
India y Pakistán reanudaron la semana pasada, a bombazos, su histórico desprecio mutuo. Casi 100 muertos con bombas convencionales. Ambos países son reconocidos por haber hecho ensayos de poder nuclear. Y ninguno de los dos ha firmado el Tratado de no Proliferación de Bombas Nucleares (TNP).
Sé que parece un mensaje muy fatalista y mete miedo, pero cuando se reanuda en varios continentes esa vocación humana por declararle la guerra a quien consideras tu enemigo, es bueno revisar cuál es el estatus bélico del planeta.
Hace cuatro décadas, el filósofo y sociólogo frances, Jacques Ellul, profirió una de sus frases más famosas, para advertir sobre el peligro que significa tener arsenales nucleares: “Un instrumento demanda su uso”.
Con esto trataba de explicar que cada creación inventiva o tecnológica, por el sólo hecho de estar disponible, tarde o temprano podría ser utilizada. Y las consecuencias de ese uso -si la tecnología radicaba en armas- podían ser terminales.
Ellul no creía en La Détente. Esa teoría de la época de la Guerra Fría que planteaba que si mi adversario y yo tenemos armas nucleares, ninguno las va a usar, porque el resultado sería una destrucción brutal de todo. Por lo que tenerlas era una advertencia que mantiene lo que hay: “No uses tu armamento nuclear, porque entonces uso el mío y todos perdemos”.
Ellul planteaba que sólo contar con arsenal nuclear acercaba la posibilidad de usarlo. Sea por locura, ego o error, si el instrumento está disponible, más temprano que tarde puede ser usado.
El ejemplo obvio es Hiroshima y Nagasaki. Durante la Segunda Guerra Mundial había sólo un país con armas nucleares operativas: Estados Unidos. Y las usó.
Hoy hay cinco países que reconocen poseer poder nuclear, e incluso firmaron un Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP): EEUU, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña. Pero hay otros cuatro países, que sin ser parte del TNP, se sabe que tienen arsenal nuclear y han realizado pruebas con ellas: India, Pakistán, Israel y Sudán del Sur.
Otro país que ha hecho ensayos y que ha sido incluso atacado, aduciéndose que oculta su fabricación de armamento nuclear, es Irán.
Y mucho se ha hablado también de pruebas nucleares de Sudáfrica, en la época del Apartheid. Sin embargo, en 1991, Sudáfrica firmó el TNP.
Otros países que han incursionado en armamento nuclear y han abandonado o paralizado este movimiento han sido: Argentina (firmó el TNP en 1995); Australia (firmó el TNP en 1973); Bielorrusia, llegó a tener casi 100 ojivas nucleares, firmó el TNP en 1996; Brasil, firmó el TNP en 1998; Corea del Sur, firmó el TNP en 1975, a pesar de reconocer que poseía plutonio y uranio enriquecido, vital para armas nucleares; Egipto tuvo programas nucleares por una década. Firmó el TNP en 1996.
¿Y cómo andamos por casa? Chile firmó en 1995.
Los únicos países que hasta hoy no han firmado el TNP son: India, Israel, Pakistán y Sudán del Sur. Corea del Norte, que había firmado, se retiró en 2003. Dos de ellos, India y Pakistán, como dijimos al principio, están hoy de nuevo bombardeándose. Y ambos son poderes nucleares.
Como pasa cada vez que una situación de este tipo rompe la programación regular de las noticias, el temor de no haber escuchado a Jacques Ellul, y a tantos otros que plantearon lo mismo, resuena en la política mundial como una severa advertencia: Las armas nucleares de destrucción masiva no son piezas de museo. Y, si existen, están a merced de lo mejor y lo peor de la especie humana. Lo mejor, diría Ellul, es no tenerlas. Y lo peor no tiene límites.