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El consejo de Longueira a Kast para su gabinete: “Reservaría los cargos más importantes para personas con más trayectoria y experiencia”

Tras el cierre del juicio por el caso de SQM, después de 10 años de sufrimiento personal y familiar, el ex hombre clave de la derecha chilena confirma que, aunque no le crean, dejará la política y se irá a vivir “a la tercera reserva de agua dulce más importante de la Tierra, después de la Antártida y Groenlandia”. También dice que hay que partir una nueva coalición desde cero. De lo contrario, asegura, “el próximo solo será un gobierno de cuatro años”. Proyecta un conglomerado amplio, desde Libertarios al PDG, y declara que el legado del fundador de la UDI está más vivo que nunca. “Me emociona enormemente tener la oportunidad de ver a un Guzmán Boy conduciendo los destinos del país”, afirma y de paso anuncia que publicará un libro para el aniversario de la muerte del líder gremialista. “Ahí habrá muchos recuerdos, anécdotas y cosas que, no sé por qué, no me he atrevido nunca a contar”.

La entrevista es en la terraza del Café Kant, en Avenida Santa María. Es el día después de las elecciones presidenciales y el que fuera coronel de la UDI, Samurai de Joaquín Lavín, fallido candidato presidencial en 2013, exministro de Sebastián Piñera 1, reconocido estratega de lo que alguna vez fuera la derecha dura, se ve más delgado y canoso. Viste una camisa de lino beige, pantalones sport y lleva al hombro una pesada mochila negra. La otra, la del juicio que llevó en la espalda por 10 años, se la sacó el 22 de octubre cuando el 3° Tribunal Oral en lo Penal de Santiago lo absolvió de las acusa-ciones de cohecho en el juicio por el caso SQM.

“Nunca imaginé que sería perseguido tanto tiempo por un delito que jamás cometí. Fue una batalla muy dura, desgastante, de un altísimo costo personal, familiar y económico. Pero me da lo mismo porque ahora soy feliz. Cerré la herida. Lo único que le dejaré a mis 20 nietos es mi apellido y quiero que lo lleven con orgullo”. Desde el día en que salió del tribunal, su teléfono no paró de sonar. Sus amigos le organizaron una comida de desagravio. Calcularon primero que convocarían a 600 personas, luego subió a 900, pero nadie supuso que la concurrencia sería tan multitudinaria. “Llegaron 1.130 personas. Impresionante, qué quieres que te diga. Fue toda la gente que ha estado conmigo en estos 35 años, que también se reencontraron”, dice sobre el evento en el restorán Los Buenos Muchachos, en el centro de Santiago, donde estuvieron figuras como Joaquín Lavín, Andrés Chadwick, Hernán Larraín y Juan Antonio Coloma, los otrora coroneles. “Cuando me lo plantearon, pedí que no fuera un acto político o para la prensa, sino uno de cariño. Y lo recibí en exceso. Estoy muy agradecido. Necesitaba eso. Fue la forma de sanarme, de cerrar la herida. Porque la acusación fue muy violenta. Me revisaron todo: se metieron en el closet de mi señora, en mis cuentas corrientes, la de mi secretaria, la de las fundaciones, todas mis asignaciones parlamentarias desde cuando fui diputado en Conchalí. Pero derrotamos a los que armaron todo esto; a los fiscales, al Ministerio Público y el Consejo de Defensa del Estado, quienes actuaron sin tener ninguna prueba”.

A Longueira le faltaban esa noche en Los Buenos Muchachos un par de días para celebrar su 43 aniversario de matrimonio con Cecilia Brinkmann, madre de sus 7 hijos. Y le tenía preparada una sorpresa.

“Terminé de rodillas pidiéndole a la Chichi que se casara de nuevo conmigo… Para qué te explico la cantidad de cebolla. Nadie sabía lo que iba a hacer, salvo la persona a cargo de la música. Cuando terminé mi discurso —entremedio me bloqueé, perdí el hilo— hice subir a todos mis hijos, nueras y yernos. A todos menos a ella. Había gente que hacía señas como diciendo huevón, se te olvidó. Ahí empezó a sonar la canción de la Puerta de Alcalá, que me encanta, e hice la comparación de que cada uno tiene una Puerta de Alcalá, que para mí es mi señora que me ha acompañado en todo. Porque pasé por una depresión, tuvimos un hijo con cáncer y lo sacamos adelante. Al final hemos estado juntos en todos los dolores, alegrías y sacrificios. Me puse de rodillas, le entregué el anillo y le pedí que se volviera a casar conmigo… Y aceptó. Olvídate después los chats de los amigos que me retaban porque sus mujeres les decían: ¡Imbécil, aprende de Longueira!”.

“¿Lo de siempre, don Pablo?”, interrumpe el mesero. “Sí”, contesta. Y ahora vamos al otro tema que lo tiene exultante. El triunfo de José Antonio Kast por 58 puntos sobre Jeanette Jara. “Fue un momento muy especial. Es el cierre de una historia muy larga, con muchos dolores y victorias, una posta que partió con Jaime Guzmán. No por casualidad el 1 de abril se cumplirán 35 años desde su muerte. Sin él, sin esa historia previa, sin este trabajo que uno ha ido construyendo en política, no habría pasado lo del 14 de diciembre. Ninguno de nosotros, incluido José Antonio, estaríamos en el servicio público y me emociona enormemente tener la oportunidad de ver a un Guzmán boy conduciendo los destinos del país. De hecho, los tres candidatos presidenciales de la primera vuelta fueron militantes de la UDI en el periodo en que me tocó presidir el partido. Y en el Congreso, la bancada más grande es de puros UDI o ex UDI”.

Longueira cuenta que publicará un libro para el aniversario de la muerte del líder gremialista. “Ahí habrá muchos recuerdos, anécdotas y cosas que, no sé por qué, no me atrevía a contar. Tuvimos a un líder excepcional que nos convocó a todos, que días antes de su muerte dio un discurso para oponerse al cambio constitucional para que el Presidente indultara a personas condenadas por terrorismo. Y lo hizo sabiendo que eso le costaba la vida. Por eso, cuando lo asesinaron, no hubo nadie de nosotros que no dijera: Tenemos que continuar con el proyecto Jaime”. El mozo vuelve con el pedido. Longueira abre la lata de Coca Cola, se toma el ristretto y continúa.

“Cuando escuché el discurso de José Antonio la noche del triunfo, pensé: son los mismos valores de Jaime. Nunca creí que después de los dos gobiernos de Piñera vería llegar a La Moneda a un Presidente que hubiera votado por el Sí. Es el fin de un ciclo muy virtuoso que partió con el plebiscito de 1988 y que marcó al país durante años, hasta Bachelet 2, Piñera 2 y Boric, donde se perdió la capacidad de entendimiento. Toda esta historia ahora se terminó”.

Y explica: “Aquellos que hemos estado involucrados en la política sabemos que hay elecciones que marcan una época y dejan construida una estructura en la sociedad. Desde el Sí y el No, tuvimos dos bloques políticos muy consolidados, con partidos muy sólidos y que llegó hasta el primer gobierno de Piñera. Luego, con Bachelet 2, el país tuvo un cambio que la clase política no supo computar, cuando se crea una nueva coalición con el Partido Comunista. Ahí se perdió la legitimidad para llegar a acuerdos y el rayado de cancha de la izquierda fue violentando a los sectores de la derecha. A eso se sumó la polarización que se ha ido acentuando en el país, agravada por las redes sociales. Ese período político ahora concluyó y entramos en una nueva etapa”.

Cuestión de energías

—El académico David Altman dice que después del plebiscito constitucional del 2020 se instaló un nuevo clivaje: “Estallido y Rechazo”.
“Claro, son energías que se instalan. Ese plebiscito venía precedido por un intento de botar a un presidente elegido democráticamente y que derivó en una Constitución refundacional, rechazada 62/38. Esa energía quedó instalada y fue capitalizada por Kast. Por lo tanto, me esperaba ese resultado, de hecho, al día siguiente de la primera vuelta dije que él obtendría un 59% más uno”.

—¿Estamos hablando de un cambio de época?
“Claramente. Dejando de lado el estallido delincuencial, hubo una marcha de más de un millón de personas que salieron a la calle de forma pacífica, muy transversal. Sin embargo, los problemas por los que la gente se movilizó siguen pendientes. Llevamos 10 años creciendo al 2%. Si en este nuevo gobierno no entienden que hay temas que siguen presentes no habrá op-ción de ir más allá de los cuatro años”.

—¿Kast lo entiende?
“Creo que sí. Me consultan mucho de su entorno y tengo claro que lo han comprendido”.

—¿Cuáles son esas necesidades no resueltas?
“Lo que votó la gente pues. Primero, la delincuencia; las mu-jeres votaron por José Antonio Kast porque para ellas el tema de seguridad es mucho más importante que la igualdad de género. También por trabajo, porque las tasas de desempleo femenino son las más altas del último tiempo. En el fondo, lo que está pa-sando es que volvimos al sentido común. Así de simple. Lo que quiere la ciudadanía es que regresen los 30 años”.

—¿Se puede? ¿Cree que la derecha sea capaz de conseguirlo?
“No es tan distinto. De lo que se trata es de volver a legitimar los acuerdos. En política lo más fácil es discrepar del que piensa distinto, lo complejo es atreverse a coincidir, que fue lo que hicimos durante 25 años entre la Concertación y la oposición. Sacamos adelante muchas políticas públicas, muchos acuerdos. Los 30 años son inseparables de ese espíritu que hubo de atrevernos a coincidir”.

—Y con una política tan polarizada, ¿existe hoy ese espacio?
“Lo habrá porque es un gobierno de derechas liderado por los Guzmán Boys y ese será el sello. Al frente estará una generación de izquierda distinta, que ya gobernó y que obviamente cambió; el Boric que entró a La Moneda no es el mismo que ahora la deja. Entonces habrá un periodo en que existirá la voluntad de coincidir y tendremos que aprovecharlo, porque esos momentos no duran mucho.

—A Kast y a los Republicanos se les acusa de ser poco dialogantes…
“Dame un argumento para decir que son poco dialogantes”.

—Bueno, el plebiscito constitucional de 2023. Los representantes republicanos no transaron ni siquiera con las otras derechas y el fracaso fue aplastante.
“Sí… Ahí obviamente faltó una capacidad de entender que la prioridad era sacar una Constitución donde todos teníamos que ceder para lograr un bien común. Porque para lograr un acuerdo requieres que todo concurran… Bueno, así es hoy el mundo político, muy adversarial, agravado por las redes socia-les. Pero esta es la oportunidad para superarlo…”.

De libertarios al PDG

—¿Estamos hablando de un gobierno que trascienda los cuatro años, de largo aliento?
“Eso es lo que está en juego de aquí a marzo. Si no, serán solo cuatro años y volveremos al péndulo. Así de simple. Y este diseño que te estoy planteando si no lo construyes bien desde la hora cero, que ya partió, hasta aquí no más llegamos”.

—¿Cómo debería ser este nuevo Gobierno de Kast?
“Lo he pensado mucho y lo tengo bastante claro. Creo que el mayor error que puede cometer José Antonio Kast es intentar hacer un gobierno de coalición como los que se han venido haciendo en las últimas décadas, donde cada partido tenía asignado un ministerio…”.

—¿Se refiere al cuoteo?
“Pero no lo llamemos así, porque tiene una connotación que yo no quiero darle. Es la forma de integrar a tu coalición al gobierno a lo que me refiero. Hay que tener la libertad de decir: ok, ¿a quiénes me llevo? Elegir con pinzas de los partidos a las personas adecuadas y armo un gobierno con esa perspectiva. Luego construyo por fuera una coalición sólida, con sede, estructura, un secretario ejecutivo y asiento en el comité político de los lunes. Así debe ser la coalición que sustente a este gobierno”.

—¿Por eso no funcionó Chile Vamos?
“Es que Chile Vamos no fue nada, un nombre no más, ni siquiera hubo una primaria. Nada”.

—¿Cuál debería ser el sello del primer gabinete?
“Muy simple. Nombrar a una nueva generación de derecha con una edad promedio de 55 años. Pero reservaría dos de los cargos más importantes para personas con más trayectoria y experiencia de gobierno. Esto es Interior y Secretaría General de la Presidencia. Esos puestos no los pueden ocupar Republicanos, porque son los que te generan la interrelación con el resto y se necesita a personas con más redes y capacidad para llegar a acuerdos. En los otros cargos clave, como Seguridad, Hacienda o Economía instalas a Republicanos y das una señal de que a todos los que convocaste y te llevaron al éxito, son esenciales”.

—En el fondo está hablando de resetear y partir todo de cero…
“Hay que planificar para dos o tres periodos más. Porque, de lo contrario, ante cualquier coyuntura adversa los miembros de la coalición empezarán a reperfilarse a costa del gobierno, con Libertarios desatados por el lado de la derecha. Ese es el riesgo cuando tú no estructuras bien, ¿te fijas? Tienes que adelantarte y construir esa mayoría del 62%, que tenga una energía que pueda proyectarse en el tiempo”.

—¿De dónde hasta dónde debiera ser esta nueva coalición?
“Lo más amplia posible, desde Libertarios al PDG. No excluiría a nadie”.

—La expectativa de terminar con la delincuencia está muy alta y la ciudadanía se la cobrará prontamente a Kast.
“En cuanto inicien el gobierno tendrán que empezar a mostrar lo antes posible resultados. Ese es el punto medular, porque esta elección se eligió precisamente por el tema de la seguridad. Tienen que exhibir los efectos de lo que están haciendo. Por supuesto que la gente les dará algo de tiempo, ya que en marzo y abril seguirá todo igual, pero se estarán tomando las decisiones y las medidas necesarias para enfrentar este problema. Paralelamente a esta urgencia, igual de importante es volver a crecer al 5% o 4%. Ninguna política pública existe, ni la PGU ni ninguna de estas cosas, si no existe crecimiento económico”.

—El otro tema importante es la inmigración.
“Claro, y hay que entender que la probabilidad de que en marzo no esté Maduro en Venezuela es muy alta. Y la política de inmigración es muy distinta con él a sin él. ¿Cómo ordenas la inmigración ilegal? No soy partidario de expulsarlos a todos, no tengo esa mirada ni esa lógica. Hay que ordenar a los que ya ingresaron ilegalmente, de ellos ver a quiénes hay que echar y a los que no. Porque también necesitamos esa fuerza de trabajo. Pero decir que hay que expulsar a los 300.000 inmigrantes ilegales que se supone que hay en el país me parece absurdo y, además, imposible”.

Nueva vida

—¿Es verdad que se retira de la política?
“Sí, publico mi libro y cierro la etapa”.

—Difícil creerle…
“Lo mismo dijo Lavín en la comida. Ahí, para salir del paso, contesté en mi discurso: Joaquín ha dicho que no me cree nada, nada, nada. Y es verdad. No sé si en diciembre voy a alcanzar, pero en enero sí que van a saber dónde estaré y cuál será mi última contribución al país…. Ahora todos juran que voy a ir de ministro de no sé qué, pero en enero van a cachar que me voy a vivir a Campo de Hielo Sur”.

—¿Adónde?
“Sí, algunos meses al año, porque el clima es muy complejo. Se formó un grupo extraordinario de empresarios y profesionales y vamos a construir una villa para hacer soberanía…”

Explica:

“Hemos sido irresponsables como país al tener botada la tercera reserva de agua dulce más importante de la Tierra, después de la Antártida y Groenlandia. Al sur del lago O’Higgins viven tres colonos y es toda la presencia chilena que tenemos a partir del Fitz Roy. Y por el lado argentino tienen más de 6.000 camas y cruzan a Chile en forma ilegal. Hasta les arriendan a los turistas los camarotes de nuestro refugio”.

—Debe ser un buen proyecto económico también…
“No necesariamente; ninguno de los inversionistas o profesionales que están participando lo hace por esa motivación sino como un aporte a Chile. Esperamos obviamente que se rentabilice, pero no es el propósito… Son 90 hectáreas, con 1 km de largo para hacer una pista aérea. Y si una universidad quiere crear un centro de investigación, le vamos a regalar el terreno. Cada inversionista puso el 10% del capital y ya tenemos 100. Ellos podrían invertir en lugares mucho más rentables, pero es un proyecto que le queremos dejar a los chilenos. En enero me voy a hacer Patria”.

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