La liberación condicional de Mauricio Ortega, condenado por el brutal ataque que contra Nabila Rifo en 2016, habría revelado una grave falla en el proceso judicial: la víctima nunca recibió la notificación de la medida que permitió la salida de su agresor de la cárcel.
Aunque el Juzgado de Garantía de Coyhaique sostuvo que Rifo fue “debidamente notificada“, un recurso de amparo presentado por el Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género (SernamEG) desmiente esa versión y expone serias irregularidades, sede acuerdo a información de T13.
Según el documento, el 25 de abril de 2025 un funcionario judicial informó haber dejado la notificación “por cédula” en el portón del domicilio registrado de Rifo, ubicado en calle Alfonso Serrano N° 924, Coyhaique. Sin embargo, esa dirección no corresponde a su residencia actual ni a su vivienda desde hace años.

Desde al menos 2019, el inmueble funciona como un Centro de Apoyo a la Integración Social (CAIS) de Gendarmería de Chile, una dependencia institucional que atiende público en horario hábil y donde no habita ningún particular.
Vecinos del sector confirmaron que Rifo vivió allí solo un breve tiempo después de su recuperación en Santiago, pero que se mudó mucho antes de que el edificio fuera ocupado por Gendarmería. En la práctica, la carta habría sido dejada en la reja de una oficina estatal, sin que nadie vinculado a la víctima la recibiera.
El recurso de amparo califica la notificación como “defectuosa, ineficaz y carente de sentido práctico“, ya que se efectuó en un domicilio inexistente para la víctima. Además, advierte que cuando Ortega volvió a postular a la libertad condicional en septiembre, el tribunal ordenó notificar nuevamente a Rifo, pero no existe constancia de que ello ocurriera.
Pese a estas inconsistencias, la Corte de Apelaciones de Coyhaique aprobó la liberación de Ortega, quien cumplía nueve de los 18 años de condena. La decisión se efectuó pese a un informe de Gendarmería lo describió con “alto riesgo de violencia contra la pareja“, “rasgos psicopáticos” y “escasa conciencia del daño causado“.