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10 de Mayo de 2017

Jorge González es mi Héroe

"Entre los nervios, el poco tiempo, tratar de recordarle nuestras conversaciones y la gestión de las firmas, no le dije que su música me acompaña desde que jugaba en el patio de mi casa con chanchitos de tierra, que mi hija canta El Baile De Los Que Sobran y Una Casa En Un Árbol".

Por Johanna Watson
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Johanna Watson es Publicista, escritora especializada en rock y sus ramas. Investigadora de la historia de la música chilena.

La primera vez que vi a Jorge González en persona debe haber sido a fines de los 90 o comienzos de los 2000. Estaba en el centro y pasé por fuera de un Cine Hoyts. Ahí estaba él, dando unas vueltas por el hall de entrada. No me acerqué, me habría gustado, pero ya saben, esa imagen que nos vendieron los medios por tanto tiempo, del Jorge González malhumorado, violento, me hizo detener cualquier impulso por saludarlo o decirle cuanto lo admiraba.

Pasaron años, muchas aguas bajo muchos puentes, muchos conciertos, tocatas, historias. Entré a un taller literario, mi profesor era Emiliano Aguayo, quién hace poco tiempo había lanzado un libro sobre Jorge González, se llamaba “Maldito Sudaca”. Leí el libro, descubrí una faceta distinta a la que los medios promulgaban, conversé cuadras y cuadras sobre él a la salida del taller, era un tema que despertaba mi interés.

Años más tarde, por un proyecto en el que trabajaba, necesitaba hacerle algunas preguntas a Jorge González. Ubiqué su Facebook y le escribí. Él en ese tiempo vivía en Alemania. La verdad es que no tenía muchas esperanzas de que me respondiera, pero me equivocaba, porque me respondió, de manera muy amable y cortés. El objetivo de mi investigación no se concretó por razones que ahora no van al caso, pero se generó una dinámica de conversaciones en Facebook que nunca pensé tener con él. Hablamos por mucho tiempo, quizás durante un año o más, sobre gatos, música, relaciones amorosas, sobre los problemas del mundo, de viajes, de países, de 31 Minutos. En general, de lo que uno hablaría con un amigo común y corriente. Durante todo ese tiempo, comprobaba que todo lo expuesto en los medios sobre él era falso. Por el contrario, yo siempre conversé con un Jorge humilde, sencillo, bien intencionado, educado y muy grato. Cero onda de egos, pachotadas y todas esas tonteras que se escribieron por tanto tiempo sobre él, y que además se acentuaron con algunas declaraciones tóxicas.

De repente me decía “bájate este tema, lo acabo de hacer, está lindo” me mandaba un link y yo quedaba como hielo. En otro momento me mandó, antes de que se publicara de manera oficial, su álbum “Libro”, lo que fue para mí realmente un honor. Fue así como también un par de veces, estando en Chile, me dijo que tocaría piola en un bar de Providencia, que fuera, que era gratis. Por supuesto que fui, fueron bellas esas tocatas, con él al piano, acompañado de músicos, entre ellos Pedro Piedra. Obviamente era muy bonito haber sido invitada por él, por eso siempre quise topármelo en algún momento y decirle “Hey! Soy yo, vine!” Pero eso nunca ocurrió. Las veces que fui a verlo, el lugar estaba atiborrado de gente, era imposible de interceptar. De hecho, pasó por mi lado al bajar del escenario, pero el tumulto se le tiró encima y yo, que soy más bien baja y no muy maceteada, no tenía ninguna chance de hacer la pelea para imponerme y sobresalir para que me viera. Lo sacaron rápido del lugar. Siempre se le cuidó mucho, no era fácil llegar a él.

Por esos tiempos cambió varias veces el nombre de su Facebook, a veces también desaparecía del mapa, y volvía a aparecer después de meses con nueva identidad. Hasta que un día no apareció más, y a pesar de mis intentos por dar con alguna red social que le perteneciera, nunca más tuve comunicación directa con él.

Cuando vino a tocar a Chile siempre fui a verlo, incluyendo la última en Santiago, en un Club de Bellavista, antes de la desafortunada gira en el sur que terminara con su accidente en el show de Nacimiento.

Estaba en Antofagasta cuando me enteré. Fue Demasiado Triste.

Todo lo que pude hacer fue acompañarlo en la distancia y en el anonimato, asistiendo a cada show donde se presentara: Fui al Movistar, a su concierto homenaje y a la Cumbre del Rock, donde se despidió de los escenarios. No puedo negarlo: lloré y lloré.

La semana pasada supe que se realizaría en el Barrio Italia el lanzamiento oficial del disco “Demos” y del libro “Héroe”, su autobiografía.

“Demos” es un disco triple que, como su nombre lo dice, recoge demos grabados, mezclados, producidos e interpretados por Jorge González. Es una pieza de arte en todas sus dimensiones, partiendo por la música (53 temas hechos en distintas épocas, en distintos lugares del mundo y en distintos formatos, la mayoría inéditas y algunas versiones “demo” de temas que se grabaron y aparecieron en su discografía oficial) y también por el arte, a cargo de su hermano, Marco González, quien es diseñador. “Demos” es una pieza de colección, en una edición de lujo, que contiene además un librillo con los créditos y fotos inéditas a todo color.

“Héroe” es una autobiografía escrita en primera persona, donde Jorge cuenta de manera muy simpática su historia de vida, repasando pasajes de su infancia, adolescencia y madurez, haciendo mucho hincapié en su familia y en su devoción temprana por la música, que se convertiría en el pilar sustancial de su existencia. Al igual que el disco, desborda talento tanto en contenidos literarios, fotográficos y estéticos. (Su hermana Zaida también participa en este libro con fotografías).

Es importante decir que ambos proyectos fueron editados y producidos de manera independiente por Los Hermanos González Ríos y Avenida La Novena. Cada pieza cuenta con 1000 unidades disponibles y sólo pueden obtenerse en el mail avenidalanovena@gmail.com o directamente en el restaurant Lusitano (Av. Condell 1414, Barrio Italia) de martes a sábado, de 11:00 a 22:00 horas, y domingo y lunes, de 11:00 a 18:00 hras.

El lanzamiento se celebró el miércoles pasado en el Barrio Italia. Al lugar llegó la prensa de medios grandes y pequeños, algunos fans, miembros de la familia González y algunos artistas. Los presentadores de las piezas artísticas fueron Emiliano Aguayo (escritor del libro “Maldito Sudaca” Conversaciones con Jorge González”) el maestro Sergio Pirincho Cárcamo y Marco González, hermano de Jorge y autor del arte del disco y libro.

Cuando los micrófonos se encendieron, escuchamos las primeras palabras de la mano de Emiliano Aguayo, quien se refirió a la figura y obra de Jorge González desde la vereda del experto sobre el artista, y por qué no decirlo, también desde la admiración y respeto. Dentro de su discurso, hubo un párrafo que me hizo mucho sentido “(Jorge González) No sólo está en las radios, en los diarios, en los libros, en las plataformas digitales de música, sino también en las carreras profesionales de varios, en las familias de muchos, en las casas de miles, en el corazón de millones”.

Lo siguió Pirincho, quien improvisó bellas palabras, recordando a un joven Jorge González, que, interesado en que los tocaran por la extinta Radio Galaxia, le pasó un cassette que según las propias palabras de Pirincho: “sonaba como tarro” pero que, luego de repasar un par de veces se sintió profundamente atraído por las letras de las canciones, que eran de un gran nivel de conciencia social y que sorprendentemente las habían hecho unos “cabros chicos”.

Contó también otra anécdota, sobre una respuesta que le dio Jorge en la primera entrevista que le hizo. La pregunta fue “Y tú Jorge ¿qué quieres ser cuando grande?” Jorge respondió: “Quiero ser un guerrillero”. Al finalizar, dijo algo muy bonito, refiriéndose al título del libro “Héroe”: “Existen héroes musicales, héroes históricos, Jorge González es el héroe de la gente común”.

Para terminar, su hermano Marco, se refirió al proceso de confección tanto del libro como del disco, enfocándose en lo relacionado a su trabajo dentro de las piezas que se estaban lanzando. Al respecto, contó con humor que sufría de “Mal de Diógenes de su hermano” y que coleccionaba fotos del artista en distintas épocas. Desde esa colección se desprende la selección que hizo para el libro y disco respectivamente. Contó además que éste era un proyecto pendiente de Jorge, pues lo había comenzado el año 2014, y que debido a su accidente no había podido terminar. El hecho de haber llevado hasta el fin este proyecto puso muy contento a Jorge, de hecho, hace muy pocos días éste se lo había agradecido.

La conferencia terminó y en ese momento me enteré de que en un par de horas llegaría Jorge a ese lugar a dar algunas entrevistas, también a firmar libros y discos. Me quedé, por supuesto, había esperado años una oportunidad para hablar con él en persona. Luego de unas horas, llegó acompañado de su hermana Zaida, también artista, dedicada a la fotografía.

Cuando terminaron las entrevistas, esperé mi turno para que Jorge autografiara mi disco y libro, y sobre todo para hablar con él, aunque fueran algunos segundos. La verdad es que tenía la esperanza remota de que se acordara de mí. Aunque entendía que el contexto era muy distinto, debido a su accidente. Cuando pasé al sillón donde estaba y me senté junto a él, por si acaso le mencioné rápido algunas cosas de las que hablábamos cuando conversábamos por chat, traté de contextualizar, pero el tiempo designado era sólo para dar los autógrafos y sacar una foto. No pude profundizar en nada, no se acordó lamentablemente.

Sin embargo fue muy lindo, pude saludarlo con un beso en la mejilla, pude decirle que estaba feliz de conocerlo. Pero la verdad, es que todo lo que le dije con respecto a lo que sentí, fue poco. Entre los nervios, el poco tiempo, tratar de recordarle nuestras conversaciones y la gestión de las firmas, no le dije que me sentía honrada, emocionada de poder vivir ese mínimo momento con él, no le dije que es el músico chileno a quien más admiro y respeto, no le dije que su música me acompaña desde que jugaba en el patio de mi casa con chanchitos de tierra, no le dije que he ido a muchos de sus conciertos como solista y con Los Prisioneros, que mi hija canta El Baile De Los Que Sobran y Una Casa En Un Árbol. No le dije que por todo eso lo quiero. Que estoy agradecida por lo que le ha entregado al país, y que lamento que éste haya sido tan mal agradecido con él. No le dije tampoco que le deseo lo mejor, que sé que con su fuerza dará pasos gigantes en su recuperación. No le dije que él, Jorge González fue, es y será mi Héroe.

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