En nuestro día a día y con el creciente interés por aprender sobre el mundo de la IA, hay algo que muchas personas aún no comprenden realmente o recién comienza a sonar en sus cabezas, los “prompts”. Una palabra tan técnica y tan remota, pero que hoy está presente en nuestra conversación, en nuestras búsquedas y en la forma en que interactuamos con la tecnología.
¿De qué se trata todo esto? Simple y llanamente, los “prompts” son las instrucciones que damos a la inteligencia artificial para crear un contenido, para solicitar una información, para generar nuevas ideas o para dar sentido a un tema complejo. Es hacer un pedido claro para obtener una solución efectiva, pudiendo expresarlas en texto y, en segundos, recibir una respuesta.
En 2020 se presentó la primera versión de un “prompt”, desde entonces ha sido utilizada por una amplia variedad de usuarios, desde escritores y periodistas hasta profesionales del marketing, médicos e investigadores. El desarrollo llevado a cabo por OpenAI para crear un modelo de lenguaje avanzado, se entrenó con una gran cantidad de datos, que incluían libros, artículos de noticias, páginas web y otras fuentes; con el resultado de lograr una herramienta poderosa para generar acciones en función de las indicaciones por texto del usuario.
Desde mi experiencia, lo que diferencia a los buenos “prompts” de los malos, y por tanto a los resultados que obtenemos, es la claridad y precisión con que los redactamos. Es un principio básico del marketing: si quieres que tu mensaje llegue, tienes que ser claro, específico y ofrecer contexto. La misma lógica de un “brief creativo” se debe aplicar cuando interactuamos con una IA.

Los roles hibrídos
Una de las cosas que más me interesa desde esa perspectiva es cómo los “prompts” están democratizando el acceso a la tecnología avanzada. Ahora, cualquier persona con una conexión puede, mediante preguntas bien formuladas, obtener análisis económicos, ideas para proyectos, entender noticias, o incluso generar contenidos. La barrera de la programación, que antes parecía exclusiva de unos pocos, se ha reducido a la capacidad de hacer buenas preguntas.
Y aquí es donde quiero hacer un par de reflexiones. La primera, sobre su uso en las empresas y emprendimientos. Los “prompts” permiten analizar grandes volúmenes de datos rápidamente, entender tendencias, monitorear o ayudarnos a ver opciones para decidir. Es como tener un asistente 24/7, y que puede resumir en un minuto un informe que antes llevaba horas o días analizando.
Pero también aparecen los riesgos de siempre. La calidad de los resultados depende mucho de qué tan bien redactamos nuestras indicaciones. Un error común: dar instrucciones vagas o poco específicas. Cuando eso pasa, la IA puede devolver respuestas confusas o erróneas, lo cual puede ser peligroso en decisiones que afectan a millones.
Pensar que una IA puede reemplazar el talento humano no es correcto. La clave es entender sus límites, usarla con inteligencia y sobre todo, entrenarnos para saber qué preguntas hacer o indicaciones dar.
Y allí surge una oportunidad: la creación de nuevos roles laborales que combinan conocimientos técnicos con experiencia externa. Trabajos específicos como diseñadores, analistas de datos, consultores, arquitectos o fotografía serán cada vez más demandados si saben conectarse y comunicarse en el lenguaje de la IA. La idea no es solo usar la tecnología, sino consultarla y guiarla con base en nuestra experiencia, conocimientos del mercado, emociones y contexto cultural.
En definitiva, el futuro del trabajo en estos ámbitos prevé perfiles híbridos, donde el saber técnico se complementa con habilidades de análisis, creatividad y comprensión del entorno social. Además, quienes logren esta mezcla, entendiendo cómo traducir necesidades humanas en instrucciones precisas, tendrán una ventaja competitiva significativa. La inteligencia artificial no es solo una herramienta que puede facilitar las tareas, sino una aliada que requiere de profesionales que sepan guiarla con precisión, creatividad y conocimiento profundo del mundo en el que opera.

El efecto ayuda memoria
Me gusta pensar en los “prompts” como las tarjetas que algunos políticos y comunicadores pueden usar para potenciar sus discursos o campañas. Un buen “prompt” puede generar ideas, titulares, discursos, rankings, campañas y contenido visual de forma automática. Pero la calidad dependerá siempre de la precisión y claridad con la que entreguemos esas instrucciones.
En este sentido, la tendencia futura es clara: la automatización en análisis y creación de contenidos será cada vez mayor. Desde campañas electorales, análisis de encuestas, informes económicos, hasta la generación de discursos. La rapidez y la eficiencia serán clave, y los “prompts” serán un elemento fundamental en las nuevas fórmulas.
La IA es “amigui”
Más allá de la tecnología, todavía hay muchas personas que ven a los “prompts” como algo complicado o reservado para técnicos o científicos de datos. Cuando en realidad, es una herramienta que todos debemos aprender a manejar, igual que aprendimos a usar una computadora o editar imágenes. La diferencia es que ahora, en nuestro día a día, la pregunta correcta puede abrir puertas a información valiosa sin necesitar ser un experto.
Por eso, creo que deberíamos empezar a conectar la educación y el pensamiento crítico con la forma en que interactuamos con la inteligencia artificial. Preguntas claras, contextuales, precisas. No solo para conseguir respuestas, sino para entender mejor el mundo en que vivimos.
En conclusión, los “prompts” no son solo una moda pasajera ni un simple recurso tecnológico. Son la puerta de entrada a una nueva forma de pensar, comunicar y ayudarnos a decidir. Aprovecharlos con inteligencia y cautela será la clave para no quedar atrás en esta revolución silenciosa que ya está en marcha.
Habiendo visto tantas tendencias pasar y otras consolidarse, puedo decir que entender y dominar los “prompts” será, en los próximos años, una habilidad tan fundamental como lo fue aprender a usar una computadora o a navegar. La clave está en pensar la interacción con la inteligencia artificial como una herramienta poderosa, pero que necesita de nuestra creatividad, precisión y criterio. La IA es “amigui”.
En definitiva, los “prompts” representan esa línea de conexión entre nosotros y ese vasto universo de datos y análisis que la tecnología nos ofrece. Es una forma de hacer que esa inteligencia artificial sea nuestra aliada, no solo en el campo del negocio, la creatividad o el análisis, sino en la vida cotidiana, en la educación, el entretenimiento y de la manera en que comprendemos y enfrentamos los cambios del mundo actual.
Por eso -desde los que están en las aulas hasta los que lideran decisiones en las empresas y los gobiernos- debemos empezar a pensar en cómo formular mejores preguntas, en cómo usar los “prompts” de manera consciente y creativa. Porque en esa sencilla acción reside mucho del poder que tiene ahora la tecnología para transformar nuestras vidas.
Nos espera un futuro donde la precisión en las preguntas será tan valiosa como la respuesta que obtengamos. Y en esa relación, los “prompts” serán la clave; no solo para entender mejor la inteligencia artificial, sino para entender mejor el mundo en el que vivimos.