Para los partidos de Chile Vamos, tan importante como la presidencial era la elección parlamentaria. En los comicios de diputados y senadores, Evópoli, Renovación Nacional y la UDI se jugaban algo más que mantener la representación en ambas cámaras; también se disputaba la hegemonía por la derecha. Finalmente hubo un claro ganador: el Partido Republicano.
Bajo la sombra de José Antonio Kast, candidato de la derecha que logró el paso a segunda vuelta, los republicanos lograron aumentar su representación de 13 a 31 diputados a nivel nacional, transformándose en la bancada más grande de la Cámara de Diputados.
En la Cámara Alta, el Partido Republicano aumentó su presencia alcanzando los cinco senadores.
Así las cosas, Chile Vamos quedó relegado a un segundo plano en lo parlamentario. En la Cámara, entre los tres partidos que conforman la coalición se obtuvieron apenas 35 escaños, 14 menos que en la última elección. Además, el mal resultado tuvo otra consecuencia: Evópoli no logró la votación mínima para mantener su vigencia legal.
Dirigentes de la coalición reconocen que si bien la derrota de Matthei fue dura, de alguna manera estaba internalizada debido a los malos pronósticos previos. Pero la derrota en la parlamentaria fue un verdadero terremoto.
De hecho, un dirigente de la UDI asegura fuera de micrófono que “con una buena votación de la coalición nos manteníamos, pero con este resultado se hace inviable que Chile Vamos siga existiendo”.
Con un tono más prudente pero con el mismo fondo se han pronunciado otros dirigentes de la coalición durante la jornada pos elecciones. Todos coinciden en que la coalición llegó a su fin, por lo menos en la manera actual en que funciona.
El ex ministro y ex presidente de RN, Cristián Monckeberg, planteó en una carta que envió en el chat de la comisión política de RN que “Chile Vamos ha cumplido su ciclo (…) Las sucesivas derrotas presidenciales, la decisión de no realizar primarias, una fórmula parlamentaria que no maximizó el rendimiento electoral, y un relato político que no hizo eco en la ciudadanía, nos obligan a romper inercias”.
La senadora Paulina Núñez (RN), en esa misma línea, planteó que “me atrevo a decir a esta altura, después de ver los resultados, dije que se acabó Chile Vamos. Hoy por la tarde tenemos una comisión política de Renovación Nacional porque también el resultado fue desastroso” en la elección parlamentaria.
Las fórmulas que se manejan para el futuro de la coalición
Si bien una parte de Chile Vamos apuesta por definir el futuro de la coalición post-segunda vuelta, ya hay algunas ideas sobre qué hacer con la coalición.
Monckeberg, por ejemplo, planteó la posibilidad de presentarse como un partido independiente sin coalición ante la opción de conformar un eventual gobierno de unidad con José Antonio Kast, quién tiene la primera posibilidad de llevarse el balotaje.
Otro RN, el senador electo Andrés Longton, aludió a la posibilidad de una fusión entre los partidos que conforman Chile Vamos. En conversación con La Tercera, el legislador sostuvo que “el Frente Amplio lo hizo, y me parece que las diferencias que tenemos no son tan sustantivas como para no poder avanzar hacia la conformación de un solo gran partido”.
Esa idea, en todo caso, presenta ciertas dificultades. En primer lugar, los tres partidos comparten matrices ideológicas diferentes, sobre todo Evópoli que nació a partir de la necesidad de tener una representación liberal de la derecha que se mantuvo por más de 20 años anclada en el ala conservadora con RN y la UDI como únicos exponentes.
Además, en la coalición existe la preocupación que ante el boom republicano la parte dura de la militancia se traslade a ese partido —o el nacional libertario— tal como ha ocurrido en estos cuatro años del Gobierno de Boric.