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Los 30 pesos que les rentaron cero

El país que “despertó” en 2019 hoy parece querer dormir tranquilo, lejos de refundaciones y frases altisonantes.

La segunda vuelta dejó en claro que se cierra un ciclo político fundamental en Chile. Un ciclo que comenzó con ímpetu y logró el crecimiento y la estabilidad del país —esos ninguneados 30 años—, pero que terminó en cuatro años de debacle política, institucional, económica y de inseguridad.

La nueva izquierda fue capaz de cambiar la cancha, las reglas y hasta el árbitro. Pero su experimento, con todo lo que implicó, llegó a su fin. El país que “despertó” en 2019 hoy parece querer dormir tranquilo, lejos de refundaciones y frases altisonantes.

Por otro lado, esta elección quedó sellada cuando Jeannette Jara ganó la primaria. Ese momento remeció el tablero político —otra vez— y obligó al electorado a buscar un contrapeso a la altura de una candidata comunista. La reacción no fue solo ideológica, fue visceral: no contra ella como persona, sino contra lo que representa. Bien graficado quedó al atribuirle intentos golpistas a María Corina Machado.

Asimismo, el malestar ciudadano y las expectativas incumplidas del Gobierno fueron la guinda de la torta. Prometieron gobernar desde la calle y terminaron atrapados en los pasillos del poder. Ofrecieron nueva política y entregaron viejas excusas.

Hay que anotar sus hechos: tuvimos a la mejor directora de la DIPRES de la historia, un gabinete para la novia del Presidente, un encargado de seguridad en prisión preventiva, un ministro entregando cifras erradas de pesca, una reconstrucción inconclusa, todos pagando cuentas demás en electricidad y la filtración de antecedentes del director del SII, entre otros hechos graves, tristes y anecdóticos.

La ideología los sesgó, y su incomodidad permanente con las reglas del Estado de Derecho los delató. La presión del Congreso por entregar más atribuciones y herramientas legítimas a las fuerzas de orden los enredó en un espiral del que nunca supieron salir.

El ciclo se cerró. Y sin rentabilidad.

Treinta pesos, millones de promesas, dos convenciones constitucionales, una presidencia, múltiples reformas anunciadas… indolencia e irresponsabilidad. Y nada.

Son los 30 pesos más caros de la historia.

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