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18 de Enero de 2016

Atrocidades de verano

La inflación es nuestra pérdida de poder adquisitivo; las bencinas suben y debemos destinar más en transporte y todo lo transportado, he ahí un ejemplo directo de cómo pagamos con inflación.

Por Alejandro Maureira
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Comienza a ser una tradición legislar para el verano, total: ¿Quién marcha?, ¿quién defiende?; A quién le importa que hayan cambiando el nombre de las becas por gratuidad, el aumento de deuda que realizó Hacienda o el aviso de construcción de termoeléctricas; ¿Quién se habría imaginado que la clase política se vuelve productiva en enero?.

Hace tiempo me sumé a los indignados que se aparta de la clase política y que lamentamos el abuso de publicidad política para hacer parecer cualquier cosa como grandes logros: “Reforma Laboral” a cambios sindicales (mal hechos), “gratuidad” a las becas o “el mejor censo de la historia”; “Ley Engel” ya ajustada a media y cuantos anuncios más que son, pero aún no, qué clase de política ¿no?.

Entre cervezas de verano comenzamos el año con un dólar en $730 y el cobre bajo 2 dólares la libra. Un sorpresivo escenario para los expertos de Hacienda quienes ya han cambiando sus estimaciones para este año vaticinando un peor 2016; el primer cambio del año, que es ad hoc para justificar el aumento de deuda país que se acaba de realizar.

La deuda país afecta el valor de nuestra economía aumentando el precio del dólar que explica el alza de bencinas que a pesar de la baja del petróleo en los mercados mundiales, en nuestro país suben; total y siguiendo con el Marketing político: “esto no afectará a la clase media”.

Mientras, el Banco Central decidió mantener la tasas de política monetaria, instrumento máximo para el control de la inflación, es decir, el aumento del dólar por la deuda fiscal y baja del cobre han sido desestimados por el organismo que financia vía inflación al gobierno (y a la banca).

La inflación es nuestra pérdida de poder adquisitivo; las bencinas suben y debemos destinar más en transporte y todo lo transportado, he ahí un ejemplo directo de cómo pagamos con inflación.

La inflación nace de las acciones del gobierno, como la reforma tributaria que justifica gran parte del excesivo IPC con que cerramos el 2015. Al no ser frenadas, las acciones de expansión de gasto fiscal, por el Central, este se convierte en financista y garante de dichas acciones; ¿sumamos “autonomía” a la lista del Marketing político?.

El sentir de muchos es de desaliento, ya no creemos que los empresarios emprendan, los políticos les interese algo distinto a llenar sus bolsillos, la salvación de las almas, etc. lo que demuestra que existe una crisis profunda para la instituciones, aunque el Marketing Político lo niegue.

Tarea para el veranos debiera ser: cómo revertir esta situación, cómo inyectar competitividad a los mercados, justicia a lo injusto y verdad donde se requiere más … ¿será eso posible?, con los políticos actuales, que son, en realidad, los mismos de siempre.

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