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Salud Mental adolescente: cómo identificar y abordar los síntomas de depresión

En Chile, los estudios más recientes indican que un 60 % de los jóvenes presenta síntomas relacionados con depresión, ansiedad o estrés, pero solo un 16,5 % ha accedido en algún momento a atención profesional para tratar estas condiciones.

Cada 10 de octubre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, una instancia destinada a promover la conciencia y educación sobre la importancia del bienestar psicológico y emocional, incluyendo el impacto de trastornos como la depresión.

En Chile, los estudios más recientes indican que un 60 % de los jóvenes presenta síntomas relacionados con depresión, ansiedad o estrés, pero solo un 16,5 % ha accedido en algún momento a atención profesional para tratar estas condiciones.

Según explicó Cindy Villalón, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad UNIACC, “las
señales más frecuentes de depresión en adolescentes incluyen una pérdida marcada de interés o placer
por las actividades diarias, que se mantiene la mayor parte del día
, casi todos los días, por al menos dos
semanas”.

Salud Mental adolescente: cómo identificar y abordar los síntomas de depresión

Junto a ello, la especialista indicó que es común observar “dificultades para concentrarse en las tareas escolares, sentimientos persistentes de tristeza, desesperanza o inutilidad, y en algunos casos, la aparición de pensamientos relacionados con la muerte o el suicidio, lo que requiere especial atención”.

La experta enfatizó que los cambios repentinos en los hábitos cotidianos, como alteraciones del
sueño, del apetito o del rendimiento académico, pueden ser señales de advertencia.

El aislamiento social o el rechazo a compartir con amigos y familia suelen ser indicios que no deben pasar desapercibidos”, señaló.

En relación a cómo distinguir entre las variaciones de ánimo típicas de la adolescencia y los signos de una posible depresión, la psicóloga clínica señaló que es normal que “existan diferencias producto de los cambios hormonales, las presiones académicas o las transformaciones de la etapa. Sin embargo, cuando la tristeza, la irritabilidad o la falta de motivación se mantienen durante varias semanas y comienzan a
interferir en la vida cotidiana, es momento de preocuparse
”.

“La clave está en observar la intensidad, la duración y el impacto de los síntomas, un mal día es parte del
desarrollo; una tristeza constante que limita la funcionalidad puede ser el inicio de un trastorno del
ánimo”,
agregó

Consultada sobre los factores que hoy están influyendo en los cuadros depresivos en este grupo etario,
la docente de la UNIACC advirtió que “los adolescentes enfrentan múltiples presiones como el estrés
académico, las exigencias sociales y familiares, la hiperconectividad digital y la comparación constante
en redes sociales”.

A esto se suman, las “experiencias de acoso escolar, violencia digital o soledad emocional, que se intensifican en entornos poco contenedores. También influyen las dinámicas familiares, como la falta de comunicación o la sobrecarga de expectativas”.

Entre las conductas de alerta que los padres no deben ignorar, la profesional mencionó “el aislamiento,
la pérdida de interés por actividades que antes disfrutaban
, los cambios drásticos en el comportamiento, el descuido del aspecto personal y el bajo rendimiento académico sin causa aparente”.

Sobre las estrategias para fortalecer la salud emocional, indicó que “el acompañamiento cotidiano es
clave. Escuchar sin juzgar, validar lo que sienten y generar espacios de diálogo abiertos fortalece el
vínculo y la confianza”.

También, recomendó “mantener rutinas estables, promover el descanso adecuado, la actividad física y momentos de desconexión digital, ya que las actividades físicas son un importante factor protector que ayuda a estabilizar el estado de ánimo”.

Finalmente, sobre cuándo acudir a un especialista, Villalón fue clara “se recomienda buscar ayuda
profesional cuando los síntomas persisten por más de dos semanas
, afectan el funcionamiento diario o
generan preocupación en el entorno. Si existen pensamientos autodestructivos o cambios bruscos de
conducta, la atención debe ser inmediata”.

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