
El Papa Francisco falleció este lunes 21 de abril de 2025, a los 88 años, en la Casa Santa Marta del Vaticano, tras presentar algunas complicaciones derivadas de una neumonía bilateral que lo afectaba.
“A las 7:35 de esta mañana (hora local), el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Dedicó toda su vida al servicio del Señor y de su Iglesia”, informaron desde el Vaticano para confirmar la muerte del primer latinoamericano en ser elegido Papa.
En ese contexto y tras la muerte del Papa Francisco, se activa el protocolo de Sede vacante, un periodo en el que la Iglesia Católica queda sin pontífice y es gobernada por el Colegio de Cardenales.
Funeral simplificado del Papa Francisco
El Papa Francisco había expresado su deseo de que sus exequias fueran más humildes y menos ceremoniosas que las tradicionales. Por ello, modificó el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, estableciendo que su cuerpo fuera colocado directamente en un único ataúd de madera con interior de zinc, eliminando los tres ataúdes sucesivos de ciprés, plomo y roble.
Junto a ello, dispuso que su velatorio se realizara sin el catafalco habitual y sin una exposición privada para altos cargos de la curia.
Posterior a ello, el funeral del Papa Francisco tendrá lugar en la Plaza de San Pedro en un plazo de entre cuatro y seis días, aunque la fecha definitiva será determinada próximamente por los cardenales que ya se encuentran en Roma.
La ceremonia reunirá a jefes de Estado, fieles y peregrinos de todo el mundo, y seguirá el protocolo del Vaticano, que contempla varios días para preparar todos los detalles de la despedida final.
En cuanto a su lugar de descanso final, Francisco manifestó en vida su deseo de ser enterrado en la basílica de Santa María la Mayor en Roma, en lugar de la tradicional basílica de San Pedro, debido a su devoción personal por la imagen de la Virgen María que allí se venera.
Período de Sede Vacante y elección del nuevo Pontífice
Tras la muerte del Papa Francisco, se inicia oficialmente el período conocido como Sede Vacante. Esta es una etapa que comienza inmediatamente después del fallecimiento del Papa y representa un tiempo en el que la Iglesia Católica queda sin su líder supremo.
Durante este período, el gobierno ordinario del Vaticano pasa a manos del Colegio de Cardenales, aunque su autoridad está limitada únicamente a asuntos administrativos y urgentes. En ese sentido, ninguna decisión de largo alcance puede tomarse hasta que haya un nuevo Papa.
El Sede Vacante finaliza con la elección del nuevo Pontífice, un proceso que se lleva a cabo en el Cónclave, una reunión secreta de cardenales menores de 80 años, provenientes de todo el mundo. Este cónclave se realiza en la Capilla Sixtina del Vaticano y comienza entre 15 y 20 días después de la muerte del Papa, dando tiempo a que todos los cardenales lleguen a Roma y participen en el funeral.
Durante el cónclave, los cardenales votan en varias rondas para que un candidato sea elegido Papa, debe obtener una mayoría de dos tercios. Las votaciones se realizan dos veces por la mañana y dos por la tarde. Al finalizar cada ronda, las papeletas se queman si no hay elección mientras que el humo que sale de la chimenea es negro; si, por el contrario, eligen exitosamente al nuevo Papa, el humo es blanco y se tocan las campanas de San Pedro.
Una vez elegido, el nuevo Papa acepta el cargo y elige el nombre que usará durante su pontificado. Poco después, el cardenal protodiácono lo presenta al mundo con la tradicional fórmula Habemus Papam.
Este proceso no solo marca la continuidad del liderazgo espiritual de más de mil millones de católicos, sino también el inicio de una nueva etapa en la historia de la Iglesia.