Parosmia: el trastorno que distorsiona olores y sabores en recuperados de COVID-19
Expertos reportaron casos en Chile y en el mundo de personas que sufrieron cambios en la percepción del sabor de los alimentos y ciertos olores que se volvieron desagradable.
Por Sebastián Dote
Cerca del 10% de los pacientes que han sufrido la pérdida del olfato por coronavirus presentaron este mal. AGENCIA UNO/ARCHIVO
Expertos están investigando los alcances de la parosmia, un trastorno que ha sido reportado en miles de pacientes recuperados de COVID-19 en Chile y en el mundo, que afecta directamente la percepción de olores y sabores.
Según lo informado por El Mercurio, entre 40% y 50% de personas contagiadas con coronavirus sufren la pérdida de olfato, conocido como anosmia. De este grupo, un 10% estaría sufriendo una distorsión que provoca un cambio en los sabores y olores de los alimentos, los que los volverían desagradables.
“Se caracteriza porque las cosas huelen o saben distinto a lo que deberían, como que la comida sepa rancia o que un producto como un champú huela a otra cosa”, explicó al matutino Carlos Stott, jefe del servicio de otorrinolaringología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile.
José Alzérreca, otorrinolaringólogo de la Clínica Universidad de Los Andes, explicó que la parosmia no es una enfermedad nueva, aunque contó que “como especialistas, estábamos acostumbrados a ver uno o dos casos al año, pero se han incrementado al punto que ahora vemos varios al mes”.
Por el momento no hay datos definitivos sobre la duración de este problema, aunque se estima que la sintomatología podría extenderse entre cuatro y seis meses después de la recuperación del contagio con SARS-CoV-2.
“Mientras más joven sea la persona, más rápida sería la recuperación, pero esta también depende de la intensidad con la que se alteró el olfato, porque no es lo mismo una persona que perdió totalmente el olfato con el virus, que en ellos la parosmia dudaría varios meses, que en alguien que lo perdió parcialmente”, complementó Alzérreca.
La pérdida del olfato como síntoma del COVID-19 fue descubierto en medio de la propagación de la enfermedad, ya que la mayoría de los infectados presentan tos, fiebre o decaimiento. De todos modos, uno de los puntos críticos de la pandemia han sido los asintomáticos, quienes tienen capacidad de contagias a personas más vulnerables.
