Tras la histórica condena del ex presidente Jair Bolsonaro a 27 años y 3 meses de prisión por su participación en el intento de golpe de Estado, las autoridades brasileñas evalúan ahora dónde cumplirá su pena, en un contexto marcado por tensiones políticas y logísticas.
El jueves pasado, la Primera Sala del Supremo Tribunal Federal (STF) sentenció al ex mandatario en un fallo sin precedentes en la historia del país. A pesar de que la defensa ya ha anunciado que apelará, fuentes judiciales consideran escasas las posibilidades de revertir la condena. Según el portal UOL, el encarcelamiento definitivo solo se definirá una vez agotados todos los recursos. La sentencia, no obstante, deberá comenzar a cumplirse en régimen cerrado.
Mientras tanto, Bolsonaro permanece bajo arresto domiciliario en su residencia del Jardín Botánico, en Brasilia, una medida impuesta desde el 4 de agosto por decisión del juez Alexandre de Moraes, tras el incumplimiento de restricciones previas como la prohibición de uso de redes sociales.
Este domingo, Jair Bolsonaro salió por primera vez de su hogar desde su condena para someterse a la extirpación de varios lunares en el Hospital DF Star. El procedimiento fue exitoso, según su médico, Cláudio Birolini, quien además confirmó que el líder de ultraderecha presenta anemia y secuelas de una neumonía por broncoaspiración.
En cuanto a su futuro carcelario, cuatro alternativas están sobre la mesa, según el diario O Globo: mantener la prisión domiciliaria, trasladarlo a una celda especial en la sede de la Policía Federal, enviarlo al Comando Militar del Planalto o internarlo en el Complejo Penitenciario de Papuda.
Esta última opción genera inquietud entre sus aliados. Bolsonaro ha manifestado su temor de ser enviado a esa cárcel de máxima seguridad, aunque sus cercanos consideran más probable una celda bajo custodia de la Policía Federal. En caso de que Papuda sea la opción escogida, se evalúa un pabellón reservado, como el que ya albergó a implicados en el escándalo del Mensalão y en el asalto a la Plaza de los Tres Poderes en enero de 2023.
Con capacidad para 10.000 internos pero con una población carcelaria que supera los 16.000 de acuerdo al Ministerio Público, Papuda refleja los desafíos estructurales del sistema penitenciario brasileño, ahora en el centro del debate nacional por el incierto futuro de Jair Bolsonaro.