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21 de Septiembre de 2022

Los momentos claves que permitieron llegar al fin del uso obligatorio de mascarillas

Minsal anunció el fin del uso obligatorio de mascarillas, del pase de movilidad y de los aforos, tras casi dos años de restricciones en donde se logró avanzar en el control de la pandemia del COVID-19.

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El uso obligatorio de mascarillas terminará el 1 de octubre. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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El Ministerio de Salud (Minsal) anunció que el próximo 1 de octubre de 2022 se pondrá fin al uso obligatorio de mascarillas, se descontinuará el pase de movilidad y se eliminarán los aforos, en un paso gigantesco al control de la pandemia de COVID-19, que lleva más de dos años vigente en Chile.

La apertura llegó en momentos en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé el pronto término de la emergencia sanitaria, el que fue declarado de plano por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien aseguró que la pandemia en su país “se acabó”.

Para llegar a esta instancia, Chile tuvo que pasar por complicados momentos llenos de restricciones a la movilidad y a las libertades. Las cuarentenas y el toque de queda marcaron a la población, en medio de un crudo avance de la enfermedad, la que hasta el momento ha cobrado la vida de más de 60 mil personas (entre casos confirmados y probables).

La implementación de las vacunas, el cumplimiento de las medidas sanitarias y el trabajo continuado de un gobierno a otro permitieron que se llegara a un registro mínimo de personas hospitalizadas y un índice de contagio controlado.

Los momentos claves para lograr el fin de las mascarillas

La imposición de las mascarillas

Paradójicamente, el fin de las mascarillas está relacionado a la implementación de estas, ya que demostró la preocupación inicial que mostraron las autoridades y especialmente la población con el coronavirus.

En febrero de 2020, cuando llegaban los primeros reportes sobre el SARS-CoV-2, se decretó la alerta sanitaria. En aquel entonces, el Ministerio de Salud (Minsal) no dio cuenta sobre el uso del elemento de protección, aunque entidades como el Colegio de Químico-Farmacéuticos y Bioquímicos instaron al Gobierno a comprarlas para mantener un stock en los establecimientos de salud.

En marzo, cuando se decretaron las cuarentenas parciales y el estado de emergencia, muchas personas comenzaron a salir a la calle con mascarilla. 

El 6 de abril, el ministro de Salud, Jaime Mañalich, entregó la primera recomendación clara sobre el tema, a pesar de que organismos como la propia OMS ponían en duda su eficacia, apuntando en mayor medida al lavado frecuente de manos.

El 17 de abril de 2020 se estableció como obligatorio el uso de mascarillas en lugares donde se encuentren 10 o más personas en espacios cerrados. La medida rigió en aeropuertos, locales comerciales, hoteles, establecimientos de salud, lugares de trabajo, establecimientos educacionales, residencias de adultos mayores, recintos deportivos, lugares de fabricación de alimentos y medicamentos.

Las investigaciones comprobaron que el uso de la mascarilla fue clave para prevenir las infecciones, especialmente en lugares cerrados y de alta aglomeración. Su uso prematuro y persistencia en llevarla a pesar de la disminución de los contagios fue fundamental a la espera de la llegada de las vacunas.

La compra de vacunas

En 2020, cuando los laboratorios estaban desarrollando las primeras vacunas contra el COVID-19, el Gobierno decidió avanzar en contratos para adquirir las primeras dosis. El entonces ministro de Ciencias, Andrés Couve, y el subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, Rodrigo Yáñez, fueron claves en la gestión.

Aquello permitió que el 24 de diciembre de 2020, a menos de un año de la llegada del SARS-CoV-2 al país, se pudiera vacunar a la primera persona. Zulema Riquelme, trabajadora de la salud del Hospital Sótero del Río de Puente Alto, recibió la primera de sus dosis de la fórmula del laboratorio Pfizer.

En el verano de 2021 se concretó la masiva llegada de las vacunas Sinovac, en donde el Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia (IMII) y la Pontificia Universidad Católica (PUC) fueron claves en alcanzar los acuerdos con la farmacéutica china.

Esto permitió a Chile tener una importante reserva de dosis, superando a países vecinos, que iban más atrasados en los procesos de inoculación, gestión que fue destacada a nivel mundial.

La alta cobertura en la vacunación

La disponibilidad de las vacunas era un tema prácticamente resuelto por las autoridades. La cobertura quedó en manos de la ciudadanía, que participó masivamente poniendo su brazo para recibir todas las dosis necesarias.

Los adultos mayores, conscientes de su alta vulnerabilidad con la enfermedad, se sumaron de inmediato al proceso y encabezaron las cifras de inoculación.

A medida que el proceso avanzaba en edad se vio una menor adherencia, pero otras medidas tomadas por el Ejecutivo permitieron entregar incentivos, los que finalmente hicieron que casi un 90% de la población total contara con al menos 3 dosis durante 2022.

El pase de movilidad

En mayo de 2021, el ministro Enrique Paris informó la implementación de un pase de movilidad, documento que certificaría el estado de vacunación de las personas para permitirles realizar varias actividades.

La medida fue resistida inicialmente por el Colegio Médico, que acusó que con esto se entregaban medidas equívocas sobre la percepción de riesgo frente al coronavirus. La molestia llegó a tal nivel que la ex presidenta del gremio, Izkia Siches, se retiró de la Mesa Social COVID-19.

Sin embargo, el documento cumplió con su misión, ya que tras días de su implementación se informó de una cifra “récord” de vacunados diarios.

Paso a Paso que continuó

Durante los primeros meses de la pandemia de COVID-19 el Gobierno no tuvo una definición clara sobre los confinamientos para frenar la circulación del virus.

El 19 de julio de 2020, el ex presidente Sebastián Piñera anunció la implementación del plan Paso a Paso, que consideró cinco etapas a las cuales se avanzaría o se retrocedería en relación a la situación epidemiológica de cada territorio.

Desde entonces, las fases de cuarentena, transición, preparación, apertura inicial y apertura avanzada se instalaron en la vida diaria de los chilenos. 

Los permisos temporales en comisaría virtual y los aforos eran elementos claves para que el país siguiera funcionando con mediana normalidad en plena crisis sanitaria.

En marzo de 2022, tras el cambio de mando, la administración del presidente Gabriel Boric decidió cambiar algunos fundamentos de este plan, modificando los “pasos” por tres etapas (Alto, Medio y Bajo Impacto Sanitario). En paralelo, se organizó un comité asesor de expertos que contó con la participación de autoridades del gobierno anterior, lo que sirvió como una señal de continuidad de las políticas sanitarias.

Con una mejoría en las cifras -especialmente en las de hospitalizaciones y muertes-, se permitieron avances fundamentales, como la flexibilización del uso de mascarillas y el aumento de aforos en eventos masivos.

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