Mientras la industria creativa califica los anuncios navideños de Coca-Cola hechos con IA como un “desastre”, los datos de efectividad dicen lo contrario. ¿Acaso al consumidor promedio no le importa el “glitch”? Descubre la audaz estrategia de la marca y el por qué la compañía está ganando esta arriesgada apuesta.
Para entender la magnitud de la apuesta de Coca-Cola por la inteligencia artificial en 2025, primero necesitamos ver lo que está en juego. La publicidad navideña para la empresa no es simplemente marketing; es un activo cultural mundial. Durante más de noventa años, la marca ha desarrollado una profunda conexión emocional y sabe que la publicidad no se trata solo de vender un producto, sino de crear un vínculo de por vida.
Esta tradición moderna se centra en la clásica campaña “Las vacaciones están llegando” que comenzó en 1995. La imagen de camiones iluminados atravesando paisajes nevados se convirtió en un fenómeno cultural. Su éxito se basa en la explotación estratégica de la nostalgia y la expectativa; para muchas personas, ver este anuncio señala el verdadero comienzo de la temporada navideña.
Coca-Cola históricamente pudo vincular la “anticipación y alegría de las fiestas” directamente a su marca. Por lo tanto, la elección de “reimaginar” este activo icónico de la marca a través de la IA generativa no es simplemente un refresco visual. Es un tratamiento quirúrgico de una de sus características más preciadas. Si la IA, típicamente criticada por ser “sin alma”, no evoca la emoción correcta, Coca-Cola no solo desperdicia una campaña; puede arriesgarse a destruir una pieza de tradición cultural que ha tardado décadas en construir.
El mito del traje rojo
Este estilo de intervención cultural no es nuevo para la marca. Siempre ha habido un mito mundial de que Coca-Cola inventó la imagen modernizada de Santa Claus ( o Viejo Pascuero o Papá Noel). La verdad es más matizada pero estratégicamente más interesante.
Contrario a la creencia popular, Coca-Cola no inventó a Santa Claus, ni fue la primera en vestirlo de rojo. Antes de 1931, la figura de Santa era notablemente inconsistente, variando desde un elfo “aterrador” hasta un hombre delgado.
El momento decisivo ocurrió en 1931, cuando Coca-Cola convocó al ilustrador Haddon Sundblom para crear una imagen de Santa más humana y cálida. Inspirándose en el poema de 1822 “A Visit from St. Nicholas”, Sundblom estandarizó la imagen de Santa Claus que el mundo ahora reconoce: un hombre robusto, cálido, con mejillas sonrosadas y ojos centelleantes. El “por qué” estratégico fue brillante, un esfuerzo deliberado para vender una bebida fría en invierno.
Esta historia es el precedente exacto de la campaña de IA de 2025. En 1931, Coca-Cola usó la tecnología de medios más avanzada de la época (la ilustración masiva) para generar un ícono. En 2025, está usando la tecnología más avanzada de esta época, los vídeos generativos por IA, para un nuevo proceso de producción, aceptando los fallos iniciales y así dominar la herramienta antes que nadie.
El genio salió de la botella
La decisión de Coca-Cola de duplicar su apuesta por la IA para la navidad 2025 debe entenderse en el contexto del fracaso crítico de 2024. El primer intento generó polémica por sus resultados “poco naturales” y figuras humanas distorsionadas.
A pesar de esto, lanzaron su campaña de 2025, nuevamente impulsada por IA. Para evitar el “valle inquietante”, la campaña se centró en animales. En medio de este debate, el Vicepresidente Global de Marketing de Coca-Cola fue claro al afirmar que la IA lidera la transformación del marketing de la compañía y que “el genio ya salió de la botella, y no van a volver a meterlo”. Esta declaración no es una disculpa; es una afirmación. Es un mensaje para toda la industria, la discusión sobre si usar IA ha terminado.
La eficiencia implacable
La declaración del VP está respaldada por una economía de producción transformadora. El tiempo de producción se redujo drásticamente, pasando de un ciclo tradicional de 12 meses a solo 30 días. La campaña fue generada por un equipo central de solo cinco especialistas en IA, que trabajaron con los estudios Silverside y Secret Level. Utilizando herramientas de vanguardia como Sora de OpenAI, Veo 3 de Google y Luma AI, el equipo generó y refinó más de 70,000 clips de vídeo.
Estos números demuestran que el producto real que Coca-Cola está desarrollando no es el anuncio, sino el flujo de trabajo. La creatividad se desplaza de la costosa filmación a la rápida y barata selección y refinamiento.
Impuesto a la innovación
La tensión central de 2025 es la brecha entre la eficiencia y la imperfección. A pesar de las mejoras técnicas desde 2024, los críticos siguen detectando “fallos evidentes”. El “glitch” más notorio es la inconsistencia de los objetos, los camiones tipicos han sido vistos cambiando de forma, o ganando y perdiendo ruedas caprichosamente entre escenas. Esto se debe a un problema conocido en los modelos de IA llamado “deriva temporal”.
Coca-Cola es consciente de estos fallos y no les importó. La decisión de seguir adelante sugiere una estrategia de “impuesto a la innovación”. La compañía está dispuesta a pagar este impuesto en forma de ridículo público a corto plazo a cambio de una ventaja estratégica a largo plazo. Saben que la tecnología no está al 100%. Pero también saben que, para cuando lo esté, ellos ya tendrán dos años de experiencia práctica en su implementación.
La peligrosa desconexión
La decisión de Coca-Cola se vuelve racional cuando se analiza la contradicción más importante. Los críticos odiaron los anuncios, pero los datos de los consumidores dicen que funcionan.
Por un lado, la industria califica el anuncio de “desastre visual” y “monstruoso”. Por otro lado, están los datos fríos. La empresa de investigación de efectividad publicitaria System1 probó el anuncio de IA de 2025 con consumidores reales. El resultado fue un “gran éxito” y obtuvo la “máxima puntuación en efectividad prevista a corto y largo plazo”.
La razón de esta desconexión es simple y aterradora para la industria creativa. Como dijo el propio VP de Coca-Cola: “al consumidor medio no le importa”. El análisis de System1 lo confirma: “la mayoría de la gente no sabía que era inteligencia artificial, o no le importó”. Los consumidores no ven los fallos técnicos porque están demasiado ocupados sintiendo la nostalgia que la marca lleva 90 años construyendo. La IA, con todos sus fallos, es “suficientemente buena” para entregar los códigos emocionales y activar la memoria de la marca.
El futuro no esperará a ser perfecto
La campaña navideña de Coca-Cola de 2025 es un momento decisivo. La compañía está utilizando su marca más icónica para establecer un precedente, la adopción agresiva de la IA es la única estrategia, y esperar a que la tecnología sea perfecta es esperar a ser irrelevante.
Este es, probablemente, el último año en que los fallos de la IA en la publicidad de alto nivel serán tan evidentes. Mientras la industria creativa se ríe del camión de seis ruedas, la gerencia de Coca-Cola está mirando dos cosas: los 11 meses de tiempo de producción que ahorraron y la calificación de 5 estrellas de efectividad de marca que recibieron.