
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ofreció a Canadá la posibilidad de tener protección gratuita bajo su proyecto de Cúpula Dorada, su sistema de defensa avanzado que roza la ciencia ficción y planea tener listo para 2029.
La única condición para que esto ocurra es que su vecino del norte acepte ser anexado como el estado número 51.
“Le dije a Canadá si quiere ser parte de nuestro fabuloso Sistema de Cúpula Dorada, que le costará 61.000 millones de dólares si se mantiene como una nación separada, pero desigual, le costará cero dólares si se convierte en nuestro querido estado 51“, escribió el mandatario a través de su cuenta de Truth Social, asegurando que el país vecino está “considerando la oferta”.
Se trata de una nueva ofensiva del líder republicano, quien ha insistido en intentar influenciar la soberanía canadiense desde el inicio de su segundo mandato. En marzo había amenazado con aumentar al 50% aranceles al acero y aluminio, ofreciendo nuevamente la misma alternativa que ahora.
La publicación del mandatario estadounidense se enmarca en los dichos del primer ministro canadiense, Mark Carney, quien indicó que su país está sufriendo “los peligros de la sobre dependencia económica y materia de seguridad” de Estados Unidos, y que apuntará a aumentar su integración con sus socios de la industria de defensa europea.
Carney dio a conocer que por cada dólar que Canadá gasta en defensa, el 75% termina en Estados Unidos, algo que no le parece “inteligente”, según planteó en diálogo con la radiotelevisión pública canadiense CBC.
El proyecto de la Cúpula Dorada
El proyecto de la Cúpula Dorada que presentó Trump es una versión mejorada de la Cúpula de Hierro de Israel -que abarca solo 20 mil kilómetros cuadrados-, el cual, según él mismo, tendría un costo de 175 mil millones de dólares, a pesar de la estimación de US$ 542 mil millones por parte del Congreso.
El republicano indicó en la ceremonia que el proyecto estará listo al final de su mandato -en 2029-, a pesar de que expertos lo vean imposible. Incluso, necesitaría casi el doble de satélites de los ya presentes en órbita para que realice todas las funciones que se proyectan.
En medio de su anuncio, el presidente de Estados Unidos aseguró que Canadá “quiere ser parte”, a pesar de los múltiples mensajes directos y simbólicos de Carney, como la invitación del rey Carlos III al parlamento canadiense, de alejarse de la dependencia estadounidense.