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¿Cuáles son las zonas más calurosas de Santiago?

Se les llama “islas de calor” y en ellas confluyen básicamente dos factores: mucho hormigón y pocas áreas verdes. Las hay en el centro de Santiago, pero también en comunas como Providencia o Las Condes.

La Región Metropolitana (RM) se encuentra bajo alerta roja por “calor extremo” junto a otras regiones de la zona central; las máximas podrían alcanzar los 36°C. Se trata de un escenario que podría golpear aún más a las zonas que tienen mayor concentración de construcciones grises y menos áreas verdes.

Es lo que se conoce como isla calórica, un fenómeno que se produce en zonas urbanas que experimentan temperaturas más altas debido a la actividad humana.

“La isla de calor urbana es un fenómeno en el cual las zonas urbanizadas registran temperaturas significativamente más altas que las áreas rurales o periurbanas que las rodean. En Santiago este fenómeno se produce por la combinación de factores urbanos y constructivos, como la alta presencia de hormigón, asfalto y cubiertas metálicas; la ausencia de vegetación capaz de generar sombra y enfriamiento natural; la configuración de calles estrechas que dificultan la ventilación, y la acumulación de calor durante el día que no logra disiparse durante la noche”, explicó a EL DÍNAMO Jorge Mancilla, académico de Arquitectura USACH.

AGENCIA UNO.

Cuáles son las zonas más calurosas de Santiago

En esa línea, Mancilla aseguró que en la capital las zonas más afectadas por el calor urbano son “especialmente su Centro Histórico, Estación Central, Quinta Normal, Independencia y Maipú. En estos sectores predomina una urbanización continua, con alta ocupación del suelo, extensas superficies pavimentadas y una baja presencia de áreas verdes y arbolado urbano. Estas condiciones favorecen la acumulación de calor y dificultan su disipación”.

Algo en lo que coincide el presidente del Colegio de Arquitectos, Rodolfo Jiménez, quien señaló a este medio que “comunas como Santiago, Estación Central, Independencia, Conchalí, Huechuraba y parte de Ñuñoa y Providencia registran temperaturas más altas”, en contraste con lugares como Vitacura y La Reina, donde hay más sombra, evapotranspiración y una mayor permeabilidad del suelo.

AGENCIA UNO.

Existe una brecha socioambiental: comunas con menos áreas verdes por habitante sufren mayor estrés térmico que comunas con más parques y árboles”, añadió.

Por su parte, José Ignacio Torres, director de la Escuela Construcción UDLA, también incluye a Las Condes, “principalmente en el sector de Alonso de Córdova con Presidente Riesco, y en el sector de el Golf, donde los edificios son más grandes”, como lugares que “suelen tener mayor problema de isla de calor”. 

El impacto que tiene la ausencia de áreas verdes

Respecto a las áreas verdes, su ausencia en ciertos sectores “tiene un impacto directo y significativo en el clima urbano de Santiago. La falta de árboles y, por ende, de sombra, provoca un aumento de la temperatura ambiente, un mayor consumo energético en las viviendas, debido al uso de ventiladores y sistemas de climatización, y una disminución del confort térmico en el espacio público. Esta situación también tiene una dimensión social importante, ya que genera inequidad territorial: las comunas con menos recursos suelen presentar menos áreas verdes y, al mismo tiempo, son las más expuestas a temperaturas extremas“, sostuvo el académico de la USACH.

Alejandro Prieto, académico de la Escuela de Arquitectura UDP, afirmó que “lo que hace la vegetación es que cumple un efecto estabilizador de las temperaturas. El suelo vegetal puede absorber este calor y lo va liberando de a poco. La vegetación lo que hace es, por efecto de evapotranspiración, reducir las temperaturas al buscar evaporar todo ese contenido de humedad que tienen las plantas y la tierra plantada”.

AGENCIA UNO.

Cómo mitigar los efectos de las islas de calor

Para intentar mitigar el impacto de las altas temperaturas, los expertos aseguraron que diferentes materiales pueden influir en la reducción de las denominadas islas de calor.

“El uso de colores claros y superficies reflectantes en cubiertas y fachadas permite disminuir la absorción de radiación solar, mientras que la incorporación de madera en elementos de sombra, como pérgolas, celosías o revestimientos, contribuye a reducir la acumulación térmica, debido a su menor inercia térmica en comparación con otros materiales”, aseveró Mancilla.

Siguiendo en esa línea, Jiménez dijo que “pintar techos de color blanco ayuda, porque reduce la temperatura interior de las viviendas”.

Sin embargo, señaló que la solución real es integral: “Más arbolado urbano, más sombra, materiales adecuados, mejor diseño urbano y refugios climáticos. No basta una sola medida; el calor urbano se combate desde el urbanismo, la arquitectura y la equidad territorial”.

Prieto, en tanto, aseguró que lo que hay que hacer es tratar de balancear, idealmente contar con mayor vegetación. En caso de que no, intentar balancear el uso de sistemas y materiales de alta inercia térmica, como el hormigón, pero aumentando sus capacidades de reflexión del calor, que quiere decir, pintarlo con colores claros. Y, al mismo tiempo, juntarlo con soluciones que puedan tener una menor inercia, que permitan disipar rápidamente el calor”.

AGENCIA UNO.

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