Secciones
Economía

Escalada bélica global: el nuevo factor que deben considerar las empresas chilenas

Conflictos como la guerra en Ucrania, las tensiones entre Israel e Irán o el conflicto con Hamas están generando efectos concretos en costos logísticos, disponibilidad de insumos y estrategias de expansión en empresas chilenas.

La geopolítica ha dejado de ser un tema exclusivo de gobiernos y analistas internacionales. En un contexto de creciente inestabilidad global, sus efectos han llegado a las mesas de los comités ejecutivos y a los directorios de las empresas chilenas, especialmente aquellas con vínculos al comercio exterior o cadenas productivas internacionales.

Con más del 60 % del PIB chileno proveniente del comercio exterior, los efectos de la guerra en Ucrania, las tensiones en Medio Oriente y la creciente rivalidad entre potencias como China y Estados Unidos se hacen sentir directamente en la operación de empresas locales. Desde bloqueos en rutas hasta sanciones comerciales o inestabilidad, las decisiones tomadas a miles de kilómetros impactan directamente en márgenes, planificación y competitividad.

En este nuevo escenario, las empresas necesitan algo más que capacidad de reacción. Se requiere visión estratégica, modelos flexibles y liderazgos capaces de interpretar el contexto.

“Hace algunos años, estos temas se seguían desde la prensa. Hoy están en la pauta de los comités ejecutivos y directorios, porque sus efectos son inmediatos: disrupciones logísticas, alzas de costos o redefiniciones de mercado que impactan directamente la estrategia de negocio”, afirma Constanza Ossa, Managing Director de Krebs Consulting.

Nuevas competencias

Este nuevo entorno ha transformado también los perfiles ejecutivos más demandados. Según datos de Kestria International, más del 60 % de los procesos de búsqueda de altos cargos hoy consideran habilidades como manejo de incertidumbre, pensamiento estratégico global y experiencia en entornos multiculturales. “Ya no basta con dominar el negocio: se busca anticipar escenarios, tomar decisiones bajo presión y comunicar certezas en contextos complejos”, añade Ossa.

La reconfiguración de las cadenas globales de suministro, marcada por el fenómeno del nearshoring, abre una ventana de oportunidad para América Latina. Pero aprovecharla exige más que geografía: requiere condiciones habilitantes. “Chile tiene una gran oportunidad en este nuevo mapa de localización global, pero debe acelerar en ciertos frentes: capital humano con competencias internacionales, capacidad logística sofisticada y una narrativa país que combine estabilidad con apertura estratégica”, advierte.

A ello se suma la transformación del talento. Hoy, más del 15 % de los profesionales STEM en Chile son migrantes, el doble que hace una década. Esta diversidad enriquece los equipos, pero también exige nuevos estilos de liderazgo. “El liderazgo que se requiere hoy no solo debe gestionar el negocio, sino también gestionar la diversidad. Equipos con talentos de distintos orígenes técnicos y culturales desafían a los líderes a comunicarse mejor, ser más empáticos y construir culturas de colaboración donde las diferencias sumen”, subraya Ossa.

Pese a la creciente conciencia sobre estos riesgos, muchas organizaciones aún no están preparadas. Estudios de Russell Reynolds y McKinsey muestran que, aunque el 45 % de los líderes reconoce la geopolítica como una amenaza relevante, solo el 28 % se siente preparado para actuar estratégicamente ante ella.

“Existe una conciencia creciente del riesgo, pero aún no se traduce en acción concreta. Requiere capacidades específicas al interior de las organizaciones: análisis de riesgo, adaptación táctica y liderazgo resiliente”, enfatiza.

Algunas compañías ya han comenzado a incorporar esta dimensión en su estrategia: crean comités de riesgo con enfoque internacional, organizan sesiones internas sobre escenarios globales y ajustan sus procesos de sucesión para privilegiar perfiles con visión global. En Europa, escuelas de negocios como IESE y ESADE ya han incluido la geopolítica como competencia obligatoria en sus programas ejecutivos.

“En Chile todavía hablamos poco de geopolítica en las salas de clases de nuestras escuelas de negocios. Incorporar estos temas no es opcional: es formar líderes capaces de navegar un mundo donde lo político, lo económico y lo social están completamente entrelazados”, concluye Ossa.

Notas relacionadas