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21 de Septiembre de 2017

Fiestas patrias y elecciones

Queda al descubierto el desafío que tienen los candidatos de convencer al electorado para votar por ellos. No son pocos aquellos que han puesto las esperanzas de su triunfo en poder motivar a ese alto porcentaje de personas que no votan, para que se decidan por ellos.

Por Andrés Echazarreta
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Andrés Echazarreta es Presidente de la Juventud UDI

El miércoles 20 de septiembre comenzó a correr el período de propaganda electoral, para efectos de las elecciones que se realizarán el 19 de noviembre. A partir de este momento, los candidatos pueden llamar a votar por ellos, considerando las limitaciones que impone la ley.

Asimismo, el mismo día se conmemora el natalicio de una persona que jugó un rol importante en nuestra historia: Mateo de Toro y Zambrano. En efecto, si bien era un férreo realista, asumió la presidencia de la primera junta nacional de gobierno un 18 de septiembre. La instauración de la junta de gobierno marcaría el primer hito que permitiría posteriormente lograr la independencia del Reino de España.

Quise resaltar la coincidencia de ambos hechos con el fin de graficar de mejor manera el propósito de esta columna: la reciente conmemoración “del 18” que acabamos de realizar como país, no tiene como único fin promover los valores patrios, sino que también nos recuerda lo difícil que ha sido construir el país que tenemos. La creación de una República democrática y autónoma no fue para nada fácil; la posibilidad de votar y decidir quiénes son nuestros representantes, tampoco.

Pese a todo lo anterior, los niveles de abstención electoral no han disminuido. Los últimos años se ha culpabilizado de esto a la introducción del voto voluntario que, si bien ha sido un factor relevante para considerar, no refleja la verdadera razón del problema por dos razones, a mi entender:

  • Ha existido una baja sostenida en la participación electoral desde 1989 a la fecha. Es más, entre el 89’ y el año 2009 (la reforma del voto voluntario entró a regir para las municipales del 2012), el porcentaje de participación cayó de un 87% a un 59%.
  • Al comparar los porcentajes de abstención electoral entre los países que tienen democracias estables y voto voluntario, Chile ocupa los primeros lugares.

He aquí que debemos detenernos un momento y analizar este fenómeno desde la perspectiva del votante sub-30. De acuerdo con la última Encuesta del INJUV, un 58% de los jóvenes menores de 30 años no fue a votar para las presidenciales del 2013, sin embargo, al desagregar la información se observa que, al disminuir la edad del votante, la abstención aumenta considerablemente: entre 25-29 años, un 41%; entre 20-24, un 34%; y entre 18-19%, solo un 8%.

¿Qué podría explicar lo anterior? En primer lugar, ninguno de los encuestados le tocó vivir – al menos conscientemente – el proceso que significó recuperar un país con una democracia sólida, respetuosa de las leyes y las instituciones. En segundo lugar, conforme aumenta la edad de los jóvenes, las decisiones políticas comienzan a afectar directamente en aspectos que se consideran relevantes.

Pues bien, queda al descubierto el desafío que tienen los candidatos de convencer al electorado para votar por ellos. No son pocos aquellos que han puesto las esperanzas de su triunfo en poder motivar a ese alto porcentaje de personas que no votan, para que se decidan por ellos.

Las fiestas patrias nos dan un motivo para celebrar, pero también para recordar lo difícil que ha sido obtener lo que hemos logrado como país. Sin duda alguna, tendrán éxito aquellos candidatos que sepan interpretar bien los deseos de la mayoría de los chilenos que buscan mejorar sus vidas, lejos de ideologías extremistas y fracasadas.

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