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9 de Marzo de 2015

La mirada lésbica del matrimonio homosexual

Todas las mujeres entrevistadas resentían la falta de protección legal para sus relaciones y la dificultad para vivir públicamente su vida amorosa.

Por Florencia Herrera
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Florencia Herrera es Académica de Sociología de la Universidad Diego Portales

El pasado miércoles 28 de enero se aprobó en el Congreso el Acuerdo de Unión Civil que regula la situación de las parejas que conviven sin estar casadas, incluyendo a las parejas del mismo sexo. En este marco quisiera compartir algunos de los resultados de una investigación que realicé con mujeres lesbianas hace algunos años en Santiago.

Las parejas lesbianas que entrevisté se sentían parte de una pareja como cualquier otra y muchas sugerían que no existen diferencias trascendentales entre las parejas heterosexuales y las homosexuales. En este sentido, suelen recurrir al mismo modelo de pareja al que apelan los heterosexuales. A diferencia de lo que sucede en Reino Unido, Estados Unidos o Francia, las mujeres de esta investigación ponen el acento en la normalización y asimilación de las uniones de pareja del mismo sexo más que en la diferenciación.

Sin embargo, el punto donde sienten la diferencia es en la falta de reconocimiento legal y social. Consideran que la desprotección legal y el ambiente social hostil dificultan sus relaciones de pareja. Todas las mujeres entrevistadas resentían la falta de protección legal para sus relaciones y la dificultad para vivir públicamente su vida amorosa.

En los debates sobre el reconocimiento legal de las relaciones de pareja del mismo sexo académicos y activistas homosexuales manifiestan posiciones a favor y en contra del matrimonio homosexual. Por un lado se argumenta que la legalización del matrimonio es la única manera de legitimar las relaciones homosexuales. Eventualmente el reconocimiento legal de las uniones de personas del mismo sexo llevaría a un mundo libre de discriminación. En el otro extremo se replica que el matrimonio es una institución opresiva y que la inclusión de los homosexuales dentro de esta institución implica la asimilación y, por lo tanto, la renuncia de las virtudes que hacen de las relaciones homosexuales algo especial y diferente a las heterosexuales.

Las mujeres lesbianas entrevistadas tienen una visión positiva del matrimonio. Asimismo, consideran que casarse es un derecho y muchas afirman que si se legalizara el matrimonio homosexual se casarían. Coincidentemente a lo mencionado por Jeffrey Weeks en Reino Unido, los argumentos esgrimidos por las mujeres para casarse son bastante prácticos. Las mujeres desean que sus relaciones de pareja estén protegidas legalmente. Los temas que más les preocupan son: hereditarios, coberturas de salud, adquisición de bienes en conjunto, regulación de las posibles separaciones, tuición de los hijos. Pero lo más fuerte es el anhelo de ver sus relaciones de pareja reconocidas y legitimadas socialmente, sobre todo cuando se trata del reconocimiento por parte de sus familiares. Aquí se trata más de aspectos afectivos que de factores prácticos. Para las entrevistadas es importante que sus padres, hermanos, tíos y abuelos, conozcan a su compañera, la acepten y la incluyan en las actividades familiares. Estiman que el matrimonio contribuiría significativamente a que sus relaciones fueran reconocidas y aceptadas por su entorno social.

Catherine Donovan y otros consideran que la lucha por la legalización del matrimonio homosexual conlleva la asimilación de las relaciones homosexuales a las heterosexuales. Este razonamiento no está presente en las entrevistadas chilenas. Incluso aquellas que piensan que las relaciones lésbicas son potencialmente diferentes y mejores a las heterosexuales no ven una relación entre el matrimonio homosexual y la anulación de las cualidades de las uniones homosexuales. Para ellas las virtudes especiales de las parejas del mismo sexo son compatibles con el matrimonio. Jeffrey Weeks sostiene que para las personas homosexuales el desafío es lograr el reconocimiento y protección de sus uniones sin comprometer su capacidad para crear relaciones diferentes. El desafío para nuestro país es avanzar para que la unión civil y el matrimonio estén disponibles para que cualquier pareja, hetero u homosexual, pueda tomar la decisión de cómo formalizar su unión.

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