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27 de Marzo de 2017

Ricardo Lagos saca programa: ¿consistente o porfiado?

"Lagos hoy nos promete lo mismo para un próximo gobierno. Habla en su programa de construir autopistas y mucho Metro. Nada de buses. Y agrega tranvías al cóctel, la única real novedad".

Por Rodrigo Quijada
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Rodrigo Quijada es Miembro de Ciudad Viva - Ingeniero de Transporte

Ricardo Lagos acaba de publicar todo un conjunto de propuestas si llegara a ganar La Moneda -algo ya muy parecido a un programa de gobierno-. ¿Qué dice en materia de transporte?

Durante la investigación parlamentaria al Transantiago, cuando le tocó interrogación al ex ministro Javier Etcheberry, éste nos dio una de las frases más redonditas para entender los motivos del desastre: “Es cierto que no había ningún tipo de inversión para el Transantiago. Y también es cierto que cuando empezamos a avanzar en el Transantiago encontramos que no había recursos para el Transantiago. Eso es cierto. Yo siempre pensé que eso había que corregirlo a futuro. Y que a futuro había que tener una proporción muchísimo mayor de recursos en el Transantiago versus el Metro y versus las autopistas para poder mejorarle las condiciones de transporte a la gran mayoría de los chilenos y sobre todo a los más pobres que ellos no andaban ni en Metro ni menos andan en autopistas concesionadas. Yo por lo menos siempre apoyé que eso sucediera a futuro y siempre pensé que eso iba a suceder”.

Otros ministros y personeros coincidieron: la plata se fue a las autopistas y al Metro, no a lo buses. Era la prioridad del presidente. Y la magia no existe: sin plata Transantiago no logró ser un sistema de calidad.

Lagos hoy nos promete lo mismo para un próximo gobierno. Habla en su programa de construir autopistas y mucho Metro. Nada de buses. Y agrega tranvías al cóctel, la única real novedad.

Ricardo Lagos adora el Metro. En su gobierno se expandió mucho, y creó la moda para los siguientes presidentes de anunciar más líneas en cada 21 de Mayo que se pudiera. Lagos y sus boys tenían la estrafalaria creencia de que con sus inversiones lograrían mover la gente desde los buses al Metro. En esa fantasía los buses, disminuidos, iban a terminar siendo solo unos alimentadores periféricos del “eje estructurante”, que iba a ser el Metro. Las pinzas. Hoy, pese a la inversión de Lagos, Bachelet y Piñera en Metro, los buses aún mueven más del doble de gente que el ferrocarril…. ¿Curioso? Para nada. En Londres, pese a tener el Metro más extenso del mundo, los buses mueven más demanda que el Metro también.

Pero Lagos insiste. Adulterando las cifras (dice en su programa que el Metro lleva más gente que los buses; aquí están las oficiales del Ministerio para que chequees por tu cuenta), nos promete nada menos que 150 km de más Metro… ¡Uf! ¡Eso es más que todas las líneas que ya existen, sumadas a las que se están construyendo! Hagamos caso omiso de los recursos siderales que eso implicaría (US$15 mil millones dice el programa, suficientes para darle un “bono” de 7 millones de pesos a cada uno de los pobres de Chile, niños incluidos; o suficiente para que el SENAME trabaje por un siglo con un presupuesto 6 veces más grande). ¿Cuánto demoraría tamaño sueño? Las actuales dos líneas en construcción sumarán 37 km tras 8 años desde su anuncio. O sea, Lagos necesitará estar en el gobierno hasta el año 2049 para cumplir su promesa… Si es que todo sale sobreruedas…

No me mal entienda: a mí me encanta el Metro también. Y me agradan los tranvías. Hay que construir de ambos. Pero de ahí a suponer que millones de personas pueden seguir esperando décadas arriba de un mal servicio de buses o colectivos, es de locos. Y peor: bien puede suceder que tras construir un montón de Metro, la mayoría aún se siga moviendo en bus, como sucede en Londres. ¿Recién en el año 2050 nos ocuparemos de los buses entonces?

(Nota al margen: en una página del programa Lagos promete 150 km más de Metro, en otra habla de 200… Asumí la primera cifra solo por ser menos disparatada; creo que el hecho refleja la liviandad con que se lanzan estas cifras, en todo caso)

¿Y las bicicletas? Nop. No están en el programa. No importa que sea el modo de transporte que crece más rápido.

¿Inversión para los peatones? Nones. La gente típicamente no sabe que la caminata es el modo de transporte más usado en Santiago (mire el link con datos oficiales arriba)… y esos son, querido, “peatones puros”, es decir, sin contar a quienes usan transporte público, que por cierto son peatones también en parte de su trayecto. Pero andar prometiendo mejores veredas o leseritas así, no vende. O eso al menos debe pensar Don Ricardo.

¿Participación ciudadana en la decisión de proyectos a través de plebiscitos o similares como ocurre por ejemplo en EEUU? Ni lo sueñes. En el área participativa Lagos confirma su tremendo conservadurismo, proponiendo únicamente iniciativas populares de ley, es decir, que los ciudadanos vayan a molestar al Congreso, no al poder Ejecutivo donde estará él tomando las decisiones so-li-to. (Ah!, y esa magra promesa, solo después de que se cambie la Constitución… si es que se cambia).

En fin. El candidato Lagos promete hacer lo mismo que en su primer mandato. Gastar mucha, mucha plata en Metro y autopistas, no darle bola a los buses, peatones ni ciclistas, hacer algunos tranvías como real novedad, y todo sin involucrar a los ciudadanos en las decisiones. Los larguísimos años que demorarán en diseñarse y concretarse esas inversiones en infraestructura aseguran que la mayoría de nosotros seguiremos viviendo el transporte igual que siempre, con paciencia infinita, por mucho tiempo después de que él haya dejado La Moneda.

¿Es porfiado Lagos? ¿Incapaz de aprender? Quizás simplemente sea consistente: siempre le ha gustado lo mismo, y sigue con lo mismo. Al Metro antes le llamaba “eje estructurante”; ahora “red vertebral”. Misma canción. Apunta a un nicho de electores bien concreto, probablemente “monumentalista”; o tal vez en los extremos sociales: burgueses automovilistas que quieren autopistas sin importar los usos alternativos del dinero y sin importar que estarán congestionadas igual (¡lo que sea mientras no tengan contacto con el populacho!), o pobres con más ilusiones que capacidad para entender la realidad de las cifras.

Quizás lo que debemos valorar hoy es que Ricardo Lagos sea más sincero que hace 18 años: no nos quiere engañar ya diciéndonos que le importan los usuarios de bus o los peatones, aunque sean las mayorías. Lo que promete es más claro que nunca: harto contrato de infraestructura.

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