Este sábado comienza a correr el periodo de veda electoral. 15 días antes de las elecciones presidenciales inicia la prohibición de difusión de encuestas, por lo que las principales encuestadoras y medios de comunicación se verán imposibilitados de publicar estudios referidos a la preferencia presidencial.
Por lo mismo, los resultados de este fin de semana son esperados con expectativa por parte de los comando de los abanderados que ven posibilidades de pasar a segunda vuelta.
Hasta el momento, tanto en el oficialismo como en la oposición, se asume que Jeannette Jara (Unidad por Chile), será quien pase al balotaje y que el punto suspensivo es qué porcentaje obtendrá el 16 de noviembre. En el comando de la militante comunista está la expectativa de conseguir una base amplia de apoyo para mantener viva la posibilidad de vencer en la segunda vuelta.
En la derecha, en tanto, está en suspenso aún qué candidato se enfrentará a Jara el 14 de diciembre. José Antonio Kast (Partido Republicano), mantiene ventaja en el segundo lugar, pero en el último mes ha experimentado una sostenida baja. Evelyn Matthei aparece estancada en los sondeos e incluso igualada con Johannes Kaiser, el candidato del PNL que ha revitalizado su candidatura en las tras últimas semanas.
Respecto a la entrega final de las encuestas, Roberto Munita, analista político y académico de la Facultad de Comunicación UANDES y UANB asegura que “consolidar una buena posición en las encuestas es clave, pero no es la panacea; la campaña sigue y, de algún u otro modo, si hay cambios en las tendencias, se va a saber”.
Lo que dice Munista tiene que ver con las filtraciones que se hacen cada vez más recurrentes. En plataformas como X (antes Twitter) suelen compartirse los resultados, pese a la confidencialidad.
En todo caso, Munita hace hincapié en que “no es cosa de pensar que la campaña se congeló al momento de la veda, y que la opinión pública no siga alterando sus preferencias”, por lo que “es evidente que mucha gente se queda con las últimas encuestas oficiales, y por ello, no es menor el haber aparecido en la pole position al momento de entrar en veda”.
Por su parte, Rodrigo Meléndez, subdirector ejecutivo del Instituto Res Publica, añade que “en esta elección presidencial, es tanto o más importante la percepción. Tomando en consideración que por primera vez contaremos con inscripción automática y voto obligatorio, un gran porcentaje de la población será un votante “nuevo” u “obligado” que tiene las características de ser un tanto impredecible. Esto genera que el efecto del “caballo ganador” cobre mayor relevancia, y por tanto es necesario conocer la percepción de la gente sobre el resultado de las elecciones y no sólo cuál es su preferencia al momento de votar”.
El votante oculto al ojo de las encuestas
Una de las incógnitas para esta elección, como mencionaba Meléndez, es qué ocurrirá con el voto obligatorio que por primera vez participará en las elecciones presidenciales. Si bien algunas encuestas han intentado medir la preferencia de dicho electorado, en algunos comandos —como el de Evelyn Matthei— persiste la idea de que los sondeos no han leído de la mejor manera el voto obligado y persisten en la tesis del sufragio “oculto” o “silencioso”.
“Hay 5 millones de nuevos electores, y esos 5 millones le ponen incertidumbre al resultado. Nunca han votado esos electores y están aparentemente subrepresentados en varias encuestas. Y hay un segundo tema, que es un voto que se ha llamado silencioso, voto oculto, que tampoco sabemos exactamente por quién se va a inclinar, pero todo indica que podría inclinarse eventualmente por Matthei”, dijo esta semana en entrevista con EL DÍNAMO la ex ministra y asesora de Matthei, Isabel Plá.
Sobre este tema, Meléndez asegura que “para las encuestas tradicionales, que simplemente buscan un número estadísticamente relevante de respuestas para entregar sus conclusiones, el voto obligatorio es más difícil de medir puesto que no se sabe con certeza si quién respondió la pregunta efectivamente será un nuevo votante o no, si vota por convicción o por obligación, etc.”.
Y acota: “En cambio, encuestas del tipo panel, como Panel Ciudadano-UDD, que hace un seguimiento de personas a lo largo del tiempo, puede llegar a tener mayor certeza sobre la estructura del apoyo que los votantes están entregando a un candidato en un momento determinado. En el caso de Matthei, la apuesta parece un tanto arriesgada, pues, según esa misma encuesta, su apoyo no varía tanto entre los votantes habituales y los obligados”.
Munita coincide en que “es muy difícil de medir el voto obligatorio” lo que lleva a que se hable de un voto silencioso u oculto.
Eso sí, asegura que “la tesis del entorno de Matthei es que los más bulliciosos en reconocer sus preferencias electorales son los que están más en los extremos, porque son los que sienten que tienen más que defender; pero si hay gente indecisa o que tiene tomada su decisión y no la quiere exponer, es porque apuntan a candidatos más moderados, y sufren lo que se llama la espiral del silencio”.