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15 de Octubre de 2014

Las claves de la crisis que tiene en vilo a los trabajadores de Grupo Copesa

La empresa ha vivido una serie de cambios el último año que terminó por eliminar un tercio de su planta de trabajadores. En noviembre vendrá la etapa final de este cuestionado proceso.

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Cada viernes los pasillos del edificio de Grupo Copesa -que reúne a los diarios La Tercera, La Hora, La Cuarta y revista Qué Pasa, entre otros- comienzan a llenarse de rumores sobre nuevos despidos, cierre de secciones o reestructuraciones en la forma en cómo trabajan. Al interior se habla de “viernes negros” y de que “van a soltar al león”.

La idea se instaló hace más de un año cuando el holding perteneciente al empresario Álvaro Saieh comenzó una serie de profundos cambios, que coincidieron en parte con la salida de quién fuera el director de La Tercera por 14 años, Cristián Bofill. A la fecha, se acumulan 479 desvinculaciones, entre despidos y renuncias de una planta que superaba entonces los 1700 funcionarios.

Días atrás comenzó a tomar fuerza una información aún mayor: al menos un 30% de la planta actual sería despedida para reducir los costos, es decir, un poco más de 200 trabajadores. Se comenzó incluso a hablar de una lista con nombres que ya estaba en poder de la plana ejecutiva. La empresa lo desmintió tajantemente.

A principios de septiembre también se especuló que el diario La Hora, de distribución gratuita, sería cerrado debido a la baja de ingresos por concepto de publicidad.

Cierto o no, la circulación de rumores de ese tipo habla del estado de ánimo de los equipos que componen la empresa y los temores ante la incertidumbre laboral. Esto último sobre todo luego que más de 40 trabajadores del área de Operaciones (de prensas y talleres) fueran despedidos la semana pasada con el objetivo de “reducir costos”.

Pero ahora las preocupaciones más grandes de los trabajadores son de cara a fines de noviembre, cuando se realice la última gran reestructuración. Pese a que la información oficial es escasa, quienes han tenido acceso a conversaciones con la plana ejecutiva explican que -entre otras cosas- buscan fusionar el diario La Tercera y el sitio LaTercera.com, dos espacios que hoy funcionan con equipos y lógicas distintas, al menos en la teoría.

Al interior del diario explican que la administración de Copesa solo está buscando rentabilizar en términos económicos al reducir aún más el equipo -al tener un solo periodista por frente informativo y no dos, por ejemplo-, pero no “aterrizando” cómo eso “afectará a la calidad del trabajo”. Además, la última reestructuración incluiría la obligación de escribir para diferentes soportes: papel, internet y móviles, algo que antes hacían entre varios.

“Ojalá que al final del proceso no sea brutal. Si ocurren despidos masivos, aumentará aún más la precariedad laboral de los medios que ya es enorme”, dice Rafael Andaur, presidente del sindicato Nº3 de Trabajadores del Grupo Copesa. “No sabemos cómo se va a implementar esto, pero sí sabemos que va a afectar los turnos y la vida normal de los periodistas que trabajan acá”, agrega.

El desmantelamiento

¿Cómo se explica todo esto? Un ex alto ejecutivo que dejó la compañía el año pasado detalla que el gran problema actual de Copesa  es que diversificó mucho sus negocios al interior del holding -llamados “espacios satélites”-, que no trajeron los ingresos que alguna vez pensaron. “Se pueden tener años buenos y años muy malos”, dice.

Bajo la lógica de sanear esas pérdidas, el consorcio vendió Labórum y Agrupemonos, redujo a la mínima expresión las plantas de trabajadores de empresas como Promo Service -venta de suscripciones por callcenter- y META, empresa de transporte y distribución de los diarios y revistas de la empresa, aunque también de otros que pagan sus servicios, como El Ciudadano, El Siglo y Ercilla.

En esa línea -y como primera medida- a mitad del año pasado la empresa puso fin a un ambicioso proyecto que nunca vio la luz: el canal 3TV, cierre antes de salir al aire que significó pérdidas millonarias para la empresa. “Los costos de todas esas malas decisiones las estamos pagando nosotros ahora”, dice Andaur.

El mismo ex ejecutivo de Copesa asegura que “siempre se puede trabajar con menos equipos, aunque todo tiene un límite, sobre todo si afecta a la calidad. Hoy están administrando la crisis desde el punto de vista financiero, pero se les puede pasar la mano”.

Las decisiones de reducción de equipos y optimización de la gestión comenzaron a transformarse en realidad cuando Saieh nombró como gerente general a Rodrigo Errázuriz, hombre de confianza del magnate de la prensa.

Según explican conocedores del proceso, la nueva administración de Copesa decidió centrarse exclusivamente en los medios que componen el consorcio periodístico, dejando de lado cualquier otra fuente de negocio, para transformarlos en plataformas más eficientes. Pero lo anterior, cuestionan al interior del periódico, es difícil que suceda cuando se reduce un tercio de la empresa sin que, además, hayan contratado reemplazos.

“Con esto se ha duplicado la carga de trabajo de la mayoría de los equipos, entre periodistas, técnicos o administrativos de distintas áreas. Es lo mismo que están haciendo en todos los medios: funcionar al mínimo, pagar poco y exigir el máximo”, sentencia otro periodista del diario de Saieh.

La arremetida de Olivares

Desde el Colegio de Periodistas han estado atentos a los movimientos de Grupo Copesa, así como del resto de la industria. La presidenta de la sindical, Javiera Olivares, cuestiona la gran precariedad que existe hoy en los medios de comunicación, así como la persecución de la que muchos trabajadores de las comunicaciones son parte.

En esa línea, Olivares se reunió se con la ministra del Trabajo, Javiera Blanco, y distintos sindicatos con el objetivo de realizar acciones en conjunto que terminen con las malas condiciones de los trabajadores. “Hemos denunciado el constante hostigamiento que sufren muchos compañeros y las pésimas condiciones en que trabajan, con una respuesta positiva por parte del Gobierno”, asegura.

Una de las aristas que baraja el Colegio de Periodistas es crear una articulación mayor entre los distintos sindicatos de empresas de las comunicaciones, a través de una coordinadora o una federación. Al mismo tiempo, se está trabajando en al menos tres espacios para cambiar la normativa legal que regula este trabajo.

Primero, durante la última semana de octubre se debiera armar una mesa de trabajo entre el Gobierno y el Colegio de Periodistas, buscando mejorar la ley, analizar las condiciones de precariedad y apuntar hacia una fiscalización.

La segunda línea apunta a incluir un cambio al polémico artículo 22 en la futura reforma laboral, ya sea en un proyecto de ley del Ejecutivo o a través de un grupo de parlamentarios.

Adicionalmente, el Colegio de Periodistas y la comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados comenzará a trabajar en conjunto, para buscar modificaciones. En ese sentido, incluso se le ha hecho invitaciones a los parlamentarios para sesionar en la sede del colegio.

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