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Chile derechizado

Los datos parecen contundentes. Chile se ha vuelto más de derecha. Criteria mostró que la identificación con ese sector pasó del 18% en 2020 al 38% en 2025. La izquierda bajó del 26 al 19% en el mismo período.

Los datos parecen contundentes. Chile se ha vuelto más de derecha. Criteria mostró que la identificación con ese sector pasó del 18% en 2020 al 38% en 2025. La izquierda bajó del 26 al 19% en el mismo período. La última CEP mostró que las personas prefieren -en general- votar por un candidato presidencial de derecha (37%) por sobre una opción de izquierda (21%). Según Criteria, 41% frente a un 25%. En cuanto a la elección parlamentaria, 40% prefiere -en general- marcar su voto en noviembre por un legislador de derecha frente al 30% por uno de izquierda (CEP).

De cara a la primera vuelta, el 49% (Criteria), 41% (CEP) y 51% (Panel Ciudadano) opta por algún candidato de derecha, mientras Jara -candidata única de su sector- se mueve en el 25-28%.

Pero hay más. De acuerdo a la CEP, la evaluación positiva de la democracia disminuyó del 47% en 2019 al 33% hoy. El apoyo a un régimen autoritario bajo algunas circunstancias subió del 11 al 23%. La opinión de que la democracia es siempre preferible cayó del 64 al 47%. Quienes creen que el Estado trabaja por el bienestar de las personas bajó del 66% en 2019 al 35% hoy.

Esta tendencia hacia la derecha y menor afinidad con la democracia tiene un par de matices. Un 63% refiere líderes que busquen acuerdos frente al 31% que opta porque mantengan hasta el final sus convicciones; y un 63% considera mala idea tener a un líder sin Congreso ni elecciones. Así con los datos.

Desde el estallido podemos observar una creciente revalorización de las fuerzas de orden, esta preferencia por alternativas de derecha, una demanda creciente por seguridad, el rechazo de proyectos constitucionales polarizados y un persistente bajo apoyo al actual gobierno.

Tendremos en semanas, la primera elección presidencial y parlamentaria con voto obligatorio, y esa masa moderada de votantes obligados que dejó caer ambas opciones constitucionales quiere un gobierno de derecha. Lo más probable es que además obtenga la mayoría del Congreso. Si el voto fuera voluntario, la posibilidad actual de la derecha sería considerablemente más baja.

El gobierno de Gabriel Boric planteaba un programa ambicioso para la izquierda y con un horizonte de 8 años (dos gobiernos). Su legado, sin embargo, se parece ahora a una claudicación de ese programa, un giro sustancial hacia la moderación y el realismo, y un fuerte avance de la derecha. La alternancia cumplirá ya un ciclo de cinco elecciones seguidas, desde que ganó Piñera en 2009. ¿Un gobierno de Kast será capaz de asegurar un triunfo de la derecha en 2029? ¿Cuánto durará este giro a la derecha del electorado y la sociedad? Dependiendo de las políticas implementadas, ¿podrán sostener un apoyo
consistente o el ánimo destituyente de la sociedad ya resulta incontenible?

La progresiva extinción del centro político y las fuerzas centrífugas que van cobrando fuerza pueden recibir apoyos contundentes, pero todavía pueden resultar efímeros. El votante obligado que apoyó masivamente al Partido Republicano en la elección del Consejo Constitucional fue poco leal en el plebiscito de salida. Pero la preferencia hoy por la derecha parece indesmentible. Las encuestas son claras y las diferencias se dan solo en torno a cuál derecha, y la primera vuelta operará como una primaria para este sector.

El camino de alternancia vivido en los últimos años debiera llamar a cualquier candidato o presidente a ser cauto en sus expectativas. El votante nuevo es volátil, infiel, despolitizado e impaciente; también más pragmático y utilitarista; relativamente menos enamorado de la democracia, pero quizás solo en el papel. Tanto gobierno como oposición tendrán una responsabilidad -más allá de las descarnadas diferencias- por atizar la rabia, la desesperanza y el cansancio que parece traslucir la sociedad chilena actual.

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