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Educación parvularia: la ruta hacia el progreso

Una infraestructura deficiente aleja a los apoderados de los centros educativos, por lo que se hace imperativa la tarea de llevar a cabo un catastro de infraestructura y realizar las manutenciones necesarias para brindar una educación de calidad.

Los cambios profundos toman tiempo. Inscribir hoy día a un niño o niña en la educación inicial disminuye significativamente su probabilidad de ausentismo escolar, aumenta sus chances de pasar de curso, e impacta positivamente en sus puntajes SIMCE y PAES: tres de los grandes desafíos que enfrenta la educación chilena actualmente.

Desafortunadamente, estos beneficios de largo plazo parecen haber perdido su visibilidad entre los apoderados. Según los datos más recientes de la Subsecretaría de Educación Parvularia, la cobertura de todos los niveles de este ciclo educativo cayó en el periodo 2019-2024, siendo prekínder el caso más grave. ¿Tendrá que ver esto con la baja en natalidad? Sería errado creerlo. En corto, ha disminuido la cantidad de niños en edad adecuada que están matriculados en la educación preescolar. Estamos lidiando con un problema de valoración, junto a diversas barreras a la matrícula en la educación inicial, un desafío complejo pero abordable.

Al entrevistar a apoderados de niños en edad de asistir a la educación inicial, se ha reportado que las recomendaciones “boca a boca” de conocidos o familiares juega un rol crucial a la hora de decidir matricular a un hijo o hija en este nivel educativo. Conociendo esta realidad, las iniciativas presenciales que visibilicen los beneficios para los niños podrían resultar altamente efectivas. Además, estas instancias podrían conectar a los apoderados con las educadoras, reforzar la confianza en el sistema y mostrar las profundas diferencias entre un servicio educativo y las redes de cuidado informal. También podrían servir para entregar información clara y apoyo en el uso de los canales de postulación, ya que muchos apoderados declaran que el proceso suele ser engorroso.

Otra barrera para la decisión de matrícula en la educación parvularia es la incompatibilidad entre las jornadas de trabajo de los padres y los horarios de funcionamiento de los establecimientos de educación inicial chilenos. Actualmente no existe un equivalente a la Jornada Escolar Completa para el sistema preescolar, lo que dificulta —e incluso imposibilita— que los padres puedan enviar a sus hijos a estos centros educativos. Solucionar este problema no es trivial: la propia Subsecretaría ha reconocido que existe un déficit de educadoras de párvulos. Aunque este escenario podría atenuarse con el descenso en la natalidad, hoy resulta clave hacer más atractiva la carrera de pedagogía en educación parvularia y avanzar en políticas efectivas de retención docente en el nivel.

Finalmente, una infraestructura deficiente aleja a los apoderados de los centros educativos, por lo que se hace imperativa la tarea de llevar a cabo un catastro de infraestructura y realizar las manutenciones necesarias para brindar una educación de calidad.

Si nuestra meta como país es el crecimiento económico impulsado por una educación de calidad, no podemos desentendernos de las barreras a la matrícula en educación parvularia. Invertir hoy en este ciclo educativo nos garantiza una base más sólida para el aprendizaje escolar y el desarrollo del país. La ruta está marcada, ¿Qué estamos esperando?

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