El sacerdote Felipe Berríos celebró la decisión del Vaticano de revocar el decreto de su expulsión de la Compañía de Jesús, luego que desestimara las denuncias de abuso sexual en contra, tras ser sobreseído de los cargos por los tribunales chilenos.
El jesuita dio a conocer una declaración pública para destacar la postura tomada por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF), el máximo órgano de la justicia canónica.
“Llevo más de tres años siendo públicamente acusado y sufriendo una persecución implacable que ha significado un daño reputacional enorme para mí y para quienes valientemente creyeron en mi palabra y en mi inocencia. Llevo más de tres años siendo atacado sin piedad por la Fundación para la Confianza y sin misericordia por la propia Compañía de Jesús”, indicó en el documento.
Felipe Berríos recalcó que “tras vivir un proceso de profundo dolor, de soledad, de reflexión, de humilde trabajo pastoral en La Chimba y de oración, la verdad me ha hecho libre“.
Compañía de Jesús toma medidas disciplinarias contra Felipe Berríos
A pesar de la decisión del Vaticano, la provincia chilena de la Compañía de Jesús informó una serie de medidas disciplinarias en contra de Felipe Berríos “respecto de su estilo de vida y actividad apostólica como presbítero jesuita”.
Según consignó La Tercera, entre estas medidas está que el sacerdote tenga acompañamiento espiritual regular y firmar el protocolo de prevención de abusos, además de integrarse una comunidad para obedecer a su superior local.
Junto con ello, Berríos deberá asumir la responsabilidad apostólica a la cual sea destinado, lo que podría hacer que deje su labor en el campamento La Chimba de Antofagasta, donde lleva viviendo los últimos años e incluso implementó una fundación.
En esta línea, la Compañía de Jesús le prohibió tener contacto con las denunciantes y celebrar el sacramento de reconciliación con mujeres y menores por ocho años, mismo periodo en el cual no podrá ejercer actividades pastorales a solas o en privado con mujeres o menores de edad.
Estas medidas fueron cuestionadas por el entorno de Felipe Berríos, que las calificó de “inexplicables”, por lo que está analizando su eventual salida de los jesuitas.
“Como hombre de fe, seguiré guiando mi vida bajo los principios de Jesús al modo de San Ignacio de Loyola, el padre Arrupe y San Alberto Hurtado, y continuaré poniendo en práctica su palabra ahí donde me necesiten, tal como lo vengo haciendo desde mis 20 años en que entré a la Compañía de Jesús y más ahora que este decreto me rehabilita para el ejercicio del sacerdocio”, sentenció.