Aunque la medicina ha avanzado de forma notable, los desafíos asociados a la comunicación, la coordinación y la toma de decisiones bajo presión siguen siendo determinantes en los resultados clínicos. En este escenario, entrenar a los equipos es un acto de prevención.
La simulación clínica, metodología que reproduce escenarios sanitarios mediante maniquíes, pacientes estandarizados o tecnologías inmersivas, ha demostrado ser una herramienta efectiva para fortalecer tanto habilidades técnicas como no técnicas. Su evolución ha sido acelerada: los maniquíes de alta fidelidad hoy permiten recrear signos vitales, respuestas fisiológicas y condiciones complejas que facilitan un aprendizaje cercano a la realidad.
En este contexto, el Hospital del Trabajador Achs Salud impulsa un Programa de Simulación Clínica In Situ que traslada el entrenamiento al mismo lugar donde ocurre el cuidado. Esto permite realizar prácticas con los equipos, flujos y recursos reales de cada unidad, favoreciendo la transferencia inmediata del aprendizaje a la atención diaria.

Según el Dr. Cristian Rocco, director médico del Hospital del Trabajador, “la simulación in situ acerca el entrenamiento a la realidad del equipo, revela riesgos que no siempre son visibles y fortalece la capacidad de respuesta ante situaciones de alto estrés. Por eso, desde la Achs impulsamos este tipo de práctica para poder ofrecer el mejor tipo de cuidado a los trabajadores y sus familias”.
Esta modalidad facilita la identificación de brechas operativas, la revisión de flujos clínicos, el fortalecimiento del liderazgo y la comunicación bajo presión. Al integrarse con los protocolos institucionales como los de paro cardiorrespiratorio o emergencias de alta complejidad, las simulaciones se convierten en espacios de mejora continua que impactan directamente en la práctica.
Diversos estudios han confirmado que programas sostenidos de simulación in situ pueden mejorar los tiempos de respuesta, reducir errores y aumentar la coherencia del trabajo en equipo durante emergencias. Para el Hospital del Trabajador, esto significa avanzar hacia un modelo de entrenamiento permanente que refuerce la cultura de seguridad y eleve los estándares de calidad asistencial.
El compromiso institucional es seguir fortaleciendo a los equipos con herramientas que potencien su capacidad clínica y su preparación ante eventos críticos. Porque cuando los equipos están entrenados, los pacientes están más seguros; y cuando la simulación se integra al día a día, el aprendizaje se transforma en prevención.