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Emilia Noguera: “En Chile, con solo decir la palabra memoria, se abre un mundo”

La actriz y dramaturga estrena este fin de semana en Teatro Zoco Recuérdame mi vida, donde explora el vínculo de una madre y su hija enfrentadas al Alzheimer precoz. También este viernes y sábado, la hija de Héctor Noguera se despide de Pedro Juan y Diego, montada en los años 80 por el Ictus, grupo de teatro que celebra 70 años de historia.

Todo parte con un olvido. Pequeño, casi imperceptible, pero cada vez más frecuente. Así se quiebra el equilibrio entre una madre intelectual de 48 años y su hija, una joven bailarina, en el Santiago contemporáneo. Recuérdame mi vida, escrita por Emilia Noguera y dirigida por Jesús Urqueta, es la nueva apuesta de Teatro Zoco en coproducción con Cultura Capital. Con las actuaciones de Paola Giannini y Sara Becker, el montaje debuta este 5 de julio acompañado por una banda sonora interpretada en vivo con clásicos de Ennio Morricone.

Aunque el germen del proyecto fue un encargo –idea original de Francisco Olavarría, productor de Cultura Capital– Noguera lo asumió como un desafío creativo profundo. “No nació de mí. Fue Teatro Zoco el que contactó a Francisco y él me encargó esta obra. Pero a mí me fascinan los encargos”, cuenta. “Te ponen obstrucciones, pero a la vez te abren caminos”, agrega.

A partir de la propuesta de hablar sobre Alzheimer precoz, la autora se sumergió en referencias, películas, documentales y recuerdos propios: “Sobre el Alzheimer se ha hablado mucho, y eso me llamó la atención. Dije: ‘Chuta, ¿por qué se ha hablado tanto?’. Creo que es porque es misterioso. Es una enfermedad sin cura, con un cerebro que aún no entendemos del todo”.

La elección de una madre y una hija como protagonistas fue, al principio, intuitiva. “No sé si mis decisiones son tan conscientes. Las lleno de significado después”, dice. Pero esa relación se volvió central. “Tengo dos hijas, no hijos. Entonces ese vínculo me queda más cerca. Y claro, hay algo del espejo: cómo se reconoce una madre en su hija y viceversa”.

La madre es una mujer brillante, académica, con una vida intelectual activa. La hija, en cambio, eligió el camino del cuerpo: es bailarina. Esa tensión cerebro-cuerpo estructura parte del conflicto emocional y físico que atraviesa el montaje.

“Me interesaba también explorar la pregunta por la identidad. ¿Qué pasa cuando pierdes la memoria? ¿Sigues siendo tú? ¿Dónde queda tu identidad si ya no te reconoces en el espejo?”, se pregunta Noguera. “La memoria es muy simbólica, sobre todo en un país como el nuestro. En Chile, con solo decir la palabra memoria, se abre un mundo”, dice Emilia.

Uno de los elementos más conmovedores de la obra es la música. En escena, el pianista Ignacio Méndez interpreta en vivo piezas de Ennio Morricone. “Eso fue parte del encargo también. A mí me pareció hermoso”, relata Noguera. Aunque no eligió los temas, sí incorporó su sentido en la dramaturgia: “Ellas tienen una tradición: cada aniversario de la muerte del padre ven una película de Morricone, como Cinema Paradiso. Esa es la primera música que suena. Y luego, durante toda la obra, la música narra con mucha delicadeza”.

La elección no es solo estética: está basada en evidencia científica. “Está estudiado que la música es lo último que olvidan las personas con Alzheimer. Hay gente que no recuerda su nombre, pero escucha una canción y la canta entera. Es como si una parte del cerebro quedara intacta”, explica.

Una historia encargada que se volvió personal

La obra muestra el deterioro progresivo de la madre y la transformación de la hija. “Primero se olvidan palabras. Después viene la desorientación, la pérdida de sentido. No es como cuando a uno se le olvida algo por estrés. Es otra cosa: es como perderse dentro del propio cerebro”, explica Noguera.

La hija, que al comienzo vive una vida independiente, debe enfrentar la realidad. “Al principio está en negación. Pero se da cuenta de que esa independencia se acabó. Aparece el tema del cuidado, y qué es lo que se sacrifica cuando se cuida”, dice la autora.

La protagonista es hija única. El padre ha muerto, y no hay red de apoyo. “Me interesaba explorar ese fenómeno que se da cada vez más: familias pequeñas, hijas únicas enfrentadas a la tarea de cuidar sin relevo. Es una realidad que veremos con más frecuencia”.

Aunque Recuérdame mi vida no es una obra autobiográfica, el tema de la vejez y el cuidado interpela a Emilia Noguera desde su propia experiencia familiar. Su padre, el reconocido actor Héctor Noguera, sigue activo a sus 88 años, desafiando cualquier expectativa de retiro o fragilidad.

—¿En este proceso pensaste en tu propio padre, Héctor Noguera?

—Sí, pero el caso nuestro es muy distinto. Somos cinco hermanos, una familia grande. Los temas de cuidado los conversamos entre todos, no es un proceso solitario. Cuando mi papá se cayó del caballo, tenía como 79 años. Fue una caída grave, pudo haberse matado. Ahí empezamos a hablar del cuidado. Pero lo cierto es que él sigue con funciones, con proyectos. Es una figura muy activa, muy vital.

—¿Eso hace más difícil imaginar su fragilidad?

—Totalmente. No hemos llegado todavía a ese lugar de vulnerabilidad. Pero sabemos que llegará. Supongo que uno se prepara, aunque nunca del todo.

La necesidad de mantenerse activo como algo inherente al mundo artístico también se manifiesta como urgencia: “En el teatro no hay jubilación —reflexiona Emilia—. A los 88, si puedes, sigues actuando. Y creo que eso ayuda. El ejercicio de la memoria, el trabajo corporal, estar en contacto con gente joven… todo eso mantiene el cuerpo y el cerebro activos”.

70 años de memoria activa

El estreno de Recuérdame mi vida coincide con la conmemoración de los 70 años del Teatro Ictus, compañía de la que Emilia forma parte. A lo largo de 2025, el Ictus ha reestrenado montajes emblemáticos como Pedro, Juan y Diego, Primavera con una esquina rota y La Corina Rojas, en un ciclo que celebra la memoria, la crítica social y la persistencia creativa de un grupo clave en la historia del teatro chileno.

“En el Ictus hablamos mucho de eso también: de la memoria, de la insistencia, de la trascendencia. Estamos siempre tratando de honrar lo que fuimos, pero sin quedarnos ahí. No queremos ser un museo, queremos estar vivos”, declara Emilia Noguera, quien se presentará hasta este fin de semana como parte del elenco de Pedro, Juan y Diego en la Sala La Comedia (Merced 349, Barrio Lastarria, Santiago).

Esta obra estrenada originalmente en los años 80 se centra en las experiencias de tres obreros de la construcción que integran el Programa de Empleo Mínimo (PEM), creado en tiempos de dictadura para paliar la cesantía. Hace cuatro décadas fue protagonizada por Nissim Sharim, Delfina Guzmán, Jaime Vadell, Cristián García Huidobro, Rubén Sotoconil y Jose Manuel Salcedo. Este remontaje reúne en escena a Roberto Poblete, Daniel Muñoz, Nicolas Zárate, Emilia Noguera, Víctor Montero y Juan Carlos Maldonado.

ENTRADAS PARA RECUERDAME MI VIDA

ENTRADAS PARA PEDRO, JUAN Y DIEGO

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{title} Fernando Paulsen