El inédito y duro golpe que recibió anoche el Gobierno de Gabriel Boric en la tramitación de la Ley de Presupuesto encendió las alarmas en el oficialismo. La oposición, representada desde Demócratas hasta el Partido Republicano, rechazó 28 de las 32 partidas que contiene la legislación que fija los recursos para las diversas instituciones públicas en vistas al próximo ciclo administrativo.
En La Moneda ya se había advertido que esta tramitación en particular iba a ser especialmente difícil de sacar adelante debido al clima electoral. Por lo mismo, el acuerdo alcanzado entre el Ejecutivo y la oposición de postergar lo que queda de tramitación para después de la elección parlamentaria dejó en entredicho la estrategia adoptada por Nicolás Grau, ministro de Hacienda.
El cálculo del sucesor de Mario Marcel de postergar la definición del erario de la Nación se debe a que, en las semanas previas a la elección, se tiende a extremar posturas para dar “señales políticas” a cada electorado. De hecho, uno de los diputados republicanos, Agustín Romero, pidió expresamente un recorte de US $2.000 millones, propuesta que va en la línea de lo planeado por José Antonio Kast que propone un ajuste fiscal de US $6.000 millones.
En ese sentido, la estrategia de Grau apunta a evitar esa dinámica en la Cámara de Diputados —corporación a la que le corresponde tramitar ahora el presupuesto— y esperar a que se calmen las aguas pos elección parlamentaria. Sin embargo, existe el temor en el oficialismo que un mal resultado para las fuerzas progresistas aumente la presión de la oposición sobre el Gobierno.
Grau, no obstante, defendió el camino tomado de postergar la discusión pos elección. “Probablemente post elecciones, empiece a primar más la visión de Chile Vamos y no la visión del Partido Republicano”, sostuvo el ministro en conversación con T13.
El riesgo que se corre es que un triunfo del Partido Republicano en la elección parlamentaria, reconocen en la oposición, los dejaría —en términos políticos— como la bancada más influyente, pese a que la renovación del Parlamento se concretará para el cambio de mando del próximo marzo. Esto, en consideración de que un buen rendimiento electoral se leería en el Congreso como un respaldo de la ciudadanía a los planteamientos del partido fundado por Kast.
Consultado por EL DÍNAMO, el jefe de bancada del Partido Socialista, Juan Santana, afirma que “sea cual sea el resultado hay urgencias que deben ir más allá de una elección, en ese sentido mi llamado es más bien a que la oposición deje a un lado este clima de hostilidad y colabore con el país. Yo espero de verdad que tengamos la capacidad de discutir y aprobar este presupuesto con una mirada de estado y con el sentido de urgencia que la ciudadanía demanda”.
El jefe de bancada del Frente Amplio, Jaime Sáez, acota que “la decisión de tramitarlo posterior a las elecciones es una decisión que tomó tanto la Cámara como el Senado. No tiene nada que ver con una resolución del Gobierno. Es un acuerdo de los distintos comités parlamentarios. Y el tiempo dirá si fue una buena decisión o no. De momento es así el cronograma que está fijado y sobre esa base hay que trabajar”.
Lo que viene para la Ley de Presupuesto
El este miércoles, el principal cuestionamiento de las fuerzas opositoras era la “errónea” proyección de los ingresos, algo que alertó el mismo Consejo Fiscal Autónomo (CFA) en su presentación ante la comisión mixta de presupuesto.
Sin embargo, en la oposición también se han solicitado más recursos para las partidas de salud, Contraloría o reponer la glosa de libre uso para el próximo Gobierno, por ejemplo.
Esa contradicción fue extrapolada por Grau. A la salida de la fallida comisión mixta, el titular de Hacienda dijo: “Si se presta atención a los discursos de ayer, se hablaba de preocupación por la responsabilidad fiscal, pero cuando se va a lo concreto, se hacen propuestas para aumentar el gasto. Lo coherente es un presupuesto que crece poco, que es lo que hemos hecho en general en esta administración”.
El informe evacuado a la Cámara llegará prácticamente vació, por lo que el Gobierno deberá reponer casi todo el proyecto vía indicaciones las que —esperan en la oposición— contengan los cambios sugeridos en la proyección de ingresos.
No obstante, el Ejecutivo está doblemente tironeado puesto que en las bancadas oficialistas esperan que no se recorten gastos.
“Los recortes que proponen en la oposición son imposibles de realizar sin afectar derechos sociales. Un presupuesto en cero significa que no hay recursos para nada, para la salud, para la educación, para la vivienda”, dice el jefe de bancada del PPD, Héctor Ulloa.