Este 19 de septiembre, en medio de la Parada Militar, en la elipse del Parque O’Higgins, Drako, un valiente pastor belga malinois que, tras nueve años de impecable servicio, desfiló por última vez, cerrando así su etapa en el Ejército de Chile.
Nacido el 5 de abril de 2016 como parte de una camada institucional, Drako demostró desde pequeño un carácter firme, disciplina destacada y una fidelidad inquebrantable.
A lo largo de casi una década, fue parte fundamental de la Unidad Canina Militar del Regimiento de Policía Militar N° 1 Santiago, cumpliendo funciones de alta exigencia como detección de explosivos, apoyo en operaciones tácticas y labores de seguridad.
Sin embargo, su trayectoria va más allá del entrenamiento. Drako fue parte de misiones reales de alto riesgo, ya que sirvió en zonas fronterizas bajo mando de Jefaturas de Áreas Fronterizas y también integró la Brigada de Operaciones Especiales Lautaro, participando incluso en descensos desde helicópteros junto a su guía.
Ese lazo es descrito con profunda emoción por el Sargento 2° Francisco Rodríguez G., su guía y compañero inseparable durante todos estos años. “El compromiso y la conexión que se logra entre un guía y su perro es algo único. Drako tiene un nivel de adiestramiento excepcional, es un perro fenomenal, un ejemplo para las nuevas generaciones de canes militares”, dijo.
“Es un compañero único, por su carácter, su fortaleza, su energía. Siempre dispuesto a trabajar, siempre al 100%”, agregó.
Desde que en 2014 el Ejército incorporó a los pastores belgas malinois a sus equipos K-9, se buscaba un perro con resistencia, inteligencia y entrega total. Drako no solo cumplió esas expectativas: las superó con creces.
Tras la Parada Militar 2025, que rinde homenaje a las Glorias del Ejército, Drako se retiró oficialmente y comenzará una nueva etapa de su vida en el hogar de su guía, quien lo recibirá como parte de su familia, honrando todos los años de trabajo compartido.