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¿Cuestión de piel?

Chile tiene estabilidad y seguridad jurídica, lo que hace innecesario los extremos para cambiar un modelo institucional que permite gobernar cada cuatro años, en el intento de resolver los problemas de siempre que deben afrontar los chilenos, solo para para vivir mejor.

Las elecciones en Chile, como todo lo que sucede en este mundo crispado por opuestos irreconciliables, son una “cuestión de piel”.

Aún sin identidad, la consigna es no ser el otro, que es “un roto de mierda” o un “cuico con…tu madre”.
Esta falta de identidad se refuerza a través de la infección informativa, que asusta a unos y a otros sobre el demonio comunista o el monstruo capitalista, cuando con un poco de reflexión es fácil entender que Jara no es Stalin ni Kast va a ser un torturador.

Chile tiene estabilidad y seguridad jurídica, lo que hace innecesario los extremos para cambiar un modelo institucional que permite gobernar cada cuatro años, en el intento de resolver los problemas de siempre que deben afrontar los chilenos, solo para para vivir mejor.

Kast va a mantener las 40 horas, y Jara (de haber triunfado) no iba a acabar con la libertad de mercado. Los problemas de siempre son los que exigen decisiones y acciones pragmáticas, para educar, para dar salud y seguridad, porque quien gobierna tiene un solo mandato: mejorar lo público para el público, y para eso crear las mejores condiciones para insertarse en el mundo porque dependemos del mundo, para mejorar la gestión de los recursos con los que se cuenta, para administrar las leyes que permitan la convivencia cívica.

No es un tema ideológico ni religioso, es simplemente exigirle al elegido que puede hacer mejor lo que hay que hacer.

No sabemos si Kast podrá hacerlo, pero no hay segundas interpretaciones: el presidente debe ser efectivo no efectista. Ideas en acción para aprovechar al máximo lo que es controlable y lo que se tiene, promover la mejor imagen hacia el exterior y equilibrar la cancha.

Chile no es un país rico, ni desarrollado, es un país con cuentas pendientes eternas que se reflejan en la inequidad social que erosiona la convivencia cívica. Ese problema endémico que termina siendo el obstáculo para unir en torno a lo importante: vivir mejor.

La educación no aparece como un eje fundamental del discurso de los candidatos, pero sería peligroso para la sociedad ignorar que ese factor es determinante para todo lo demás. Para no seguir pensando que todo es cuestión de piel.

Bienvenido Kast a la vida democrática y no solo para ejercerla, sino para impulsarla. Con la democracia se come, se cura y se educa.

Está en sus decisiones lograrlo.

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¿Cuestión de piel?

¿Cuestión de piel?

Chile tiene estabilidad y seguridad jurídica, lo que hace innecesario los extremos para cambiar un modelo institucional que permite gobernar cada cuatro años, en el intento de resolver los problemas de siempre que deben afrontar los chilenos, solo para para vivir mejor.

Foto del Columnista Guillermo Bilancio Guillermo Bilancio