Secciones
Deportes

VIDEO – Mucha métrica y poco juego: Chile cayó ante Egipto pero clasificó a octavos del Mundial sub 20

La Roja de Nicolás Córdova deberá agradecer al menor número de tarjetas amarillas, y no a las métricas, su paso a octavos.

La Selección Chilena al mando de Nicolás Córdova no logra ahuyentar los fantasmas que han marcado su participación en el Mundial sub 20, luego de caer 2-1 ante Egipto en el Estadio Nacional.

A pesar de los cuestionamientos previos, Córdova no dio su brazo a torcer y mantuvo en el banco de suplentes a Rodrigo Godoy y a Francisco Marchant, por lo que nuevamente no logró sumar juego por las bandas.

Sin embargo, la apertura de la cuenta a los 27 minutos Nicolás Cárcamo parecía que le entregaba una nueva cara a Chile, ya que a pesar de no llevar mucho peligro al arco rival, parecía que por fin plasmaría en cancha el discurso del entrenador.

Pero esto no ocurrió, ya que con el correr de los minutos, Egipto tomó el control del balón y volvió a mostrar las grandes condiciones del arquero local. Nicolás Mella.

Esto se agudizó a los dos minutos del complemento, cuando Ahmed Abdin puso la igualdad tras un tiro de esquina. Esto envalentonó a los africanos, ya que estaban a un gol de clasificar a la siguiente ronda.

Las dudas se acrecentaron en los descuentos, ya que Omar Khedr puso el 2-1 final con un golazo de tiro libre, evocando el icónico gol de Matías Fernández ante U de Chile en la final del 2006.

Con el resultado puesto, Chile quedó con el consuelo de clasificar segundo en su grupo, tras Japón, gracias al menor número de tarjetas amarillas recibidas, pero lejos de mostrar una identidad o una mejoría tras los choques ante los nipones y Nueva Zelanda.

Así, a la Roja sub 20 está espera de conocer su rival en los octavos de final del Mundial y con la inquietud de no plasmar en cancha las palabras de Nicolás Córdova, quien otra vez ganó en las métricas, pero no en el marcador.

Notas relacionadas








Vuélveme a querer

Vuélveme a querer

El extraño caso de Cristian Castro es, finalmente, el de un artista que perdió el centro, vagó por los bordes y regresó sin pedir permiso. No volvió a través de un hit nuevo ni de una estrategia de marketing: lo hizo mediante algo más simple y más raro -una autenticidad torpe, luminosa e irresistible, respaldada por una carrera que, vista desde hoy, nunca dejó de importar.

Foto del Columnista Mauricio Jürgensen Mauricio Jürgensen