
La Constitución ucraniana es clara en este aspecto: la celebración de elecciones está prohibida bajo la ley marcial. A esto se suma la Ley sobre el Régimen del Estado de Guerra, que impide la realización de elecciones locales y nacionales mientras persista el conflicto. De esta manera, el marco jurídico ucraniano imposibilita cualquier convocatoria electoral en el contexto actual.
Por otra parte, cualquier intento de modificar esta legislación en tiempos de guerra conllevaría distintas controversias desde el punto de vista democrático, ya que los cambios en las leyes electorales deben realizarse en un contexto de estabilidad y participación ciudadana, lo que actualmente no es posible. El Parlamento ucraniano ha reiterado que la prioridad es garantizar la seguridad del país antes que convocar elecciones que, bajo estas condiciones, no podrían cumplir con los estándares internacionales de transparencia y legitimidad.
Más allá del marco legal, existen razones prácticas que hacen inviable la realización de elecciones democráticas en Ucrania. Didenko enfatiza que un proceso electoral no se trata solo de una votación formal, sino de un ejercicio donde se garantice la libre expresión de la voluntad de los ciudadanos bajo estándares reconocidos internacionalmente. La realidad bélica, con bombardeos constantes, ataques con misiles y la ocupación de territorio por parte de Rusia, imposibilita la creación de un entorno seguro y confiable para los votantes y candidatos.
Uno de los principales obstáculos es la seguridad en el día de la votación. “Imaginemos que el día de las elecciones la Federación Rusa lanza misiles sobre Ucrania cada media hora. ¿Cómo garantizamos la seguridad de los ciudadanos?”, cuestiona Didenko. Además, la interrupción del proceso de votación por ataques militares podría generar incertidumbre sobre la validez de los resultados y dificultar la organización de un escrutinio legítimo.
Asimismo, hay millones de ucranianos desplazados dentro del país y en el extranjero debido a la guerra. Organizar elecciones en un contexto donde gran parte de la población ha sido forzada a huir de sus hogares y muchas regiones están bajo ocupación rusa hace inviable el desarrollo de un proceso electoral justo. La logística de instalar centros de votación y garantizar la integridad del sufragio se ve gravemente afectada en estas circunstancias.
Desde el inicio de la invasión a gran escala en 2022, el Kremlin ha utilizado la ausencia de elecciones en Ucrania como parte de su estrategia de desinformación. Rusia intenta posicionar la narrativa de que Ucrania no es una democracia por no celebrar comicios, omitiendo el hecho de que es precisamente la agresión rusa la que impide su realización. “El cinismo de la Federación Rusa aquí no tiene límites”, sostiene Didenko, quien advierte que estas campañas buscan socavar el apoyo internacional a Ucrania y distorsionar la percepción global sobre su sistema político.
Las elecciones solo podrán volver después de la guerra
La pregunta sobre cuándo podrán retomarse los procesos electorales en Ucrania tiene una respuesta clara: cuando termine la guerra y se restablezca la seguridad. Didenko explica que el país ya enfrenta un desafío sin precedentes, pues, tras el fin del conflicto, deberán organizarse de manera simultánea elecciones presidenciales y parlamentarias que hoy están suspendidas. “La forma en que Ucrania llevará a cabo sus elecciones postbélicas definirá su futuro, su democracia y su recuperación”, sentencia.
La Comisión Central Electoral ya trabaja en la planificación de elecciones postbélicas, analizando los desafíos que enfrentarán una vez restablecida la paz. Entre los principales retos estarán la reconstrucción de la infraestructura electoral, la actualización del registro de votantes tras los desplazamientos masivos de la población, y el fortalecimiento de la ciberseguridad para evitar injerencias extranjeras en el proceso.
También será fundamental asegurar la participación de los ciudadanos en el extranjero, quienes han buscado refugio en distintos países de Europa y el mundo. El regreso a la normalidad democrática será clave para la legitimidad del gobierno ucraniano en el periodo postconflicto, y su correcto desarrollo marcará el inicio de una nueva etapa para el país.
En palabras de Didenko, “si vencemos en el campo de batalla, debemos también ganar en los colegios electorales. De lo contrario, todo el sacrificio del pueblo ucraniano habrá sido en vano”.