
Los hermanos Lyle y Erik Menéndez, condenados a cadena perpetua y sin posibilidad de optar a la libertad condicional por matar a sus padres en 1989, consiguieron su primera victoria judicial en más de 35 años tras las rejas, luego de que un juez decidiera reducir su condena.
El magistrado Michael Jesic redujo a entre 50 años de cárcel y cadena perpetua la sentencia, pero eso no es todo. Con esto, los imputados podrán optar a su libertad provisional.
“Creo que han hecho lo suficiente en estos 35 años como para que algún día tengan la oportunidad de salir en libertad”, señaló Jesic al momento de dar a conocer su decisión en la audiencia donde los hermanos Menéndez estuvieron presentes.
Tras conocer la decisión del juez, Lyle Menéndez reconoció que “cometí un acto atroz contra dos personas que tenían derecho a vivir: mi madre y mi padre”.
“Asumo toda la responsabilidad de mis elecciones (…) La elección de apuntar un arma a mi mamá y a mi papá, de recargar, de correr y esconderme, y de hacer todo lo que podía para salirme con la mía”, agregó.
Por su parte, Erik afirmó que “disparé las cinco balas contra mis padres y luego volví para recargar. Le mentí a la policía. Le mentí a mi familia. Lo siento de verdad“.
Quien también estuvo en el lugar fue la prima de ambos, Anamaria Beralt, una de sus principales defensoras. Tras conocer las declaraciones de los hermanos Menéndez, señaló que fueron “muy conmovedoras” y que “ellos merecen una segunda oportunidad” porque “35 años es suficiente”.
Mark Geragos, abogado de los hermanos Menéndez, señaló a la prensa que “lo cierto es que han hecho un trabajo notable y hoy es un gran día tras 35 años”. Además, anunció que durante el mes de junio está prevista que se reúna la junta de libertad condicional, quienes revisarán el caso de Lyle y Erik, lo que podría dejarlos libres.