
Desde finales de los 90, la presencia de Hezbollah en Sudamérica ha comenzado a documentarse. Una organización que controla el sur del Líbano, operando con el apoyo de Irán, ha ido expandiéndose por todo el mundo llegando hasta el subcontinente en una zona específica: la Triple Frontera, un lugar donde convergen Argentina, Paraguay y Brasil.
Esta es una zona comercial que atrae tanto por su nivel turístico como su buenas conexiones a nivel global. Con la presencia de tres aeropuertos comerciales y zonas de interés como las Cataratas de Iguazú, es un lugar preciso para pasar anónimamente. Sumado a los débiles pasos fronterizos, el sector ha sido un amplio pasadizo de contrabando, donde se calculan más de 20 mil millones de dólares al año en tráficos ilícitos, incluyendo drogas y armas.
Ahí fue donde la organización apoyada por Irán decidió establecer operaciones de financiamiento ilegal, narcotráfico y lavado de dinero. Estados Unidos considera la zona como “la mayor economía ilícita del hemisferio occidental” y desde diciembre de 2006 detectó una red que suponía “una arteria principal de la financiación de Hezbollah en el Líbano“. En 2019, tanto Argentina como Paraguay clasificaron a la organización como terrorista.
Hezbollah ha establecido en la región un punto estratégico para expandir sus operaciones internacionales, gracias a la falta de regulaciones estrictas y la debilidad de los controles financieros en varios países. Esto le ha permitido movilizar importantes sumas de dinero a través de empresas fachada y transacciones ilícitas, financiando así sus actividades con bajo riesgo de detección.
Asimismo, en los últimos años se han detectado indicios de actividades del grupo al sur de Perú, aunque no ha podido ser confirmado oficialmente.
Los vínculos diplomáticos de Irán con Sudamérica
Sin embargo, Irán no solo tiene presencia en Sudamérica de manera ilegal, sino que lo ha hecho por las vías diplomáticas oficiales. Sus vínculos más fuertes son Venezuela y Bolivia, además de mantener relaciones con Brasil, Colombia, Uruguay y Chile.
Con Venezuela, el país del Medio Oriente ha generado una alianza que incluye aspectos militares, energéticos, logísticos e incluso ideológicos. De tal manera, intercambian petróleo, tecnología y entrenamiento militar, además de cooperar en otro tipo de materia de seguridad. Inclusive, en la nación bolivariana se ha reportado la presencia de miembros de la Guardia Revolucionaria iraní y de Hezbollah.
Respecto a Bolivia, en tanto, junto a Irán firmaron un memorándum de entendimiento en julio de 2023 para profundizar sus lazos en materia de defensa. El acuerdo, del que nunca se esclarecieron totalmente los detalles, incluiría la venta de material y el entrenamiento de personal de las fuerzas armadas, según indicó la BBC. En agosto de 2024 volvieron a reforzar sus relaciones bilaterales.