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10 de Febrero de 2024

En el juego, ¿todo o nada?

Para disfrutar de los juegos de manera segura y responsable es recomendable establecer límites claros, tanto de tiempo como de dinero, y adherirse a ellos.

Por Francisco Pizarro Olivares
De todas formas, es importante reconocer los signos de advertencia del juego patológico y buscar ayuda profesional si se detectan. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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Francisco Pizarro Olivares

Francisco Pizarro Olivares es neuropsicólogo Servicio de Neuropsicología, CEDETi UC.

En Chile, la cultura de los juegos de apuestas ha experimentado un notable crecimiento, convirtiéndose en una popular forma de entretenimiento e interacción donde abundan las apuestas deportivas y casinos en línea. Sin embargo, este auge viene acompañado de una creciente preocupación por la adicción a los juegos, un problema que afecta a una parte de la población con dificultades para controlar el impulso de jugar, a pesar de sus consecuencias negativas a nivel individual y en el entorno cercano. Se estima que en Chile, de acuerdo con los datos obtenidos por la Corporación de Juego Responsable, el juego problemático va en alza y no hemos tomado las medidas necesarias.

Desde una perspectiva evolutiva, el juego desempeña un rol fundamental en el desarrollo humano. A lo largo de las diversas fases del ciclo de vida, desde las infancias hasta la adultez, los juegos promueven las habilidades cognitivas, sociales y físicas. Son esenciales para el aprendizaje, la búsqueda de solución de problemas y la adaptación social, actuando como simulacros de la realidad que preparan a las personas para enfrentar desafíos futuros a través de una interacción lúdica. El juego, por sobre todo, debe ser una actividad divierta a quienes están participando.

Cuando jugamos, se activan distintas áreas del cerebro, especialmente aquellas relacionadas la toma de decisiones, la planificación, la atención y con el sistema de recompensa. En el contexto de los juegos de apuestas, esta activación puede generar una sensación de euforia y placer similar a la provocada por sustancias adictivas, lo que explica el potencial adictivo de estos juegos. La expectativa de ganancia, incluso ante la posibilidad de perder, estimula la producción de la dopamina, un neurotransmisor que se asocia con la sensación de placer manteniendo el interés en una determinada actividad y, en algunos casos, conduciendo a un ciclo de juego compulsivo.

Cuando el juego, especialmente el que se relaciona con las apuestas y/o los juegos de azar, se torna una forma de lidiar con sentimientos de culpa, ansiedad o depresión, compromete las relaciones con la familia o amistades e incluso poniendo en riesgo el trabajo y la estabilidad económica, podríamos estar hablando de juego patológico. Este trastorno adictivo es reconocido por tener una manifestación similar a lo que ocurre con la adicción a una droga.

En este contexto es que en cada 17 de febrero se conmemora el Día Mundial del Juego Responsable. El concepto de juego responsable busca dar importancia y compresión a los riesgos asociados al juego patológico, promoviendo prácticas como establecer límites de tiempo y dinero, reconocer el juego como una forma de entretenimiento y no como una fuente de ingresos, y visibilizar signos de adicción. La educación sobre el juego responsable es crucial para prevenir el desarrollo de comportamientos de juego problemáticos.

Para disfrutar de los juegos de manera segura y responsable es recomendable establecer límites claros, tanto de tiempo como de dinero, y adherirse a ellos. No es necesario un todo o nada, siempre que el juego esté siendo por sobre todo una diversión, generando un espacio de interacción lúdica con nuestros pares de manera intergeneracional. De todas formas, es importante reconocer los signos de advertencia del juego patológico y buscar ayuda profesional si se detectan.

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