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La guerra de bots y cuentas anónimas que comienza a preocupar a los candidatos y tomarse la campaña presidencial

En la derecha, donde se concentra la actividad de cuentas automatizadas, según señalan expertos, existe preocupación por la campaña digital que se libra en redes.

Durante esta semana, en al menos dos ocasiones, miembros del comando de Evelyn Matthei apuntaron al Gobierno por supuestamente utilizar una estrategia de bots para desprestigiar a la abanderada de la coalición. 

Diego Paulsen, jefe de campaña de la ex alcaldesa de Providencia, fue el primero en hacer el punto en el contexto del cruce entre Matthei y la vocera de Gobierno, Aisén Etcheverry, a propósito del anuncio presidencial del cierre de Punta Peuco.

“Tenemos ataques de redes sociales concertados desde cuentas que maneja la Segegob o la Segpres (…) Estamos recopilando los antecedentes porque vamos a presentar la información”, dijo Paulsen. 

La candidata al Senado por Valparaíso y delegada electoral de la UDI, María José Hoffmann, se sumó a la acusación. “Tenemos evidencia empírica de que hay cuentas que están financiadas por el Gobierno”, dijo, sin presentar evidencia, la ex diputada. 

El Partido Republicano no se quedó atrás. Cristián Valenzuela, director de Ideas Republicanas, apuntó que “yo quiero hablar de las campañas de desinformación, los bots (…) No tengo prueba, pero tampoco dudas, que eso pasa no solo con Evelyn Matthei sino que también en las cuentas de José Antonio Kast”. 

La preocupación por este tipo de “ataques” en redes sociales no es nueva. De hecho, las cuentas anónimas que se dedicaba a compartir a diario información, videos y mensajes tendenciosos a favor o en contra de algún candidato o candidata no es algo que afecte exclusivamente a Matthei. 

Cuentas como @DRESTRUM__Pl, @Kasterizador o @JackedIn son reconocidas por ser partidarias de Kast y emplear duros emplazamientos a Matthei, Johannes Kaiser y los candidatos del oficialismo. 

La preocupación se debe, en gran parte, a que estas cuentas de X (antes Twitter) gozan de un gran alcance, y sus publicaciones suelen viralizarse entre el electorado de derecha. La cuenta denominada Dress, por ejemplo, tiene casi 60 mil seguidores en la plataforma.

Kaiser, incluso, transparentó su molestia por estas cuentas pro Kast y reveló que consultó directamente con el Partido Republicano si es que tenían relación con ellas. 

Se ha conversado, no con José Antonio. Se ha conversado con Arturo (Squella). De todos lados anda gente que está desordenando el gallinero, no necesariamente siendo mandados por las directivas ni mucho menos. Hay que sonreír y soportar nomás, gente con poco criterio hay en todos lados. Por lo demás, hacerlo justo cuando estamos negociando un pacto parlamentario, uno se pregunta si esa gente no está financiada o mandada por Chile Vamos”, dijo Kaiser en abril, según consignó The Clinic. 

El impacto en las campañas presidenciales

La guerra de cuentas anónimas que preocupa a los candidatos no es un fenómeno nuevo. Un estudio de la Universidad Adolfo Ibáñez sobre las elecciones presidenciales de 2017 reveló estrategias automatizadas en Twitter, ahora X, dando cuenta de “brigadistas digitales que actúan de forma autónoma tratando de crear una ilusión de apoyo en las bases”, situación que hoy nuevamente ha sido advertida por los abanderados de oposición. 

De hecho, en 2019, José Antonio Kast protagonizó una particular polémica por los llamados bots que lo apoyaban: fue eliminado de una encuesta de Twitter llamada Electoral Death Match, creada por los cientistas políticos Kenneth Bunker y Cristóbal Bellolio, por “fundadas sospechas de actividad irregular a través de cuentas falsas”.

El Servicio Electoral (Servel), por su parte, además de realizar llamados a los candidatos a no difundir noticias falsas, ha aclarado que no tiene potestades para tomar acciones en el terreno digital. 

“El Servel no posee atribuciones para controlar el contenido de la propaganda electoral, y por lo tanto tampoco puede analizar su falsedad o veracidad”, señalaron desde el órgano electoral tras cientos de denuncias en la campaña del plebiscito de 2022.

¿Qué hacer en esta zona gris? Marcelo Santos, académico de la UDP, apunta a que “hay muy escasa legislación respecto” a esta materia. Pero más allá de eso, Santos pone énfasis en que este tipo de cuentas toma cada vez más relevancia en la política no sólo a nivel nacional, sino que en el contexto internacional. 

“Cualquier tipo de influenciador en internet es una moneda que tiene valor. Yo puedo vender champú o yo puedo vender un partido”, dice a EL DÍNAMO el experto en comunicación política digital y estrategias de desinformación.

Sobre el caso de la derecha, el académico hace una salvedad: “En el pasado toda la actividad automatizada que se ha detectado ha sido asimétricamente desde la derecha hacia la izquierda. Lo que hemos detectado en el pasado es actividad sobre todo a favor de Kast o Kaiser. Y justamente la pelea entre Kast y Kaiser revela que es difícil saber si es algo orquestado desde la oficialidad, desde un auspicio de un sector político, o si es algo hecho concretamente desde apoyadores”, explica el investigador.

En ese sentido, Santos recuerda lo experimentado en 2021: u0022Yo detecté en ese momento un bot que apoyaba a Eduardo Artés. Una campaña modesta, sin recursos, sin mucha esperanza de ganar en 2021, pero había un usuario con un claro comportamiento automatizadou0022.

En contraste, describe un fenómeno más complejo en el caso de Kast: “Había centenares de bots que apoyaban a Kast y a la vez una buena parte de ellos que antagonizaban con los otros candidatos. Por eso yo llamé bots polarizadores que antagonizan y apoyan, y bots amplificadores, los que solo apoyan”.

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