La colusión de los partidos tradicionales

Es un escenario complejo, sobre todo para quienes queremos emprender nuevos desafíos políticos, como Amplitud que está en pleno proceso de recolección de firmas para ser partido. Un contexto que se agudiza cuando algunos sectores políticos no dan señales de querer enmendar el rumbo, aun cuando es evidente el descontento ciudadano tras los escándalos Penta, Caval y Soquimich.

Para dejar atrás estos hechos de corrupción el Gobierno impulsó una agenda de probidad y transparencia que se concentró en la Comisión Engel, en la que participamos entregando diversos proyectos, sin embargo, todo avanza con una lentitud agobiante en el parlamento.

Esa lentitud en la agenda legislativa sólo puede explicarse por la presión que ejercen los partidos tradicionales, que quieren mantener el sistema binominal por secretaría, es decir, quieren impedir la competencia y el nacimiento de nuevos partidos.

Hace más de un año dimos los votos para eliminar el sistema electoral binominal y logramos terminar con la primera barrera que dividía al país en derecha e izquierda, entre el Sí y el No.

Sin embargo, este cambio al sistema debe ir necesariamente acompañado de una batería de proyectos que le permitan a la política tener más competencia y financiamiento, pero especialmente, transparentarla. Ese era el objetivo central del trabajo realizado transversalmente en la Comisión Engel.

En este proceso nos hemos encontrado con la oposición acérrima de los bloques tradicionales que no quieren competencia. Es evidente que los partidos quieren mantener su cuota de poder a toda costa. Esta suerte de colusión entre la Nueva Mayoría y la Alianza se ve reflejada en una serie de iniciativas que intentan poner trabas a la creación de nuevos partidos políticos.

No sólo han presentado iniciativas en ese sentido, sino que lo peor es que quieren evitar el financiamiento de los partidos que no tengan representación parlamentaria. Lo que resulta vergonzoso.

También se oponen al proyecto que pone límite a la reelección y tampoco se ve voluntad en avanzar hacia la incorporación de las elecciones complementarias para solucionar un problema que es evidente cada vez que un parlamentario fallece o renuncia para asumir un nuevo cargo.

En estas condiciones sólo podemos deducir que la clase política tradicional no ha aprendido nada de los escándalos de corrupción y financiamiento irregular de las campañas.

La ciudadanía ya no sólo no se interesa por participar de la política, sino que no lee respecto de ella y ni siquiera intenta seducir a sus cercanos con este tema. A reglón seguido, a los políticos de siempre parece no preocuparles tal escenario, y se esfuerzan por alejar cada día a los ciudadanos de la política.

En Amplitud queremos torcerle la mano a esta colusión de los partidos tradicionales, porque creemos que la ciudadanía tiene derecho a contar con más partidos y tiene derecho a conocer cómo se financian la política y las campañas. Es decir, requiere con urgencia una señal de transparencia.

Nosotros no queremos que las propuestas de la Comisión Engel sean un saludo a la bandera, y concentraremos nuestros esfuerzos en motivar a los ciudadanos a participar, pero principalmente, a revindicar el rol del servicio público. Estamos por la transparencia y la competencia ya que creemos que es la única forma de mejorar nuestra democracia.