Al-Waleed bin Khaled bin Talal, mejor conocido como el Príncipe Durmiente de Arabia Saudita, falleció durante este sábado a los 36 años de edad, luego de pasar 20 en coma.
“Con corazones creyentes en la voluntad y el decreto de Alá, y con profundo dolor y tristeza, lamentamos la pérdida de nuestro amado hijo: el príncipe Al-Waleed bin Khaled bin Talal bin Abdulaziz Al Saud, que falleció hoy“, escribió en su cuenta de X su padre, Khalid Bin Talal bin Abdulaziz, confirmando al mundo la partida de su hijo.
El joven era parte de una de las familias más conocidas de la realeza saudí. De hecho, era el bisnieto del primer rey de Arabia Saudita, Abdulaziz Al Saud, quien falleció en 1932.
Fue en el 2005, cuando apenas tenía 15 años, que su vida dio un vuelco mientras estudiaba en una academia militar en Londres, una de las rutas más prestigiosas para los jóvenes pertenecientes a la élite saudita. El príncipe sufrió en ese entonces un brutal choque automovilístico, que terminó provocándole una hemorragia cerebral masiva y un traumatismo craneoencefálico severo.
A pesar de que los médicos británicos lo atendieron de urgencia, el impacto del accidente fue inmediato y devastador. El primer diagnóstico no era auspicioso: sufrió una pérdida total de consciencia y diagnóstico de estado vegetativo persistente. Rápidamente Al-Waleed fue repatriado a Arabia Saudita para ser internado en la Ciudad Médica Rey Abdulaziz en Riad, el hospital militar más avanzado del país.
En el recinto médico se aplicó un protocolo intensivo de soporte vital: incluía ventilación mecánica, alimentación por sonda gástrica y atención médica continua.
Mantenerlo con vida, un debate clínico
La decisión de mantenerlo con vida fue motivo de debate. Siguiendo protocolos internacionales, los médicos recomendaron reiterar el soporte vital del Príncipe Durmiente de Arabia Saudita ante la ausencia de progresos neurológicos significativos. No obstante, su padre Khalid Bin Talal bin Abdulaziz se negó rotundamente. “Si Dios hubiera querido que muriera, estaría en su tumba ahora“, defendió en sus redes sociales, abogando a que el mantenimiento del soporte vital no era solo un acto clínico, sino un deber espiritual y moral.
Durante los 20 años que Al-Waleed permaneció en coma su estado fue monitoreado de manera regular. Aunque las funciones vitales básicas se mantuvieron estables, no se registraron avances neurológicos importantes. En 2019 y 2020 hubieron pequeños atisbos motores sobre una posible recuperación por parte de la familia.
Clips compartidos en redes sociales en la época mostraban al príncipe moviendo los dedos. De la misma manera, su mayor proeza ocurrió cuando en una ocasión levantó la mano en respuesta a una mujer que lo saludaba. Mínimos gestos que abrieron una esperanza la cual terminó, tristemente, por derrumbarse durante este fin de semana.