A dos semanas de la Junta Nacional que decidió respaldar a la candidata Jeannette Jara e integrar el pacto Unidad por Chile, el senador y presidente de la Democracia Cristiana (DC) Francisco Huenchumilla reflexiona sobre cómo la decisión ha sido digerida por la militancia en el contexto de un crispado clima interno.
Una muestra de esa tensión interna que sigue vigente fueron las declaraciones del ex presidente Eduardo Frei Ruiz.-Tagle quien calificó la decisión de apoyar a Jara como una “traición a los principios fundacionales” de la falange.
Respecto a dichas declaraciones, Huenchumilla reafirma en conversación con EL DÍNAMO lo que había expresado hace unos días: “Las opiniones del presidente Frei Ruiz-Tagle son como las opiniones que tenemos y que la historia tiene respecto del presidente Frei Montalva. Es la historia después la que va a juzgar si él estuvo a la altura o no como ex jefe de Estado en un escenario de contingencia como lo que estamos viviendo hoy día”.
—¿Cómo ha decantado en el partido la decisión de respaldar a Jeannette Jara?
—Naturalmente que esta decisión no fue pacífica. Tuvimos tensiones, porque se trata de un escenario político que no habíamos vivido antes en el país, y en consecuencia yo acepto esa realidad. Pero creo que con el transcurso del tiempo el partido se ha ido tranquilizando, porque estamos conscientes de que esta es una coalición de diez partidos, no es una candidata en términos individuales. Vamos a tener una coalición de muchos partidos que vamos a estar unidos por una hoja de ruta que será el programa presidencial, y también queremos tener una bancada parlamentaria que nos permita tener diputados y senadores en el Congreso mediante un acuerdo parlamentario que estamos trabajando. Ese es el escenario completo en que nos estamos moviendo: un affectio societatis para tener una coalición con lealtad encabezada por Jeannette Jara.
—¿No se ha dado esa fuga masiva que se anunciaba antes de la Junta Nacional?
—Yo diría que no se ha producido ningún quiebre, ninguna escisión en el partido. Desde Arica a Punta Arenas no ha renunciado ningún candidato por esa naturaleza —de los candidatos a diputados o senadores—, ha habido un par de renuncias (de militantes), pero que forma parte de lo natural en todos los partidos. Y por eso digo yo que hemos superado esa fase y tenemos a la Democracia Cristiana tranquilizada.
—¿Pero no han renunciado candidatos? Jorge Sabag se bajó de la lista de la DC.
—Él había salido del partido hace mucho tiempo. Entonces no es democratacristiano.
—¿Y Carolina Goic? Había esas conversaciones para competir en la senatorial por el Maule.
—A Carolina nunca la hemos tenido en la nómina como candidata o como precandidata. Podrían haber sido conversaciones privadas probablemente, pero nunca acá oficialmente ella apareció como precandidata en el partido.
—Usted dice que no ha habido una nueva escisión en el partido, ¿pero no es hoy día la falange un partido quebrado en torno a los ideales y a las convicciones políticas?
—El partido tomó una decisión democrática por un quórum contundente. Y como sucede en toda organización que se rige por esos principios de tolerancia y de democracia interna, lógicamente que no hay uniformidad, no hay unanimidad. Es cuestión de ver las noticias de lo que pasa en todos los partidos políticos en Chile. Es natural, los seres humanos no somos un regimiento con alguien que dé una orden vertical y se cumpla a cabalidad. Hay discrepancias, hay distintos puntos de vista, y eso se discute, después se resuelve, y se vota. Y la Democracia Cristiana votó democráticamente con toda su gente, sin perjuicio de que puedan haber algunos que no hayan quedado contentos con esa decisión. Pero así funciona la democracia.
—Una de las voces discrepantes es la del ex presidente Eduardo Frei. Él dijo textualmente que el partido “traicionó sus ideales” por “fines electorales”. ¿Qué tanto golpea a la DC que su principal referente en vida exprese una opinión tan dura respecto a las decisiones que está tomando el partido?
—Yo no estoy de acuerdo con lo que dijo el presidente Frei, pero tampoco estoy de acuerdo con muchas de las cosas que él ha dicho. Él estuvo apoyando a algunos candidatos a alcaldes de la derecha, y yo no estuve de acuerdo en eso. Pero como él es ex presidente de la República, entonces yo le dejo el juicio de la historia. Las opiniones del presidente Frei Ruiz-Tagle son como las opiniones que tenemos y que la historia tiene respecto del presidente Frei Montalva. Es la historia después la que va a juzgar si él estuvo a la altura o no como ex jefe de Estado en un escenario de contingencia como lo que estamos viviendo hoy día. Esa es su propia responsabilidad.
—Cuando usted dice que “la historia será la que lo juzgue”, ¿a qué se refiere?
—Un presidente de la República no es un ciudadano común y corriente. Ese ciudadano tuvo el honor, por decisión democrática de la gente, de asumir la conducción del Estado. Por ese solo hecho pasa a la historia y después es juzgado. Por lo tanto, todo lo que haga o diga un expresidente en su vida, todo es público y está sometido al juicio de la historia. Eso es lo que estoy diciendo. Ahora, si ese juicio es positivo o negativo, bueno, eso la historia lo dirá. Y por eso él tiene que asumir esa responsabilidad frente a la historia.
—¿Por qué cree que el ex presidente se está equivocando en esta pasada respecto a su definición presidencial?
—Yo no digo que se esté equivocando. Digo que yo tengo una opinión distinta a la de él. Esa es su opinión y él responde delante de la historia. Tenemos visiones distintas, pero yo no lo estoy calificando de que esté equivocado. Yo no comparto su declaración y pienso de manera distinta, pero él fue jefe de Estado.
—Usted mencionaba que el ex presidente ha tomado decisiones que contravienen las decisiones del partido en varias ocasiones: los dos plebiscitos y el respaldo que tuvo a cartas de la derecha en las pasadas municipales. ¿Qué sentido tiene la militancia del ex presidente en la DC si es que parece que él y el partido tomaron rumbos políticos diferentes?
—Pero él, no como ciudadano ni como militante, como ex jefe de Estado, tiene que asumir sus conductas y sus dichos en esa calidad. Y eso nosotros lo respetamos. Por eso digo que yo como presidente de la DC no voy a iniciar procesos de juzgamiento ni de nada por el estilo, lo dejo al juicio de la historia, porque él no es un simple militante, fue presidente de la República.
—Pero en términos concretos, en política, en definiciones, en lo que aspira a ser el partido, ¿qué vínculo puede tener la falange con el ex presidente? Pareciera que siempre están en veredas opuestas.
—Esa pregunta usted debería formulársela a él. Esa es una pregunta para el ex presidente Frei, no para mí.
—¿Cree que Frei puede votar por Matthei?
—Es que yo no puedo adivinar qué va a hacer o va a decir el presidente Frei en el futuro. ¿Cómo podría yo adivinar cuáles van a ser sus pasos o sus puntos de vista? Hay que consultarle a él esas cosas.
—¿Y usted cree que hay una parte de la militancia que pueda votar por Matthei?
—Yo no tengo la capacidad de juzgar al interior de la urna cómo vota la gente.

—En cuanto a la composición del comando, ¿cuándo la DC pasará a integrar oficialmente el comando a través de militantes que puedan cumplir funciones?
—Nosotros presentamos una nómina de militantes que van a participar y entiendo que ya están incorporados trabajando.
—¿Hay algún aspecto en particular en que a la DC le interese influir en el comando o en el programa?
—A nosotros nos interesa mucho el programa de gobierno en su conjunto, porque entiendo que esas son las normas y las propuestas que nos van a unir para presentarlas al país. Y esa va a ser la razón por la cual vamos a estar unidos en esta coalición. Entonces son muy importantes como hoja de ruta el conjunto del programa en todos los aspectos. Naturalmente que la economía es una cuestión muy central en un programa de gobierno, y también lo es el tema de la seguridad, que hoy día es uno de los problemas centrales que tiene el país, y todo lo que sean políticas públicas en relación con la justicia social, como por ejemplo la salud, como es por ejemplo la educación, la vivienda, los adultos mayores, los cuidados. Eso es muy importante, pero el programa en su conjunto.
—Usted menciona que hay dos líneas centrales: la economía y la seguridad. Respecto a la economía, una de las propuestas que ha causado diferentes opiniones en la alianza es sobre el sueldo vital, que en particular se refiere a 750 mil pesos como base. ¿La DC suscribe esa propuesta?
—Eso forma parte de la discusión y de las opiniones individuales de algunos. Yo voy a opinar sobre el programa concreto cuando lo tengamos consensuado. Tampoco corresponde estar opinando sobre cuestiones micro que forman parte de lo que se conversa, pero no hay ningún acuerdo programático al respecto. Lo que yo puedo opinar son los lineamientos macroeconómicos, pero los detalles forman parte de la conversación y tendrán que verse al momento de redactar el programa.
—Pero esa es una medida que la candidata ha anunciado, que de alguna forma se ha refrendado por una parte del partido de ella, y ya varios integrantes de la coalición han dado su opinión. ¿No cree que sea relevante que la DC se posicione respecto a esa propuesta?
—Las medidas micro forman parte de las conversaciones, pero no se reflejan en el programa que hemos aprobado. Desde el punto de vista político, yo converso de los aspectos macro y cuando se desarrolle el programa se irá bajando a los aspectos más de detalle. Pero vamos a opinar en concreto cuando tengamos el programa ahí en el cual estamos participando, y yo lo voy a leer y voy a opinar. Una política pública concreta en lo micro forma parte de la contingencia que tendrá que discutirse en su minuto. El programa es una hoja de ruta política de los ejes centrales que va a tener la política económica en este caso, o las políticas públicas respecto a la salud. Pero no podría opinar yo cuántos centros le vamos a colocar a un hospital en materia de salud. Eso forma parte de los detalles.
—¿Usted espera que esa propuesta esté o no esté en el programa?
—No puedo conversar de los detalles.
—Respecto al programa en general, ¿usted espera que tenga un sello socialdemócrata, y no un sello como el programa que se presentó en primera vuelta, que era un programa más bien del Partido Comunista?
—La verdad de las cosas es que hoy día lo que funciona en el mundo es una economía social de mercado. Yo adhiero a la economía social de mercado, a una economía que funcione con sentido social, y en virtud de ese predicamento es que vamos a leer el programa. Y no solo lo voy a leer, sino que lo voy a estudiar.

—Una economía social de mercado, ¿implicaría hacer cambios sustanciales al funcionamiento económico actual?
—Yo creo que tenemos un consenso en Chile respecto de lo que es el modelo económico en Chile como una economía social de mercado. Yo creo que el neoliberalismo que tuvimos en tiempos de Pinochet y de la derecha se ha ido transformando lentamente en los grandes consensos que tenemos en el país, como es todo lo que sean los equilibrios macroeconómicos, la responsabilidad fiscal, la política monetaria a cargo del Banco Central, una economía integrada al mundo, una política de exportaciones, de crecimiento de la economía, de la inversión, del ahorro, del control de la inflación, de fomentar el empleo, de fomentar a la pequeña y mediana empresa, de tener justicia social con un código de trabajo que sea a la altura de lo que los trabajadores hoy en día requieren, con políticas de salud, con políticas respecto de los ancianos, de la tercera edad y de los cuidados. Todos esos son temas que tienen que estar en un modelo económico.
—Respecto a la materia electoral, ¿cuál es la aspiración que tiene la Democracia Cristiana en la integración de esta lista?
—En una negociación de acuerdo parlamentario confluyen elementos políticos y elementos de ingeniería electoral. La pregunta es qué es lo más óptimo para obtener un mejor rendimiento. Entonces usted mira a la derecha y ve que estarían en un problema porque no logran ponerse de acuerdo en cuál es el mejor rendimiento, y van a tener a lo mejor dos listas o tres listas. Nosotros pensamos que el mejor rendimiento electoral podría ser una lista, pero si no hay acuerdo en una lista, tendremos que ir en dos listas. Esa es una cosa que se está conversando. Y nosotros tenemos un objetivo, que es consolidar el partido y tener los parlamentarios que tenemos, y poder recuperarlos en base a los parámetros que hoy día da la ley de partidos políticos para seguir existiendo como tal.
—Considerando que la bancada parlamentaria de la DC se ha visto mermada y que se ha instalado el criterio del que tiene mantiene, ¿en qué pie negocia la falange?
—Los partidos están en distintas situaciones. Si un partido tiene un elenco de diez o quince diputados, naturalmente que lo lógico es que quiera mantenerlo. Si un partido está en desarrollo y en posicionamiento a lo largo del país, es natural que busque ampliarse. Y si nosotros tenemos pocos parlamentarios y no queremos caer en un problema de legalidad de la existencia, el objetivo naturalmente es un problema de la legalidad del partido, y para eso necesita cupos mínimos y una votación mínima para cumplir con la ley. Entonces cada partido tiene objetivos distintos de acuerdo a su realidad, pero cuando tú estás en una coalición esos elementos se colocan encima de la mesa, y si tú quieres realmente formar una coalición y tienes ese affectio societatis, entonces tendrás que buscar una fórmula que te permita llegar a un acuerdo. Pero eso es un proceso. Son ciencias sociales, no son ciencias exactas. La política no es matemática. Es un proceso de negociación.
—¿Cómo ve las pretensiones de los partidos y qué cree que efectivamente hace falta para llegar a la lista única?
—La esencia de los partidos políticos es llegar a conducir el Estado, y eso se manifiesta no solo en la jefatura del Estado, sino también en las fuerzas parlamentarias en la democracia occidental que tenemos nosotros. Entonces es natural que los partidos políticos aspiren a tener una fuerza parlamentaria, pero si tú estás en una coalición, obligatoriamente tienes que tratar de cuadrar la caja mediante concesiones y una negociación. Pero eso es un procedimiento en curso, como sucede aquí y en todas partes del mundo. Es típicamente un proceso de negociación política propio de las democracias occidentales.
—En el caso de que haya dos listas, ¿cómo se configurarían esas listas? ¿Cómo se está dando esa conversación?
—No puedo pronunciarme sobre una cosa que no existe. Esa es una posibilidad.
—¿Y usted ya definió si va a ir a la reelección?
—Yo, antes de asumir este cargo, estaba con dudas sobre qué es lo que iba a hacer, pero ya como presidente del partido, tengo que asumir esa responsabilidad. Ese es mi tema. Y tenemos la fuerza y la salud necesaria, y por eso estamos al frente del partido. Por lo tanto, sí, así tengo que asumir esa responsabilidad.
—Para su senatorial también han surgido otros nombres, como el de la ex presidenta de la Convención, Elisa Loncón. ¿Qué le parecen las cartas que se están presentando que podrían ir junto a usted en la lista del oficialismo?
—Yo respeto a todas las personas que quieran aspirar a ser diputados o senadores a lo largo del país y de todos los partidos políticos. A mí no me corresponde juzgar a nadie de los partidos que van a llevar. Será la ciudadanía la que tendrá que juzgar.