Lo que ocurrió el sábado en la noche con Bajos de Mena no fue solo una cifra: fue un recordatorio de que la comunidad —sus redes, sus afectos, su manera de sostenerse— sigue siendo nuestra mayor riqueza. En un país que a menudo mira ciertos territorios con distancia o desconfianza, este barrio mostró algo esencial: que la vida comunitaria no es un discurso, es una forma de estar en la vida.
Durante semanas, vecinos, dirigentes y organizaciones se movilizaron para aportar a la Teletón. No buscaban aplausos; buscaban ayudar. Organizaron actividades, instalaron puntos de recaudación —como el que funcionó frente a la 66ª Comisaría— y recorrieron casa a casa, tejiendo redes de apoyo reales. Redes que acompañan, que sostienen, que permiten que un gesto solidario se multiplique.
El sábado, representantes del barrio llegaron al Estadio Nacional con $23 millones reunidos por ellos mismos.
Ese momento fue revelador. Por un instante, se derrumbó el prejuicio instalado durante años. Lo que apareció fue la dignidad de una comunidad que se organiza, que comparte lo que tiene, que no espera nada para entregarlo todo. Una comunidad que entiende la solidaridad no como un evento, sino como una forma cotidiana de estar en el mundo.
La Teletón nos une cada año y tuvo el gran valor de visibilizar la lección que Bajos de Mena nos invita a revisar: cómo hablamos de ciertos territorios, qué miradas simplificadas repetimos y cuántas veces ignoramos la fortaleza del tejido social.
Porque lo del sábado no es una excepción: es el reflejo visible de un trabajo comunitario que ocurre todos los días, aunque no aparezca en televisión.
Quizás por eso emocionó tanto. Porque mostró un Chile que se sostiene desde sus redes: vecinos que se conocen, que se cuidan, que se organizan. Un Chile que sigue creyendo en las causas colectivas y que, cuando quiere, late más fuerte.
La señal está ahí. La pregunta es si la dejaremos como una postal emotiva o si seremos capaces de integrarla en cómo diseñamos políticas públicas, cómo hablamos de los barrios y, sobre todo, cómo confiamos en la potencia de sus liderazgos.