El Papa León XIV emprenderá este jueves su primer viaje al exterior con una gira de seis días por Turquía y Líbano, una región donde los reclamos de paz conviven con profundas fracturas políticas y religiosas.
El pontífice estadounidense debutará así en el escenario global con una agenda que busca reforzar el diálogo interreligioso y subrayar la necesidad de unidad entre los cristianos.
La visita comenzará en Turquía, donde participará en la conmemoración del 1.700º aniversario del Concilio de Nicea, encuentro que dio origen al Credo y cuya carga simbólica resuena en un momento marcado por cismas antiguos y tensiones actuales.
Aunque el país es de mayoría musulmana y la presencia cristiana apenas alcanza el 0,2% de la población, la escala turca ofrece al pontífice un espacio clave para promover el entendimiento con el Islam.
En Ankara se reunirá con el presidente Recep Tayyip Erdogan, mientras que en Estambul recorrerá la Mezquita Azul antes de unirse a líderes ortodoxos en una oración a orillas del lago Iznik.
La gira del Papa León XIV: su paso por Líbano
El viaje adquiere mayor intensidad política y social en Líbano, donde la visita genera fuertes expectativas. El país atraviesa una crisis prolongada desde 2019, agravada por el colapso económico, la explosión del puerto de Beirut en 2020 y la reciente guerra con Israel.
“El pueblo libanés está cansado”, afirmó Vincent Gelot, director para Líbano y Siria de l’Oeuvre d’Orient. “Ellos esperan una palabra franca dirigida a la élite libanesa, además de acciones fuertes y concretas”.
En Beirut, los preparativos avanzan mientras carteles con la imagen del pontífice proclaman “Líbano quiere paz”. El embajador ante la Santa Sede, Fadi Assaf, calificó la visita como “excepcional” y aseguró que permitirá “subrayar las dificultades que enfrenta Líbano“, en su búsqueda de un “desbloqueo político y económico“.
Gelot describió a la población como atrapada en “un círculo vicioso de guerras y sufrimiento“, aunque reconoce que la gira del Papa León XIV dará visibilidad al trabajo de instituciones —muchas religiosas— que sostienen servicios esenciales.
Finalmente, el programa incluye un encuentro interreligioso, una misa multitudinaria y una oración en el puerto devastado, en un país que busca reafirmarse como puente entre Oriente y Occidente.