que decir no necesitamos a Enrique Correa. Lo miraban en menos, lo encontraban muy proleta, muy de abajo”.

A.I.: “Primero, era un ministro muy valorado en el gobierno de Aylwin que estos nuevos empresarios aprenden a apreciar. Después de que lo miran con desdén, se dan cuenta de que tiene valor. Segundo, Correa llega a mundos distintos, tiene muy buena información, pero está muy cerca de los gobiernos de esa época. Y conoce muy bien el aparato del Estado porque él mismo y Boeninger lo diseñaron. Conoce a cientos de funcionarios de segunda y tercera línea que a lo largo de los distintos gobiernos van ocupando cargos. Eso lo hace valioso. Además, los empresarios con los que tiene más sintonía —Luksic, Sahié, Ponce Lerou y Patricio Contesse— tienen en común que vienen de provincia y son desafiantes. También son empresarios que han sido mirados en menos”.

“Las redes políticas de Correa están en retirada”

Otra dimensión que describe la biografía es su rol como nexo entre empresarios y el financiamiento de campañas electorales. Su trabajo abarca desde aspirantes a alcaldes hasta el segundo gobierno de Bachelet, donde aparece como figura clave tras Rodrigo Peñailillo, encargado del regreso de la mandataria desde la ONU.

Ortega explica:
“Correa se convierte en un puente entre el mundo del dinero, que cada vez tiene más poder en Chile, y el mundo de la política. Él conoce ambos mundos. Nos dicen que lo que hace Correa es recomendar a los empresarios con los que tiene llegada a qué candidato de centroizquierda financiar. Estamos hablando de financiamiento legal. Está en todas las partes de la cadena del proceso electoral: se consigue el timbre del partido para el cupo (40 %), el financiamiento (40 %) y la estrategia de campaña (20 %), que incluye estudios, focus groups y consejos. Es un servicio completo y ad honorem”.

—Pero ad honorem solo por el momento, ¿no?

J.O.: “Correa no está en el mundo de la influencia para ganar dinero o tener un cargo. Está ahí porque le gusta el poder. Es un objetivo en sí. Él disfruta del poder, como disfrutaba ser el segundo de Rodrigo Ambrosio, recorriendo el país con los rebeldes del Mapu. Le gusta que lo conozcan desde el militante raso hasta el dirigente de Talcahuano. El poder es la sal de su vida”.

—¿Cuál es su posición actual en el poder? Ustedes plantean que Imaginacción ya no está en su mejor momento y que ha tomado casos como la defensa de acusados por abuso sexual.

J.O.: “Las redes políticas de Correa están en retirada. En la UDI ya no mandan los coroneles como Chadwick o Longueira. En el PS, todos sus compañeros están retirados. Tiene 79 años, va a cumplir 80, y por una cuestión biológica, su influencia política decrece. Para el Frente Amplio, él representa todo lo que querían jubilar: la componenda”.

—¿Trató de acercarse Correa al frenteamplismo?

J.O.: “Siempre trata de tender puentes. El mejor ejemplo es Peñailillo. Bachelet le puso una muralla china para que no entrara a su gobierno. Pero Correa está pendiente de los nuevos liderazgos y vio a este joven militante con proyección. Cuando el gobierno comienza a tener problemas, Bachelet acepta ayuda y se vuelve una alambrada. Así se acerca a Peñailillo”.

A.I.: “Cuando Bachelet vuelve de la ONU, Peñailillo es el encargado de su retorno. Él le pide ayuda a Correa para manejar el intento de judicialización del 27F. Arman una estrategia. Y cuando Peñailillo sale del Interior, Correa lo ayuda a trabajar en Flacso y a estudiar fuera. Es algo que él suele hacer: recoger a los caídos”.

En la biografía también se relata cómo, en distintos momentos, Correa prestó apoyo a figuras cuestionadas como Carlos Cruz (MOP-Gate), Carmen Fernández (ONEMI) y Cristián Precht (abusos sexuales).

—¿Por qué ayuda a personajes políticos en sus peores momentos?

A.I.: “Valora la figura presidencial y las instituciones políticas. Si alguien puede dañar la institucionalidad, trata de que eso no pase. Para él es clave la estabilidad democrática”.

J.O.: “También es una cuestión personal. Ha acogido a personas que no son funcionales a ningún objetivo político. Gente enferma, olvidada, a la que ayuda”.

A.I.: “Especulando, creo que eso viene de su formación católica. Además, lo pasó muy mal en la clandestinidad. Hay una carta donde pide ayuda porque no tiene qué comer. Todo eso lo hace una persona sensible”.

En una reciente entrevista a El Mercurio, Enrique Correa comentó sobre el libro:

Es un buen libro, con un buen trabajo y con temas de interpretación, como toda biografía no autorizada“. También anunció que trabaja en su propia biografía.

Por ahora, el resultado de una década de investigación —con más de 200 entrevistas— ya está disponible en librerías. Sus primeras páginas fueron publicadas por Revista D.

Este es el enlace para leerlas.

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