La Edición №17 de Revista D, de EL DÍNAMO, es un buen preámbulo para este fin de semana electoral, en donde la buena lectura, las conversaciones y la reflexión debiesen primar por sobre las discusiones termocéfalas. En ese sentido, la portada, obra de nuestro Manuel Santelices, con ambos candidatos listos para correr hacia La Moneda, es un recordatorio de que el resultado de las elecciones depende de cada elector. ¿Y en las páginas interiores? El exsenador, exsubsecretario del Interior y exconstituyente, Felipe Harboe, y a la presidenta de Cadem, Karen Thal, además de Andrés Benítez y Rafael Gumucio analizan el estado del país, las elecciones y lo que puede pasar con el destino de Chile.
En el editorial, el director de la revista, Felipe Bianchi, escribe sobre el devenir del Partido Radical y la Democracia Cristiana, dos bastiones de la República en tiempos pasados que están pasando por un oscuro presente, estando los primeros obligados a desaparecer. Así se pregunta si “¿puede una idea de sociedad, una suma de postulados y principios rectores, desaparecer así no más, definitivamente? ¿Son apenas una especie de moda los partidos, con fecha de caducidad marcada desde el día uno? ¿Una suerte de pantalones pata-de-elefante, inentendibles más allá de los setentas y del Coppelia? ¿Se disuelven en la estratósfera cuando sus creadores y líderes máximos parten al oriente eterno?”.
Felipe Harboe: En búsqueda de la moderación
La periodista Gabriela Villalobos entrevistó a Felipe Harboe, quien tras 21 años en la primera línea política ya lleva un tiempo ejerciendo sólo como abogado tras haber participado en la primera Convención Constituyente. Quien fuese blanco de grupos de izquierda más radicalizados, el exsenador hace un repaso de aquella experiencia y de los años de la Concertación, sobre lo que dice que “trabajé con ese mundo que tenía la capacidad de entender que crecimiento y equidad son compatibles, que seguridad y libertad son compatibles…conceptos que algunos ven como antagónicos. Pero sin seguridad no hay libertad para la gente y sin crecimiento no hay nada que repartir”.
Consultado por las elecciones, es de los que añora un proyecto más moderado, y dice que habría preferido que la segunda vuelta fuese entre Carolina Tohá y Evelyn Matthei. “Creo que el mundo nuestro, el mundo de centroizquierda, perdió la sensibilidad con esta sociedad que evolucionó. Fuimos súper buenos para poder interpretar la sociedad de los 90 y el inicio de los 2000. Pero nos quedamos un poquito atrás. Creo que hoy no hay un proyecto convocante, no hay una misión de sociedad, no hay un propósito de país que nos diga… allá vamos. Sino campañas que son como listas de supermercado. Y con tono como de feriante.”
Sobre el actual estado de inseguridad, quien también fuese subsecretario del Interior, señala que “la gente no siente que el sistema sea capaz de evitar delitos violentos. Si te roban el teléfono, es una lata, pero no te ponen en riesgo. Pero ahora te puedan pegar un balazo. Cuando tú miras las encuestas internacionales, la población con mayor preocupación por la inseguridad es la población chilena. Eso refleja que los indicadores de temor son mucho mayores, y probablemente desproporcionados, respecto a la cantidad de delitos que tenemos”.
Karen Thal llama a la colaboración
Si alguien sabe medir el clima social y político entre los chilenos, esa es Karen Thal, la presidenta de Cadem que lleva más de 30 años realizando focus group para saber qué pensamos y cómo nos sentimos. Es así que en entrevista con Isabel Ossa hace un diagnóstico de lo que se vive puertas adentro, y anticipa por qué el próximo ciclo político será decisivo para reconstruir las confianzas.
Sobre el estado de ánimo actual de Chile afirma que estamos deprimidos, describiendo al país si fuese una persona como “un hombre de unos cuarenta años, triste, mal vestido, desaseado, que no sabe para dónde va, que un día quiere una cosa y al siguiente quiere otra. Un hombre deprimido, empobrecido, al que no le alcanza para llegar a fin de mes, que vive con los papás porque no puede mantenerse solo, que está angustiado, empastillado, sin esperanza”.
Además, sobre el período de Boric afirma que fue un gobierno que no pudo hacer prácticamente nada de lo que estaba en su programa, porque cometió el error de condicionar ese programa al resultado del plebiscito. “Lo más importante que pasó en este gobierno es que se aprobó la reforma de pensiones, pero lo increíble es que es una reforma que está a la derecha de la de Piñera, muy diferente de la que estaba en el programa de Boric: más AFP, capitalización individual, nada de izquierda”, dice.
¿Tú te lamentas, de qué te lamentas?
Al igual que en el número anterior, Rafael Gumucio parte con una pregunta para poder entender qué ocurre con los chilenos en un país que, según muchos tanto en la derecha como en la izquierda, no se reconoce a sí mismo, que no se quiere y que puede querer a sus ciudadanos, un Chile destruido y destructivo que habría que volver a hacer desde su base. “¿Cuándo se jodió Chile entonces? Cuando su elite culta, cuando su elite informada, decidió que el país estaba jodido. Cuando primero la elite de izquierda, y luego la de derecha, decidió llamar a Chile ‘este país’ como si tuvieran otro, como si pudieran elegir entre ‘este país’ y ‘otro país’”.
Nuestro columnista cree que llevamos un buen tiempo en un círculo vicioso del que no hemos salido. En donde vivimos en una “sociedad de vigilantes, endogámica y generalmente carente de audacia o de imaginación. Una sociedad tribal que, al abrirse a un mundo interconectado, no sabe muy bien dónde ponerse. Una sociedad a mitad de camino entre una historia insular y un presente global”.
A modo de conclusión de su diagnóstico, Gumucio dice que el verdadero diagnóstico de Chile no es económico ni político, sino afectivo. “Somos un país con déficit de cariño, con superávit de resentimiento. Un país que necesita terapia colectiva más que reforma tributaria. Que necesita mirarse con compasión más que en permanente competencia”. El problema es que para querernos no hay una solución política.
Andrés Benítez, un tipo interesante
Con un tono distendido y afable, la periodista Ximena Urrejola se sentó junto a Andrés Benítez para hablar sobre su exitoso podcast “Money Talks” y la revista que sacará próximamente. Con una visión más optimista, está empedernido en entrevistar y darle voz a los chilenos y chilenas que influyen. “No somos un país perdido en medio de la nada, sin recursos. Al revés: somos una joya. Y, sin embargo, nos estamos autodestruyendo sin necesidad. Muy parecido a lo que hicieron los argentinos”, dice.
Además, responde a la crítica que le hacen de ser frívolo: “Me han dicho tanto eso… pero pienso que lo frívolo es tratar mal un tema. No hay frivolidad alguna en hablar de deporte, de moda o de lujo. Lo que es frívolo es hacer un mal artículo, una mala reflexión política. Me parece muy frívola la gente que habla de política sin saber”.
En esta edición Revista D ofrece columnas de actualidad de Pablo Halpern, María José Naudón, Matías del Río y de la vicepresidenta Legal de Coldeco, Macarena Vargas, quien apunta los dardos por el caso de la “muñeca bielorrusa”, además de secciones permanentes escritas por Ernesto Ayala, Gonzalo Saavedra, Jeannette Plaut y Juan Diego Santa Cruz.
La Edición №17 de Revista D está disponible en papel digital y también puedes suscribirte a sus ediciones impresas, en lo que es un deleite en diseño, fotografía, ilustraciones y escritos.