Perder es cuestión de método
Tras la fenomenal derrota en las urnas y en las ideas, la izquierda hoy se revisa. Y, como hace mucho rato, el primer análisis viene desde Madrid, donde partió ese narcisismo fatal y esa energía crítica que dibujó a Chile como un país peor de lo que realmente era. En el origen de esa nueva izquierda estaba su fin. Su carácter mediático y universitario permitió crear imágenes y diagnósticos exitosos, pero no mayorías duraderas. De Pablo Iglesias a Boric, pasando por Petro, la nueva izquierda es esencialmente superficial, estética e histérica. Entretiene, pero no convence.
Rafael Gumucio