
Hay días que se graban en la memoria como si fuesen una película, con cada detalle lleno de emoción, orgullo y una pizca de surrealismo. Para mí, uno de esos días fue cuando cerraron el Taj Mahal. No fue sólo por mí, sino por toda la delegación presidencial chilena encabezada por el presidente Gabriel Boric en su visita oficial a India a principios de abril.
Nací en Chile, me siento muy chilena y represento al país en escenarios internacionales, pero como hija de inmigrantes indios en Chile, llevo a India en mis genes. Mis padres me enseñaron a amar las dos culturas que habitan en mí. Así que cuando me invitaron a ser parte de esta misión oficial como emprendedora chilena de origen indio, supe que era más que un viaje: era un regreso a mis raíces, una conexión entre mi historia personal y profesional.
Desde que me llegó la invitación oficial de Presidencia ya sentía que estaba viviendo una película. Tuve el privilegio de viajar en el avión presidencial, una experiencia que por sí sola ya era emocionante no sólo por la diversidad de la delegación, sino también porque hubo momentos que me marcaron para siempre durante ese viaje de Santiago de Chile a Nueva Delhi, India: la comandante Rebolledo, la única mujer pilota de la FACh en ese vuelo histórico, me invitó a la cabina de pilotos durante el trayecto. Se imaginarán mi emoción como abanderada de las mujeres en STEM y lo que significó compartir con una gran mujer piloto que me explicó la física del aterrizaje.
Muchas de las conversaciones importantes para el viaje comenzaron en ese avión, ya sea con Daniel Daccarett de Emprende Tu Mente, quien lleva el emprendimiento en la sangre; una CEO súper top en tecnología como Sol Besprosvan de Tata o Magdalena Guzman, de la ACVC, donde analizamos el potencial de Chile en India y cómo aprender de las innovaciones del gigante asiático, que con poco a logrado mucho.
Mientras yo volaba en la misión oficial, mi papá, con su energía incansable, decidió seguir el viaje presidencial por su cuenta en vuelos comerciales hacia India, y luego, los vuelos locales de Delhi a Mumbai y de Mumbai a Bangalore. No podía perder la oportunidad. Para él, este no era solo un momento histórico entre India y Chile y el impacto económico que tendría esta alianza para ambos países, también era personal. Porque tuvo la oportunidad de ver a su hija, una niña criada entre curries caseros y cuecas chilenas, subirse al escenario frente a autoridades de Chile, empresarios indios y a toda la delegación presidencial chilena para contar la historia de Lab4U. Su emoción era palpable. La mía, indescriptible.
Representar a Lab4U, nuestra startup que busca democratizar la educación científica en América Latina, en un escenario internacional frente a empresarios, autoridades y líderes de innovación en India… ¡Wow! No sólo fue un honor, fue también una oportunidad para mostrar cómo desde el sur del mundo estamos usando la tecnología y la IA para transformar la educación y preparar a la próxima generación de agentes de cambio en STEM.
Nada me preparó para el momento en que mi papá me vio presentar mi startup con la bandera de Chile e India juntas, frente al Presidente Chile, un país que le dio la bienvenida hace años y su país de origen, India. Para un padre inmigrante ver a sus hijos florecer entre dos mundos es un sueño cumplido, y para mí, que mi papá pueda haber vivido ese momento, también.
¿Y el Taj Mahal? Cerrado para nosotros, los visitantes de Chile. Nunca me lo imaginé. Caminamos por sus jardines en silencio, con el mármol blanco brillando bajo el sol, sin multitudes, solo nosotros y la historia. Fue un símbolo perfecto de este puente entre culturas que me tocó encarnar durante el viaje.
Yo había estado en el Taj Mahal antes, y en promedio recibe 40 mil personas de visita al día. Turistas locales e internacionales empujan al resto por una foto y aquí, en este viaje histórico para la relación entre India y Chile (y obviamente, para orgullo de mi familia) el Taj estuvo cerrado.
Volví a Chile con el corazón más grande, con nuevas conexiones y con una certeza: las fronteras pueden marcar mapas, pero no limitan los sueños. Lab4U nació como una idea y startup pequeña, pero hoy habla en escenarios globales y quiere comerse el mundo. Y yo, una chilena de raíces indias, sigo caminando con humildad y ambición, sabiendo que cada paso es parte de una historia que apenas comienza.
Porque sí, un día cerraron el Taj Mahal para Chile. Y fue el día en que abrimos muchas puertas.